kintsugi

Publicado el 2020-11-10 In Columna - Manuel de la Barreda, José Kentenich

El 10 ya lo tenemos. Veamos ahora que hacer para conservarlo

Manuel de la Barreda, España •

“El 10 ya lo tenemos. Veamos ahora que hacer para conservarlo.” Esta frase, o una parecida, la decía Michelle Pfeiffer en la película “Mentes peligrosas” (“Dangerous Minds” 1995). La protagonista, una profesora nueva que llega a un problemático instituto de California y le asignan la clase con los alumnos más conflictivos, dice esta frase al principio de curso. Les cambia la perspectiva y a partir de este comienzo logra reconducir a sus alumnos. —

En el fondo, Dios actúa con nosotros de la misma forma. El 10 nos lo ha regalado a través de Cristo. Ya hemos sido salvados. Lo que a nosotros nos toca es conservar ese 10, esa A.

Nuestra vida espiritual nos la han enseñado muchas veces desde el punto de vista del “ganarla”. Desde el voluntarismo, por el cual nosotros debemos ganarnos la salvación. El más compasivo decía que la gracia ayuda a que ganemos esa vida eterna que nos es prometida.

kintsug

La imagen del kintsugi (una técnica de origen japonés para arreglar fracturas de la cerámica con barniz de resina espolvoreado o mezclado con polvo de oro, plata o platino. Forma parte de una filosofía que plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto, y que deben mostrarse en lugar de ocultarse, incorporarse y además hacerlo para embellecer el objeto, poniendo de manifiesto su transformación e historia.) es muy ilustradora y bella. Se recompone con oro y es mas valiosa que la original ya muy valiosa, son varias manos de artesanos las que actúan y nunca deja de ser ella. Ese oro es la gracia y el arte del artesano es el amor del mismo que sabe actuar

Cambio de perspectiva

Personalmente he llegado a creer que eso es un gran error, pero hasta escuchar esta frase que da título a este artículo, no había encontrado la manera de expresar precisamente lo contrario.

San Ignacio de Loyola, gran inspirador del P. Kentenich, ya decía también lo de “hacer todo como si no dependiese de Dios, pero sabiendo que todo depende de Dios”.

Y es el padre Kentenich quien me ha ido sacando de ese error con su pedagogía y haciéndome cambiar de perspectiva.

Ante las noticias sobre el Padre Kentenich que han sido publicadas, ¿cómo conservar ese 10?

Y ahora soy como parte de la familia de Schoenstatt, alumnos de esa clase que decía al principio. No por ser rebeldes, sino por estar dolidos y desorientados. Por creernos engañados, por juzgar sin conocer las circunstancias. Y sobre todo, por dejar que nuestro ánimo decaiga al primer revés.

Pero el 10 ya lo tenemos. El 10 es lo que hemos vivido en Schoenstatt desde que hemos empezado a andar por este camino de santidad. Ahora, y ante las noticias sobre el Padre Kentenich que están publicándose, ¿cómo conservar ese 10?

Esta mañana estaba en mi santuario hogar rezando y he tenido la ocasión de leer un comentario de una amiga, de Paz Leiva, a la cual muchos habéis leído en este schoenstatt.org. Y me ha acompañado en una oración hecha reflexiones que paso a compartir.

1 El colegio de los legionarios

Esta es la tercera vez en mi vida que me pasa algo parecido. La primera vez fue con el P. Maciel y el Regnum Christi y los legionarios de Cristo. Mis hijos iban entonces, y lo sigue haciendo la menor, a un colegio de los legionarios. La noticia fue confirmada y causó un tremendo revuelo entre los padres de los alumnos del colegio, muchos abandonaron el colegio. Muchos sacerdotes dejaron el movimiento y pasaron a las diócesis correspondientes. Muchas consagradas también salieron. Pero el colegio ahí sigue y las personas que no abandonaron el barco, sin que esta frase sea una recriminación a quienes salieron del movimiento pues las circunstancias de cada uno solo las conoce Dios y solo Él las puede apreciar en plenitud, siguen haciendo el bien a mucha gente formando a los jóvenes del mundo entero. Siguen haciendo el bien y cumpliendo una misión, un apostolado que les santifica.

El Arca

La segunda vez ha sido a principios de este año. He escrito alguna vez aquí sobre El Arca, L’árche, que fundó Jean Vanier. El Arca, la cabeza internacional de la organización promovió una investigación contratando a una agencia externa sobre unas acusaciones de abuso que se vertían sobre Jean Vanier. Y se comprobó que sí, que habían habido abusos a seis mujeres adultas no discapacitadas. Pero para mí, al margen de lo abominable que pueda ser esa verdad, no me afecta en la Fundación El Arca de Madrid que yo presido. Los libros que ha escrito, la enseñanza que ha transmitido esta persona, Jean Vanier, y la obra que en torno a él ha crecido, El Arca, son imprescindibles en el mundo de la discapacidad intelectual hoy en día.

Frases de Jean Vanier:

  • “Durante esos primeros meses aprendí muchísimo. Estaba empezando a descubrir la inmensa cantidad de dolor oculto en el interior de Raphael y Philippe y otros muchos hermanos y hermanas suyos. Percibí que estaban rotos por el rechazo, el abandono y la falta de respeto”. (Nota del autor: El Arca comienza cuando Jean Vanier después de visitar un manicomio en 1964 e impactado por las condiciones en que vivían los allí internados, decide llevarse a vivir con él a dos de ellos, Philippe y Raphael. Esto transformó a todo su entorno y de ahí nace El Arca).
  • “Al mismo tiempo descubrí algo de la belleza y de la ternura de sus corazones, su capacidad de comunión. Estaba comenzando a sentir que vivir con ellos podía transformarme, no despertando y desarrollando mis cualidades de liderazgo e inteligencia, sino despertando las cualidades del corazón, el niño que llevo adentro”.
  • “Amar a una persona no consiste primeramente en hacer algo por ella, sino en ayudarle a descubrir su belleza, su unicidad, la luz oculta en ella, el sentido de su vida. Así se le comunica una esperanza y un deseo de cambiar y de crecer”.

Frases como estas han hecho cambiar al mundo entero su visión sobre las personas discapacitadas. Y ha hecho que las personas que nos acercamos al mundo de la discapacidad podamos disfrutar y aprender de unos magníficos maestros, de corazón limpio e inocencia angelical como son las personas con discapacidad intelectual.

Pero también hemos aprendido a tratar al resto de seres humanos:

  • “Qué difícil es acoger a la gente tal y como es, con todo lo bueno y herido que hay en ella. Los padres esperan mucho de sus hijos; los esposos esperan mucho el uno del otro. Si nos creamos una imagen del otro y no se corresponde con la realidad, nos decepcionamos y tendemos a rechazarlo. La imagen que tenemos del otro, o la imagen de lo que quisiéramos que fuera, impide la comunión”.

Quién quiera negar la bondad y sabiduría que hay en estas frases, por culpa de los hechos comprobados de aquellos abusos, no digo que esté en un error, pues no soy nadie para juzgar, pero sí que se pierde un gran tesoro, aunque vaya en una vasija de barro rota.

Si se confirmaran nuestros peores temores

Y ahora el padre Kentenich. Partimos de una base: a diferencia de los casos anteriores, sobre el P. Kentenich no hay ninguna sentencia ni hecho demostrado. Indicios sí, pero nada más. Ahora, si desgraciadamente se confirmara todo lo del P. Kentenich en su peor versión, su obra, inspirada por el Espíritu Santo y amparada por la Mater seguirán ahí y a cada uno de nosotros nos ha movido y educado hasta dónde somos y estamos hoy en día.

Sigo poniéndome en la situación de que se confirmen nuestros peores temores respecto al P. Kentenich. Se haría entonces vida la palabra de san Pablo de “en mi debilidad está mi fortaleza”, como he intentado explicar antes con el Regnum Christi y El Arca y no solo estos tres casos. Sin Pablo – perseguidor de la Iglesia naciente, Sin Pedro – cobarde y traicionero, no solo en la Pasión, sino también al final de su vida cuando huía de Roma por las persecuciones, la Iglesia no existiría. O mejor Dios quiere que la Iglesia sea construida con ellos, humanos y débiles.

¿No es Santo Dimas el Buen Ladrón? Y su vida no fue ejemplar, solo sus últimos minutos. ¿Quién nos dice entonces que tanto el P. Maciel, Jean Vanier o el mismo P. Kentenich (poniéndome en el peor de los casos como he dicho antes) no sean unos San Dimas por haberse acogido a la misericordia de Dios en el último minuto, conservando ese 10 que Dios nos ha regalado con su redención?

¿No será que el P. Kentenich no quiere “ser santo”, canonizado por la Iglesia, tal y como estamos?

Haciendo un examen general de la obra de Schoenstatt y haciéndome eco de unas frases del P. Alejandro en su entrevista del 5 de noviembre, tal vez no estemos hoy en día en Schoenstatt a la altura de las expectativas que para nosotros soñó el P. Kentenich. Tal vez nos hemos acomodado demasiado y nos hemos puesto a peinar ovejas, como nos dijo el Papa Francisco en 2014. Tal vez hemos perdido como movimiento esa osadía de no ir por el camino fácil, de optar por el Campo de Dachau, en lugar de por un sencillo informe médico.

¿No será que el P. Kentenich no quiere “ser santo”, canonizado por la Iglesia, tal y como estamos? ¿No será que el P. Kentenich quiere que le hagamos santo nosotros en su obra, tal y como él la inspiró desde el principio? Al fin y al cabo, esto también lo ha dicho el Papa Francisco, que le debemos hacer santo nosotros al padre Kentenich.

Esto último implica un cambio de actitud general en nosotros. Sí. Que se sepa la verdad y se investigue hasta el final pero dejarlo al margen de nuestra vida y trabajo, que deben orientarse a ese hombre nuevo en una nueva comunidad para la Iglesia del siglo XXI que soñó y por la que dio su vida.

La Mater nos lleva de su mano.

La imagen que yo tengo del padre Kentenich no es de una persona que le gustara que le defendieran a capa y espada con argumentos y datos más o menos teóricos. Lo único que ese pecador, el padre Kentenich, como todo el mundo, me parece que quería, es que la Iglesia siguiera hacia delante y él aportaba toda su visión y toda su obra para ello.

¿Nos es más fácil, en teoría, seguir a alguien perfecto? Un santo certificado por la Iglesia. La práctica es distinta. El único perfecto es Cristo, es Dios, que crearon la Iglesia tal y como es y no paramos de ponerle pegas. Por tanto, ¿no es más real seguir a alguien imperfecto que ha dado su vida y sus tropiezos por seguir al Único Perfecto?

Una última cosa. Al margen de todo, salga lo que salga, la Mater nos lleva de su mano. ¿Qué voy a hacer entonces yo? ¿Qué vamos a hacer nosotros? ¿Qué va a hacer Schoenstatt?

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3 Responses

  1. Juan dice:

    Perdóname si vuelvo a responder, pero la situación de los legionarios también es completamente diferente. No quiero estar en su lugar, porque tienen que hacer la damnatio memoriae de un drogadicto, pervertido, pedófilo, falso fundador, que nunca escribió nada de su propia mano, apegado al dinero, que no fue perseguido por la Iglesia sino encubierto por sus amigos , que parece haber muerto rechazando los sacramentos. No sabemos a dónde conducirá esta situación, el padre de Kentenich no era perfecto y podría ser que haya hechos polémicos sobre él, podría ser que se pueda detener la causa de beatificación, pero los miembros del movimiento schoenstattiano pueden estar seguros de que ciertamente no están en la misma situación que los legionarios.

  2. Juan dice:

    La situación del padre Kentenich es completamente diferente a la de Marcel Maciel. Marcel Maciel es un pervertido, con una doble vida, tal vez enfermo mental. No es una comparación que se mantenga.

    • Manuel de la Barreda dice:

      No pretendo fijarme en dicha comparación, que como dices no es equiparable, sino más bien en el resto de personas del Regnum Christi y los Legionarios de Cristo que a pesar de eso siguieron haciendo su camino de santidad dedicandose a los diversos apostolados que hacen.

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