Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt

Vamos a explicar ahora el nombre de «esta» Virgen. Comencemos por el final. El hecho de llevar un nombre extranjero, en alemán -idioma difícil para muchos- crea una primera dificultad. A veces se levantan voces preguntando si no sería posible traducir, o eventualmente cambiar, el nombre de «Schoenstatt». Tales reacciones son comprensibles. Pero el nombre no se puede cambiar. ¿Por qué?

Porque expresa un vínculo fundamental al lugar concreto donde la Sma. Virgen ha querido manifestarse. El nombre de una persona, sea individual o colectivo, no es algo accidental. Revela, de alguna manera, lo que la persona es, quiere poner de manifiesto lo típico de su misión. Todo nombre tiene también su historia. Así el de «esta» Virgen, cuyo título oficial es el de «Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt.

Mater ter admirabilis

¿Cómo, entonces, surgió el mismo? Debemos retroceder hasta la fundación de Schoenstatt, a los años de la primera Guerra Mundial. A través de la Congregación Mariana se introdujo en Schoenstatt el nombre de «Madre tres veces Admirable», ya que ella se inspiró en la famosa Congregación Mariana de Ingolstadt (donde María era venerada bajo la advocación: «Mater ter admirabilis», Madre tres veces Admirable, título preferido por su santo inspirador, el Padre Rem, SJ). En aquella época circulaba entre los jóvenes congregantes una oración, compuesta por el Padre Kentenich, que comenzaba así: «Madre tres veces admirable, enséñanos a combatir como luchadores tuyos…».

Reina

Más tarde se añadió al nombre oficial de la Virgen de Schoenstatt la palabra: «Reina». Fue en tiempos de la lucha contra el Nacionalsocialismo. Como en todos los demás movimientos e instituciones católicas de Alemania, Schoenstatt fue perseguido por la dictadura nazi. Desde un plano puramente humano, fue una lucha muy desigual. El Padre Kentenich la comparó, en su momento, al enfrentamiento del pequeño David con el gigante Goliath. La Familia de Schoenstatt, juntando fuerzas en sí misma, tomó conciencia de la consagración, de la alianza de amor que la unía a la Virgen María. Surgió entonces en sus filas una corriente de coronación, tanto en Schoenstatt, como más tarde entre los prisioneros schoenstattianos en el campo de concentración de Dachau. Aquí fue coronada como «Reina del campo de concentración». Con este acto de piedad mariana, querían reconocer, ante María, su desvalimiento humano, pero al mismo tiempo, el poder real de la Sma. Virgen, expresando la total disponibilidad a su servicio. A su regreso del campo de concentración, el Padre Kentenich renovó solemnemente esta coronación en Schoenstatt, el 18 de octubre de 1946, proclamando a la Virgen María «Reina del mundo».

Victoriosa

El título de «Victoriosa» es más reciente, y surge también de la historia de la Familia de Schoenstatt. Pocos años después de la liberación del campo de concentración, comenzaron para el Padre Kentenich y para Schoenstatt duras pruebas. Esta vez las dificultades fueron con la Iglesia, resultando para el Fundador un destierro de catorce años (1951-1965, la mayor parte de los cuales transcurrió en Milwaukee/USA, de 1952 a 1965). El mismo concluyó con su rehabilitación en Roma, durante el transcurso de la cuarta y última sesión del Concilio Vaticano II, por el Papa Pablo VI. Para Schoenstatt fueron tiempos muy duros. Por momentos no se vislumbraba, humanamente hablando, ninguna solución a los problemas planteados. En medio de muchas oscuridades, el Padre Kentenich mantuvo impertérrito una total confianza en la victoria final de la Sma. Virgen. Los acontecimientos del año 1965 (su ida a Roma y su rehabilitación, que culminaron con su regreso a Schoenstatt en la Nochebuena de ese año, tras 14 años de ausencia) produjeron un cambio decisivo en la situación. En reconocimiento a la manifiesta acción que le cupo a la Virgen María en su liberación, el Padre Kentenich, a partir de un acto de coronación de la Sma. Virgen en Liebfrauenhohe (31 de mayo de 1966), quiso que, en adelante, al título de Madre y Reina de Schoenstatt se añadiese el de «Victoriosa».

La Virgen María que se ha manifestado en Schoenstatt.

Antes de concluir, valga una aclaración. Comenzamos explicando el nombre oficial de «esta» Virgen. Qué responder a la pregunta: ¿Por qué hay tantas advocaciones diferentes de la Virgen María? ¿Qué significa esto? La respuesta es simple: No es que haya diversas vírgenes, por más que hablemos de la Virgen de Luján, la Virgen de Itatí, la Virgen del Valle, la Virgen de Fátima, la Virgen de Lourdes, de María Auxiliadora… o cualquier otra de las múltiples advocaciones o títulos existentes. Es cuestión de cambiar la preposición «de» por la preposición «en», en cuyo caso se esclarece la cuestión. Existe una única y misma Virgen María, Madre de Dios y Madre de todos los hombres, que se ha manifestado -y manifiesta- en diversos lugares: en Luján; en Itatí; en Lourdes o como María Auxiliadora. Al hablar de la Virgen de Schoenstatt, queremos decir lo mismo: es la Virgen María que se ha manifestado en Schoenstatt.

Sus nombres familiares

Hemos aclarado el título oficial de Nuestra Señora de Schoenstatt. Pero esto no significa que el mismo se use en forma cotidiana. Cada persona tiene también un nombre «oficial» (es el que consta en sus documentos de identidad) pero en la vida diaria se la llama, normalmente, con nombres más familiares o cortos. Es así, como uno escucha hablar en Schoenstatt, de «la Mater», de la MTA, de Nuestra Señora de Schoenstatt u otros apelativos. Todas son posibilidades válidas.