Publicado el 2021-03-14 In Temas - Opiniones

Reacción al texto «Información de la Presidencia Internacional de la Obra de Schoenstatt”

Brasil, P. Matheus da Silva Bernardes •

El texto publicado por la Presidencia Internacional de la Obra de Schoenstatt a través de la web oficial schoenstatt.com el 10 de marzo de 2021 mantiene el tono de los textos anteriores, es decir, la ausencia de autocrítica constructiva y la absoluta incapacidad de empatizar con las víctimas de los abusos. –

Justo cuando uno imagina que todos los problemas que rodean a la persona del padre José Kentenich, fundador del Movimiento Internacional de Schoenstatt, se están calmando, nuevas situaciones demuestran que aún se está lejos de llegar a una conclusión.

Este problema salió a la luz cuando la historiadora Alexandra von Teuffenbach reveló a katholisch.de hace casi un año que, mientras investigaba en los archivos secretos del pontificado de Pío XII, encontró un gran volumen de material sobre el período de la Visitación Apostólica a Schoenstatt realizada por el jesuita P. Sebastián Tromp, asesor del Santo Oficio. En este material, la historiadora se encontró con una serie de acusaciones de abusos cometidos por el P. José Kentenich, incluyendo una acusación de abuso sexual.

El resultado del trabajo de Alexandra von Teuffenbach puede verse en el primer volumen de «Vater darf das», publicado en alemán por Traugott Bautz. Hay informaciones de que se está traduciendo este volumen al español, y la propia autora ya ha declarado que pronto se publicará un segundo volumen.

La ausencia de una sola voz que exprese su preocupación por aclarar las circunstancias y los hechos de las acusaciones de abusos contra el P. José Kentenich ha llevado a varios miembros del propio movimiento a cuestionar el grado de oscurantismo en el que se mueve la oficialidad.

Desde la entrevista de Alexandra con katholisch.de, hay que reconocer que la oficialidad del Movimiento de Schoenstatt ha ido recogiendo una serie de declaraciones vergonzosas. La primera, realizada un día después de la primera entrevista, fue cuando menos desastrosa al atacar la reputación de la historiadora. Luego, la ausencia de una sola voz que exprese su preocupación por aclarar las circunstancias y los hechos de las acusaciones de abuso contra el P. Kentenich ha llevado a varios miembros del propio movimiento a cuestionar el grado de oscurantismo en que se mueve la oficialidad. Al mismo tiempo, la falta de una palabra de solidaridad con las víctimas es decepcionante.

Hace unos días, el obispo de la diócesis de Tréveris, monseñor Stephan Ackermann, publicó la resolución de que el proceso de beatificación del padre José Kentenich no será reevaluado por otra comisión histórica, sino por un equipo multidisciplinario. Con esto, el obispo diocesano está señalando claramente, en contraste con la oficialidad del movimiento y especialmente de las Hermanas de María, que no pretende mantener el tema en la oscuridad. Una comisión histórica en un proceso de beatificación está obligada a mantener el secreto sobre su trabajo; un equipo interdisciplinario, no.

Tras la publicación de la resolución, Monseñor Stephan Ackermann concedió una entrevista a paulinus.de en la que mencionó un caso de acusación de abuso sexual que habría cometido el padre José Kentenich, no contra una Hermana de María – como el caso presentado en el volumen uno de «Vater darf das» – sino contra un ciudadano norteamericano durante los años que vivió en Milwaukee.

El proceso canónico, según se desprende de la entrevista, se abrió en la arquidiócesis de Milwaukee/USA. La situación fue comunicada a la diócesis de Tréveris, Alemania, donde el proceso de beatificación ya estaba en marcha.

En la publicación «Informaciones de la Presidencia Internacional de la Obra de Schoenstatt» del 10 de marzo, queda claro que el Movimiento oficial de Schoenstatt conocía el caso en 1997. Sin embargo, se vieron obligados a mantenerlo en secreto porque el proceso canónico se estaba llevando a cabo en la arquidiócesis de Milwaukee.

Por lo tanto, nadie debe reclamar que la Presidencia Internacional lo haya denunciado. Eso está claro. Sin embargo, el texto del 10 de marzo no expresa en ningún momento la más mínima autocrítica ante las posturas oscurantistas ni una muestra de empatía por la víctima, esta vez un ciudadano estadounidense que sigue vivo, y su familia.

Al leer el texto, sólo queda una percepción: el oscurantismo seguirá reinando durante mucho tiempo en la oficialidad del Movimiento, y el falso mesianismo le impedirá ver a su fundador no como un «dios», sino como un ser humano como todos los demás.

Al leer el texto, sólo queda una percepción: el oscurantismo seguirá reinando durante mucho tiempo en la oficialidad del Movimiento y el falso mesianismo le impedirá ver a su fundador no como un «dios», sino como un ser humano como todos los demás. Un ser humano sujeto a fallos, lo que, en ningún momento, significa que sea menos santo. La actitud y las acciones de defender a ultranza al padre José Kentenich hacen muy mal favor a su proceso de beatificación y al propio movimiento.

Por último, es necesario concluir esta reacción al indignante texto de la Presidencia Internacional mostrando que la falta de empatía con las víctimas ya no tiene cabida en la iglesia. Querer acusar y buscar justificaciones pseudopsicológicas para las víctimas no es otra cosa que despreciarlas aún más. Las víctimas siempre serán víctimas. No importa si se debe a una mala interpretación o a cualquier otra circunstancia; la víctima tiene que ser aceptada, escuchada y, si es posible, devuelta.

El oscurantismo sustentado en un falso mesianismo y la falta de empatía con las víctimas no tienen nada de evangélico. No pertenece a la proclamación de la Buena Nueva del Reino de Dios realizada por Jesús de Nazaret.

No decir una palabra al ciudadano estadounidense que acusó al padre José Kentenich de abusos sexuales en 1994 -al igual que hasta ahora la oficialidad no se ha pronunciado en ninguna de sus notas y publicaciones hacia las antiguas Hermanas de María que también le acusaron a mediados del siglo pasado- es, como mínimo, cruel. El oscurantismo sostenido por un falso mesianismo y la falta de empatía con las víctimas no tiene nada de evangélico. No pertenece a la proclamación de la Buena Nueva del Reino de Dios realizada por Jesús de Nazaret.


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1 Responses

  1. Coincido plenamente y celebro la claridad evangélica de este texto: Gracias!

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