Quisiera que mis cenizas pudiesen quedar en Bellavista…

Por Rafael Mascayano, Chile •

En una mezcla de pena y alegría, hemos sido testigos de la pascua de nuestra querida Kiki Quiroz de Tagle, que en su despedida fue velada en la Iglesia de Bellavista, para estar unos momentos frente al Santuario, visitar la tumba de Mario y partir a un cementerio ubicado al norte de Santiago… ¡Cómo me habría gustado que sus restos mortales hubiesen quedado en esa tierra que tanto amó y por la cual tanto se entregó! Para ir a orar junto a ella, para pedir su intercesión como lo hizo acá mientras estaba con nosotros. —

Esta realidad, renovó las conversaciones que con Nena (mi esposa) y otras personas hemos tenido en relación a la decisión a tomar para el momento de nuestra partida o paso a los brazos del Señor y de nuestra Mater…

Ya hemos tomado la decisión de cremación, y realizado los trámites correspondientes, para que nuestras cenizas estén en uno de los Columbarios o Memoriales del lugar donde hemos realizado los trámites correspondientes. Hemos creído adecuado planificar con antelación esto, y con la pena de no poder dejar nuestros restos en el lugar que más nos representa: el Santuario de Bellavista.

¿Y por qué no pueden estar allí esos laicos y laicas que también fueron ejemplo de vida schoenstattiana?

Sí, allí están las hermanas que han sido parte importante y semilla de este santuario; allí están también nuestros sacerdotes que también sembraron y sostuvieron la familia desde su juventud hasta su sacerdocio pleno; allí está también Mario Hiriart ejemplo vivo del 31 de mayo, un Hermano de María que sostuvo el movimiento en Chile (junto a otros) en los tiempos de división y mientras se forjaba la Cruz de la Unidad. ¿Y por qué no pueden estar allí esos laicos y laicas que también fueron ejemplo de vida schoenstattiana, ejemplo de vida del 31 de Mayo? Hay muchos que su vida giró en torno al Santuario de Bellavista y habrían deseado que sus restos continuaran en el terruño que tanto los cobijó y al que tanto entregaron. Desgraciadamente ninguno de ellos está en esas tierras de Bellavista.

Hace algunos días, un amigo nos comentaba, que le había tocado ver en más de alguna oportunidad, a personas dejando cenizas de sus deudos alrededor del santuario, de forma subrepticia, ya que no hay un lugar oficial y es muy grande el deseo de que la Mater nos siga cuidando y acompañando para siempre. Nosotros crecimos en las Juventudes Femenina y Masculina de Schoenstatt, nos conocimos allí, nos casamos en ese lugar de gracias, hemos vivido ligados a esta familia, ¿no sería una consecuencia necesaria el permanecer junto a la Mater en su Santuario? Y lo nuestro es una realidad que comparten una gran mayoría de los laicos y laicas que vivimos cada día unidos en la Alianza de Amor.

Tumba de Mario Hiriart – Fuente: www.schoenstatt.cl

Santuarios abiertos a la vida

Se habla mucho hoy en día de que los Santuarios de Schoenstatt deben estar “abiertos a la vida” que en ellos se entrega, de la presencia fuerte de los laicos en cada Familia, de caminos de “sinodalidad”. ¿No será el momento que los laicos y laicos del Movimiento también podamos tener acceso a lugares donde puedan descansar nuestras cenizas? Dice el lema de estos 75 años “Vamos el uno en el otro”, pero al final de nuestros días nos separamos… Las Hermanas, los sacerdotes quedan allá, los laicos y laicas… no.

Anunciar la fe en la resurrección

La Instrucción Ad resurgendum cum Christo, del 2016 y las aclaraciones posteriores, nos hablan de:

“También en nuestros días, la Iglesia está llamada a anunciar la fe en la resurrección: «La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en ella»[3]”.

“Por último, la sepultura de los cuerpos de los fieles difuntos en los cementerios u otros lugares sagrados favorece el recuerdo y la oración por los difuntos por parte de los familiares y de toda la comunidad cristiana, y la veneración de los mártires y santos”.

“Mediante la sepultura de los cuerpos en los cementerios, en las iglesias o en las áreas a ellos dedicadas, la tradición cristiana ha custodiado la comunión entre los vivos y los muertos, y se ha opuesto a la tendencia a ocultar o privatizar el evento de la muerte y el significado que tiene para los cristianos”.

“La conservación de las cenizas en un lugar sagrado puede ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la oración y el recuerdo de los familiares y de la comunidad cristiana. Así, además, se evita la posibilidad de olvido, falta de respeto y malos tratos, que pueden sobrevenir sobre todo una vez pasada la primera generación, así como prácticas inconvenientes o supersticiosas”.

Ya tenemos la experiencia concreta de la construcción que se está realizando de un Columbario o Memorial en el Santuario de Schoenstatt en San Fernando (Las Rosas), ¿y por qué no en Bellavista? Al visitar nuestro santuario de Bellavista, ir a misa, bien podríamos pasar a orar junto a tantas y tantos hermanos laicos y laicas que han dado su vida en esta Alianza de Amor con la Mater, y que son parte relevante de la historia sagrada de nuestra comunidad schoenstattiana, de esta porción de la Iglesia de Cristo.

¿Será mucho pedir que para estos 75 años del 31 de Mayo, se pueda pensar, deliberar y echar a andar la idea de la construcción de un Columbario o Memorial en Bellavista?

Rodolfo, Guillermo, Kiki, Sergio, Kika, Cedric, Paul, Angélica, Ramón… y a tantas y tantos, gracias por su vida y que sean testimonio para todos los que van llegando a esta tierra santa, ya que el hoy de Bellavista se ha construido con sus vidas, con nuestras vidas… Esperemos, con la esperanza en Cristo y María, que estas generaciones y las que vienen, de laicos y laicas, podamos seguir “viviendo” en nuestro Santuario Cenáculo de Bellavista.