Por Rafael Mascayano, Chile •
En varios chats de schoenstattianos ha surgido espontáneamente la necesidad de orar por tantos conflictos, guerras y situaciones de violencia en el mundo y en nuestros países, sin embargo, en uno de ellos apareció una hermosa pregunta: ¿y qué podemos hacer nosotros en el día a día para ser también, como nos llama el papa Francisco, constructores de paz? El papa Francisco nos llama constantemente a construir puentes, no muros. —
El P. Kentenich, el 18 de octubre de 1914, en “La vida institucional, una escuela de sentimientos y acción social”, nos entrega algunas pistas para vivir esta Alianza de Amor, desde lo cotidiano:
- “La guerra es una poderosa misión popular, o – aplicado a nosotros – un curso de ejercicios sumamente eficaz”.
- “Nuestra autoeducación hasta ahora no ha pasado la prueba de la vida práctica, tiene un grave defecto; de lo contrario no estaríamos completamente indefensos ante las cuestiones sociales”.
- “Y de esto se deduce la convincente conclusión: …que el error que cometimos debe ser corregido. Debo poner toda mi energía en educarme para la comprensión social y el trabajo social”.
- “El espíritu social es el espíritu de amor, bondad, consideración por los demás, tierna empatía por las necesidades de los demás, y ayuda voluntaria y con tacto; en una palabra: el espíritu del genuino heroísmo de sacrificio cristiano”.
- “Para adquirir el espíritu social, debemos ser amables y considerados por principio”.
Y buscando algunas concreciones, quisiera plantear algunas ideas para que, en estos tiempos tan complejos, podemos ser constructores de paz en nuestros diálogos cotidianos… (¿Capital de gracias? ¿Autoeducación?) Quizás podrías complementar cada uno de estos aspectos, con citas del papa Francisco, con otras citas del P. Kentenich, con acciones que te sean más cercanas a tu situación personal. De esta forma estaremos construyendo un mundo donde Cristo y María estén presentes, por medio de nuestro testimonio.
1. Escucha activa:
- Mostrar interés: «Entiendo tu punto de vista y quiero saber más al respecto”.
- Preguntas clarificadoras: «¿Podrías explicar eso un poco más?».
- Reflejar sentimientos: «Parece que te sientes frustrado. Lo siento por eso”.
2. Empatía y comprensión:
- Validar sentimientos: «Es completamente válido sentirse así”.
- Reconocer el esfuerzo: «Aprecio que hayas compartido tu perspectiva».
- Mostrar comprender: «Puedo ver por qué te sientes de esa manera”.
3. Evitar juicios prematuros:
- “Voy a reservar mis juicios hasta que hayamos explorado más a fondo esta idea”.
4. Mantener el respeto mutuo:
- Evitar ataques personales: “Concentrarse en los problemas y argumentos, no en las personas”.
- Agradecer la participación: “Agradecer al otro por su tiempo y sus contribuciones, incluso si no estás de acuerdo con ellas”.
- “Valorar siempre al otro como persona, como tu hermano”.
5. Ante opiniones diferentes:
- Respetar diferencias: «Entiendo que tenemos opiniones diferentes sobre esto”.
- Expresar opinión personal con respeto: «Desde mi perspectiva, pienso que… ¿Qué piensas tú al respecto?».
- Evitar la confrontación directa: «Podemos tener puntos de vista diferentes y aun así aprender el uno del otro».
6. Ser flexible:
- Estar abierto al cambio: “Estar dispuesto a cambiar de opinión si los argumentos presentados son sólidos y convincentes”.
- Adaptarse a las ideas: “Estar dispuesto a adaptar tus ideas en función de nuevos datos o perspectivas”.
7. Evitar interrupciones, escuchar al otro, no a uno mismo:
- Esperar a que el otro termine: «Por favor, continúa, quiero escuchar tu opinión completa».
- No Intervenir: “Evita interrumpir mientras la otra persona está hablando”.
- Tomar turnos: «Toma tu tiempo para hablar, no hay prisa».
8. Fomentar la colaboración:
- Encontrar soluciones juntos: “En lugar de enfocarse en culpar, trabajar juntos para encontrar soluciones a los problemas”.
- Valorar las contribuciones: “Reconocer y valorar las ideas y contribuciones de todos los participantes”.
9. Conversaciones de cierre y acuerdo:
- Buscar convergencias: «Aunque no estemos de acuerdo en todo, ¿hay algún punto en el que podamos estar de acuerdo?».
- Finalizar de manera positiva: «Aprecio esta conversación, me ha dado mucho en qué pensar».
- Dejar la puerta abierta: «Estoy dispuesto a seguir discutiendo esto en el futuro si lo deseas».
10. Fomentar la reflexión:
- ¿Podríamos tomarnos un momento (o un tiempo) para reflexionar sobre…?
Recuerda que, en nuestra pedagogía de los vínculos, el tono de voz, el lenguaje corporal y el contacto visual también son componentes cruciales para un diálogo respetuoso.
Hoy, en este tiempo sinodal, el papa Francisco nos ha insistido en la habilidad evangélica de “escuchar con atención y mostrar interés genuino en las opiniones de los demás”, tarea fundamental para establecer un ambiente de respeto mutuo, y así trabajar cotidianamente por la paz.
Rafael
Muchas gracias por tan valiosa reflexión.
Ahora, a trabajar para llevarlo a cabo de la mano de la Virgen Santísima y con el Oido en el corazón de Dios.
Nunca dejaremos de aprender…
Gracias Rafael por tu artículo. Muy concreto, muy practico y muy sugerente.
Querido Rafael, que importante todo lo que expones. Estamos siempre a lo grande, sin darnos cuenta que en lo cotidiano de cada día esta nuestra riqueza. Que lindo haber publicado este artículo en el día de Alianza. Imagínate la fuerza de todos nosotros, de tantos puntos del mundo, viviendo lo pequeño de cada día a lo grande: con quien está a nuestro lado y nos cae mal, con quién no coincido en criterios, laMater se derritiria de la *fidelidad* a nuestra Alianza vivida.
Gracias por este artículo, Rafael. Es muy importante saber escuchar y das pistas muy valiosas. Para ponerlas en práctica, es necesario entrenar. Empezar escuchando a los que están cerca y estar dispuestos a prestar atención a lo que no nos gusta oír. ¡ Qué difícil!
Muchas gracias Rafael por tus sabios consejos. Tenemos tanto que aprender y cambiar. Estamos en eso y confiados que, de la mano de la Mater, todo es posible.
Que la Mater y Jesús te bendigan y acompañen hoy y siempre.