Pueblo de Dios

Publicado el 2023-10-29 In Francisco - Mensaje, Sinodalidad

La Iglesia como pueblo fiel de Dios

SÍNODO SOBRE SINODALIDAD, Maria Fischer •

“Uno de los grandes legados del Concilio Vaticano II fue la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios, una imagen muy presente en el pensamiento del Papa Francisco, siempre empeñado en que las decisiones del último concilio sean asumidas en la Iglesia. Él es consciente de la dificultad, pero continúa firme en su propósito y no pierde oportunidad para mostrar su postura”: Comentario del periodista y misionero Luis Miguel Modino, el 26 de octubre de 2023, tras la intervención del Papa Francisco en la Asamblea del Sínodo sobre sinodalidad. —

Modino sigue: “Lo vivido el miércoles durante la 18ª Congregación General de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos puede ser definido como un rapapolvo en toda regla, por el tono, con ese deje porteño que usa cuando quiere dejar las cosas claras, y por el momento en que lo hizo, antes de que empezasen las discusiones en torno al Documento de Síntesis que dará a conocer los elementos presentes en esta primera sesión de la Asamblea Sinodal, que fue iniciada el 4 de octubre y se cierre el domingo 29.

La esperanza es que este Sínodo, especialmente el tiempo que transcurrirá entre las dos sesiones de la Asamblea, pueda ayudar a asumir la Iglesia que le gusta a Francisco, la Iglesia que es santo pueblo fiel de Dios. Para ello será necesario que todos y todas los bautizados se impliquen, pero también que quien puede hacerlo sea aspersor y no embudo”.

Como movimiento comprometido con la puesta en práctica de la visión de la Iglesia del Vaticano II, este texto es una hoja de ruta para el futuro. Conversión incluida.

Papa Francisco en la Asamblea Sìnodal

Foto: www.synod.va/prensa

Ofrecemos el texto completo del Papa Francisco:

Me gusta pensar la Iglesia como pueblo fiel de Dios, santo y pecador, pueblo convocado y llamado con la fuerza de las bienaventuranzas y de Mateo 25.

Jesus, para su Iglesia, no asumió ninguno de los esquemas políticos de su tiempo: ni fariseos, ni saduceos, ni esenios, ni zelotes. Ninguna “corporación cerrada”; simplemente retoma la tradición de Israel: “tu serás mi pueblo y yo seré tu Dios”.

Me gusta pensar la Iglesia como este pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor

Me gusta pensar la Iglesia como este pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor (el pueblo fiel de Dios). Este es el sentido religioso de nuestro pueblo fiel. Y digo pueblo fiel para no caer en los tantos enfoques y esquemas ideológicos con que es “reducida” la realidad del pueblo de Dios. Sencillamente pueblo fiel, o también, “santo pueblo fiel de Dios” en camino, santo y pecador. Y la Iglesia es esta.

Una de las características de este pueblo fiel es su infalibilidad; sí, es infalible in credendo. (In credendo falli nequit, dice LG 9) Infabilitas in credendo. Y lo explico así: “cuando quieras saber lo que cree la Santa Madre Iglesia, andá al Magisterio, porque él es encargado de enseñártelo, pero cuando quieras saber cómo cree la Iglesia, andá al pueblo fiel.

Me viene a la memoria una imagen: el pueblo fiel reunido a la entrada de la Catedral de Éfeso. Dice la historia (o la leyenda) que la gente estaba a ambos lados del camino hacia la Catedral mientras los Obispos en procesión hacían su entrada, y que a coro repetirán: “Madre de Dios”, pidiendo a la Jerarquía que declarase dogma esa verdad que ya ellos poseían como pueblo de Dios. (Algunos dicen que tenía palos en las manos y se los mostraban a los Obispos). No sé si es historia o leyenda, pero la imagen es válida.

El pueblo fiel, el santo pueblo fiel de Dios, tiene alma

El pueblo fiel, el santo pueblo fiel de Dios, tiene alma, y porque podemos hablar del alma de un pueblo podemos hablar de una hermenéutica, de una manera de ver la realidad, de una conciencia. Nuestro pueblo fiel tiene conciencia de su dignidad, bautiza a sus hijos, entierra a sus muertos.

Los miembros de la Jerarquía venimos de ese pueblo y hemos recibido la fe de ese pueblo, generalmente de nuestras madres y abuelas, “tu madre y tu abuela” le dice Pablo a Timoteo, una fe transmitida en dialecto femenino, como la Madre de los Macabeos que les hablaba “en dialecto” a sus hijos. Y aquí́ me gusta subrayar que, en el santo pueblo fiel de Dios, la fe es transmitida en dialecto, y generalmente en dialecto femenino. Esto no solo porque la Iglesia es Madre y son precisamente las mujeres quienes mejor la reflejan; (la Iglesia es mujer) sino porque son las mujeres quienes saben esperar, saben descubrir los recursos de la Iglesia, del pueblo fiel, se arriesgan más allá́ del límite, quizá́ con miedo, pero corajudas, y en el claroscuro de un día que comienza se acercan a un sepulcro con la intuición (todavía no esperanza) de que pueda haber algo de vida.

La Iglesia es femenina, es esposa, es madre

La mujer del santo pueblo fiel de Dios es reflejo de la Iglesia. La Iglesia es femenina, es esposa, es madre.

Cuando los ministros se exceden en su servicio y maltratan al pueblo de Dios, desfiguran el rostro de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales (basta recordar la intervención de la Hna. Liliana Franco). Es doloroso encontrar en algunos despachos parroquiales la “lista de precios” de los servicios sacramentales al modo de supermercado. O la Iglesia es el pueblo fiel de Dios en camino, santo y pecador, o termina siendo una empresa de servicios variados. Y cuando los agentes de pastoral toman este segundo camino la Iglesia se convierte en el supermercado de la salvación y los sacerdotes meros empleados de una multinacional. Es la gran derrota a la que nos lleva el clericalismo. Y esto con mucha pena y escandalo (basta ir a sastrerías eclesiásticas en Roma para ver el escándalo de sacerdotes jóvenes probados sotanas y sombreros o albas y roquetes con encajes).

El clericalismo es un látigo, es un azote

El clericalismo es un látigo, es un azote, es una forma de mundanidad que ensucia y daña el rostro de la esposa del Señor; esclaviza al santo pueblo fiel de Dios.

Y el pueblo de Dios, el santo pueblo fiel de Dios sigue adelante con paciencia y humildad soportando los desprecios, maltratos, marginaciones de parte del clericalismo institucionalizado. ¡Y con cuanta naturalidad hablamos de los príncipes de la Iglesia, o de promociones episcopales como ascensos de carrera! Los horrores del mundo, la mundanidad que maltrata al santo pueblo fiel de Dios.

Pueblo de Dios

Pueblo de Dios | Foto: 18 de octubre en Tuparenda

Etiquetas: , , , , , , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *