Volk Gottes

Publicado el 2023-09-25 In Sinodalidad

La totalidad de los fieles no puede errar en la fe

SÍNODO SOBRE LA SINODALIDAD, Maria Fischer •

“¿Cuál es el núcleo de la (pequeña pero ruidosa) oposición al Sínodo y al Papa? Cuando vas más allá de lo político, teológico e incluso espiritual, llegas a este resultado: una desconfianza en el Espíritu Santo, que actúa en el pueblo de Dios”, escribe el P. James Martin SJ, sinodal, autor de bestsellers, orador y colaborador de la revista “America”, uno de los periodistas católicos más destacados de los Estados Unidos y más allá. Aliado del Papa Francisco y co-pensador y co-difusor de su mensaje de renovación de la Iglesia en la sinodalidad como estructura, la misericordia y el espacio para todos como planteamiento pastoral y de salida a las periferias como misión.

Así que no temáis, firmes y preocupados defensores. Ustedes, obispos, que creen que deben proteger a sus diocesanos del sínodo. El pueblo santo de Dios en su totalidad no puede equivocarse porque el Espíritu Santo de Dios obra en él.

Una sola persona, una sola comunidad o parroquia, un movimiento, una diócesis, un país, sí. Pueden estar equivocados. Todo el pueblo de Dios, no. Todo el pueblo de Dios, en el que actúa el Espíritu Santo, no. En esta afirmación bastante provocadora, Martin se refiere al artículo 12 de la Lumen Gentium:

El Pueblo santo de Dios participa también de la función profética de Cristo, difundiendo su testimonio vivo sobre todo con la vida de fe y caridad y ofreciendo a Dios el sacrificio de alabanza, que es fruto de los labios que confiesan su nombre (cf. Hb 13.15). La totalidad de los fieles, que tienen la unción del Santo (cf. 1 Jn 2,20 y 27), no puede equivocarse cuando cree.

La Iglesia como pueblo de Dios se aprueba por arriba y por abajo

¿Entonces “todo el poder para el pueblo”? Al Pueblo Santo de Dios guiado por el Espíritu, sí. ¿Iglesia sinodal? Precisamente por eso. Pero esto choca bruscamente con una imagen de la Iglesia que, de hecho, ha sido superada por el Concilio Vaticano II y que persiste obstinadamente en las mentes y los corazones.

“Por un lado había un gobierno rígido, una jerarquía que llevaba en sus manos una gran cantidad de responsabilidades, una gran cantidad de poder, y por el otro lado un pueblo que -sí, casi nos gustaría decir- estaba tísico; prosperó gracias a la falta de responsabilidad, a la falta de responsabilidad compartida. ¡Así que una fuerte dicotomía!

Este rostro quedó impreso en la Iglesia en el cristianismo primitivo por el patriarcalismo que prevalecía entre el pueblo romano en aquella época y más tarde -desde Constantino el Grande- por la forma y formación constitucional. Desde entonces ha existido esta fuerte dicotomía entre arriba y abajo en la Iglesia. Y en cambio, esta Iglesia ahora sabe verse y entenderse a sí misma desde un punto de vista unificado: se ve a sí misma como pueblo de Dios, como un pueblo de Dios que conoce una sola línea. Todos, sin excepción, se concilian en esta única línea, ya sea la jerarquía, el papa o los fieles. Lo que une a todos es una hermandad común que permite que las almas crezcan juntas. (…) Cada uno tiene la responsabilidad en su puesto, pero cada uno tiene también la responsabilidad en su puesto respecto de la imagen total de la Iglesia”.

 

 

Sin embargo, el jesuita “liberal” James Martin no dice eso. Y el papa Francisco tampoco. Eso lo dijo un tal José Kentenich en diciembre de 1965. ¿Quién lo escuchó?

El Papa de la “Teología del Pueblo”

Kentenich está, por tanto, muy cerca del pensamiento del papa Francisco, el papa de la teología del pueblo de Dios, la variante argentina de la Teología de la Liberación, fundada por teólogos como Gera, Scannone y Tello.

En la revista La Civiltà Cattolica explica en 2013:

“La imagen de la Iglesia que me gusta es la del pueblo santo de Dios. La definición que uso frecuentemente es la del documento conciliar Lumen Gentium en el número 12. La pertenencia a un pueblo tiene un gran valor teológico. El pueblo es el sujeto. Y la Iglesia es el pueblo de Dios en camino a través de la Historia, con sus alegrías y sufrimientos. (…) Para mí, sentir con la Iglesia significa estar en esta Iglesia. Y el conjunto de los creyentes es infalible en la fe. Muestra esta infalibilidad en la fe a través del sentido sobrenatural de fe de todo el pueblo de Dios a lo largo del camino.

Así entiendo hoy el “Sentire cum ecclesia“ del que habla san Ignacio. Si el diálogo de los fieles con el obispo y el papa sigue este camino y es leal, entonces cuenta con la asistencia del Espíritu Santo. Por tanto, no es un sentimiento que se relacione con los teólogos”.

No tengáis miedo al Espíritu Santo.

Fotos: © Bruno Seabra \ JMJ 2023

Foto: © Bruno Seabra \ JMJ 2023

Original: alemán. Traducción: Paz Leiva, Marid, España

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