Jornada Mundial del Niño

Publicado el 2024-03-03 In Francisco - Mensaje, Iglesia - Francisco - Movimientos, Obras de la misericordia, Proyectos

Una carta a los niños de todo el mundo

PAPA FRANCISCO, Mensaje para la Primera Jornada Mundial de los Niños, 2024 •

El Papa Francisco envió un mensaje a todos los niños del mundo, en vísperas de la primera Jornada Mundial dedicada a ellos. La Jornada Mundial del Niño, que se celebrará en Roma los días 25 y 26 de mayo de este año, «se acerca rápidamente», les recuerda Francisco. Lo que toca especialmente es la parte de la carta donde el Papa menciona a los niños que sufren… y que “nos hablan de la realidad”. —

Dequeni

Dequeni

No olviden, dice, a cuántos de entre ustedes que, aun siendo tan pequeños,

  • ya están luchando contra enfermedades y dificultades, en el hospital o en su casa,
  • a quienes son víctimas de la guerra y de la violencia,
  • a quienes sufren el hambre y la sed,
  • a quienes viven en la calle,
  • a quienes se ven obligados a ser soldados
  • o a huir como refugiados, separados de sus padres,
  • a quienes no pueden ir a la escuela,
  • a quienes son víctimas de bandas criminales, de las drogas o de otras formas de esclavitud y de abusos.
  • En definitiva, a todos esos niños a los que todavía hoy se les roba la infancia cruelmente.

Escúchenlos, o mejor aún, escuchémoslos, porque con su sufrimiento, con los ojos purificados por las lágrimas y con el constante deseo de bien que nace del corazón de quien ha visto verdaderamente qué terrible es el mal, nos hablan de la realidad.

Vienen a la mente los niños del Campamento de Migrantes en Chile, los niños de Villa Ballester y Florencio Varela, los niños en los barrios vulnerables de Luque, Ypané, San Antonio, Fernando de la Mora, los niños de las “100 casas”, los niños, si, niños, en la Cárcel de Menores en Itauguá… sus lágrimas, sus dolores, pero también sus abrazos, sus sonrisas, su amor incondicional a las personas que les dan una mano con su trabajo, con sus donaciones, con sus oraciones.

Gracias Gabriela Sarquis por leer la carta del Santo Padre a los niños de la Casa del Niño en Florencio Varela el martes próximo. No sé si el Papa Francisco se va a enterar… pero seguramente se iba a alegrar tremendamente en caso de hacerlo.

Casa del Niño, Florencio Varela

Casa del Niño, Florencio Varela


Queridas niñas y queridos niños:

Se acerca su primera Jornada Mundial, que será en Roma los días 25 y 26 del próximo mes de mayo. Por eso me pareció bien enviarles un mensaje. Me alegra que puedan recibirlo y agradezco a todos los que trabajarán para que esto sea posible.

Lo dirijo ante todo a cada uno de ustedes personalmente, a ti querida niña, a ti querido niño, porque «eres valioso» a los ojos de Dios (Is 43,4), como nos lo enseña la Biblia y como Jesús lo demostró tantas veces.

Al mismo tiempo este mensaje lo envío a todos, porque todos ustedes son importantes, y porque juntos —los que están cerca y los que están lejos— manifiestan el deseo de cada uno de nosotros de crecer y renovarse. Ustedes nos recuerdan que todos somos hijos y hermanos, y que nadie puede existir sin alguien que lo traiga al mundo, ni crecer sin tener otras personas para amar y sentirse amado (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 95).

De este modo, todos ustedes, niñas y niños, que son la alegría de sus padres y de sus familias, son también la alegría de la humanidad y de la Iglesia, donde cada uno es como un eslabón de una larguísima cadena, que se extiende del pasado al futuro y que cubre toda la tierra. Por eso les aconsejo que escuchen siempre con atención los relatos de los mayores: de sus mamás y de sus papás, de sus abuelos y de sus bisabuelos. Y al mismo tiempo no olviden a cuántos de entre ustedes que, aun siendo tan pequeños,

  • ya están luchando contra enfermedades y dificultades, en el hospital o en su casa,
  • a quienes son víctimas de la guerra y de la violencia,
  • a quienes sufren el hambre y la sed,
  • a quienes viven en la calle,
  • a quienes se ven obligados a ser soldados
  • o a huir como refugiados, separados de sus padres,
  • a quienes no pueden ir a la escuela,
  • a quienes son víctimas de bandas criminales, de las drogas o de otras formas de esclavitud y de abusos.
  • En definitiva, a todos esos niños a los que todavía hoy se les roba la infancia cruelmente.

Escúchenlos, o mejor aún, escuchémoslos, porque con su sufrimiento, con los ojos purificados por las lágrimas y con el constante deseo de bien que nace del corazón de quien ha visto verdaderamente qué terrible es el mal, nos hablan de la realidad.

Mis pequeños amigos, para renovarnos a nosotros mismos y al mundo, no es suficiente con que estemos unidos entre nosotros: es necesario que estemos unidos con Jesús. Él nos infunde mucho valor, porque está siempre a nuestro lado, su Espíritu nos precede y nos acompaña en los caminos del mundo. Jesús nos dice: «Yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5); estas son las palabras que elegí como tema para la primera Jornada Mundial. Estas palabras nos invitan a ser ágiles como niños para comprender las novedades que el Espíritu suscita en nosotros y a nuestro alrededor. Con Jesús podemos soñar una humanidad nueva y comprometernos por una sociedad más fraterna y atenta a nuestra casa común, comenzando por las cosas sencillas, como saludar a los demás, pedir permiso, pedir disculpas, decir gracias. El mundo se transforma, ante todo, por medio de las cosas pequeñas, sin avergonzarse de dar sólo pasos pequeños. Es más, nuestra pequeñez nos recuerda que somos frágiles y que necesitamos los unos de los otros, como miembros de un único cuerpo (cf. Rm 12,5; 1 Co 12,26).

Y hay algo más. Queridas niñas y queridos niños, no podemos llegar a ser felices en solitario, porque la felicidad crece en la medida en que se comparte; pues nace con la gratitud por los dones que hemos recibido y que a su vez compartimos con los demás. Cuando aquello que hemos recibido lo guardamos sólo para nosotros, o incluso hacemos berrinches para conseguir este o aquel regalo, en realidad nos olvidamos de que el don más grande somos nosotros mismos, los unos para los otros; nosotros somos el “regalo de Dios”. Los otros dones sirven, sí, pero en la medida en que nos ayudan a estar juntos; si no los usamos para eso estaremos siempre insatisfechos y nunca nos serán suficientes.

En cambio, si estamos juntos todo es diferente. Piensen en sus amigos; qué hermoso es estar con ellos, en casa, en la escuela, en la parroquia, en el oratorio, en todas partes; jugar, cantar, descubrir cosas nuevas, divertirse, todos juntos, sin dejar atrás a nadie. La amistad es hermosísima y sólo crece así, compartiendo y perdonando, con paciencia, valentía, creatividad e imaginación, sin miedo y sin prejuicios.

Y ahora quiero confiarles un secreto importante: para ser realmente felices es necesario rezar, rezar mucho, todos los días, porque la oración nos conecta directamente con Dios, nos llena el corazón de luz y de calor y nos ayuda a hacer todo con confianza y serenidad. También Jesús rezaba siempre al Padre. ¿Y saben cómo lo llamaba? En su lengua le decía sencillamente Abba, que significa Papá (cf. Mc 14,36). Llamémoslo así también nosotros y lo sentiremos siempre cercano. Nos lo prometió el mismo Jesús, cuando nos dijo: «Donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos» (Mt 18,20).

Queridas niñas y queridos niños, saben que en mayo me encontraré en Roma con muchos de ustedes, que vendrán en gran número de todo el mundo. Y entonces, para prepararnos bien, rezando, les propongo que usemos las mismas palabras que Jesús nos ha enseñado: el Padrenuestro. Recítenlo todas las mañanas y todas las tardes, y también en familia, con sus padres, hermanos, hermanas y abuelos. Pero no como una fórmula, no, sino pensando en las palabras que Jesús nos ha enseñado. Jesús nos llama y desea que, con Él, seamos protagonistas de esta Jornada Mundial, como constructores de un mundo nuevo, más humano, justo y pacífico.

Él, que se ofreció en la cruz para reunirnos a todos en el amor; Él, que venció la muerte y nos reconcilió con el Padre, quiere continuar su obra en la Iglesia por medio de nosotros. Piensen en esto, especialmente quienes se están preparando para recibir la Primera Comunión.

Queridos amigos, Dios, que nos ama desde siempre (cf. Jr 1,5), tiene para nosotros la mirada del papá más amoroso y de la mamá más tierna. Él no se olvida nunca de nosotros (cf. Is 49,15) y cada día nos acompaña y nos renueva con su Espíritu.

Junto con María Santísima y san José recemos con estas palabras:

Ven, Espíritu Santo,
muéstranos tu belleza
que se refleja en los rostros
de las niñas y los niños de la tierra.

Ven, Jesús,
que haces nuevas todas las cosas,
que eres el camino que nos conduce al Padre,
ven y quédate con nosotros.
Amén.

Roma, San Juan de Letrán, 2 de marzo de 2024

FRANCISCO

Casa del Niño

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1 Responses

  1. Simplemente Gaby dice:

    Gracias Papa Francisco por acordarse de los niños. Adonde vivo todos los niños son pobres y comen basura porque los argentinos estamos comiendo basura. Están sacando los merenderos y comedores. Acá los niños se enferman mucho. Son niños huérfanos porque los crían los celulares desde pequeños. La mayoría usa lentes por esta causa. Los padres de los niños tienen que trabajar ambos todo el día para poder sobrevivir. Si les quitan tiempo a los padres, no pueden educar y cuidar a sus hijos como corresponde, mucho menos enseñarles a leer El Evangelio. Los niños ya no quieren leer, porque se acostumbran desde chiquitos a buscar toda la información en Google, aprenden violencia y mentiras en la red y escuchan reaggeton que no es música sino pornografía cantada. Yo creo en la Iglesia Católica, pero el argentino ya no cree en ustedes, Le pido por favor Papa Francisco, demuestre su inocencia al Pueblo de Dios, diga la verdad y cuente la causa de porqué existe tanto mal en el mundo y diga al fin quién lo ocasiona (¿sólo los millonarios?) ¿?…Que Dios lo Bendiga.

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