Nada sin ti, nada sin nosotros

Publicado el 2024-01-07 In Temas - Opiniones

Una Reflexión sobre Schoenstatt

Artículo de opinión, por Patricio Young, Chile •

Declaro inicialmente que el Movimiento para mí ha sido y es parte de mi vida desde hace 59 años. Lo que soy y lo que es mi familia se lo debo en gran medida. Es desde aquí donde nace mi reflexión y preocupación por su presente y su futuro. —

Patricio Young

Patricio Young

La realidad nos muestra que estamos en crisis y sus causas no tienen un relato común. Algunos sostienen que estamos bien, otros que bastaría con algunas acciones cosméticas. A mi parecer el problema es más profundo y la reflexión nos obliga a auscultar sus causas.

En muchas conversaciones de pasillo, porque no hemos sido un movimiento proclive a la autocrítica abierta -contradictorio con los principios mismos de la autoformación- se señalan diversos análisis que por lo general corresponden a las derivadas de un problema central que no se reconoce y no se define.

Permítanme intentar explorar en ello. No pretendo dar con la piedra filosofal, pero acercar la reflexión a una realidad más de fondo, que me parece tiene mucho sentido.

El tema da para mucho, solo he querido aquí dar una primera señal de una reflexión que ojalá otros puedan complementar y mejorar.

Mirada de la fe

Es mi convicción que el padre fundador pensó un movimiento comunitario. Es así como nos formamos y crecemos en una comunidad de vida –Nota del editor: en las federaciones e institutos y voluntariamente en grupos de la liga– mientras, siendo esto sustancial en el proceso y de una inmensa riqueza, por otro lado, el camino de la autoformación aparece como un proceso muy individual.

Esto hace que coexistan en el Movimiento dos mundos: el preconciliar, con la “privatización de la salvación” y la bondad como su mayor expresión, y el post conciliar, donde se señala que nadie se salva solo, sino con otros y para otros. La santidad solo se logra a través del amor, expresado en actos de misericordia y eso necesariamente implica a otros.

Jesús nos señala que no es la bondad el camino, cuando nos dice que el único bueno es el Padre celestial (cuando a Él lo llaman maestro bueno). Nos deja así claramente marcado “el camino”: los actos de misericordia, fruto y expresión del amor. El Papa Francisco nos dice: “Dios salva a cada uno personalmente, pero “en un pueblo”, no “sólo a mí” y a “mi grupito”. “Los que privatizan la fe cerrándose en élites que desprecian a los otros no siguen el camino de Jesús”[1].

Las condiciones sociales y culturales sin duda alguna influyen poderosamente, porque estamos en el mundo. En una sociedad tremendamente egoísta, donde prima la ley del más fuerte, la mirada privatizadora de la salvación es coherente y consistente, yo me salvo solo. La religiosidad en Chile y otros países del continente tiene mucho de esto. Además, en el caso de nuestro país al menos, que es el que más conozco, está influido aún más por la visión del principal segmento al que llega Schoenstatt; los sectores alto y medio alto, que se caracterizan por ser más individualistas.

La comunidad, en su vida y apostolado común, es un tremendo espacio de formación y crecimiento. El compartir la vida y trabajar juntos, puede tener más influencia en nuestro crecimiento que solo una relación reflexiva individual que nos ensimisma y nos hace girar solo sobre nuestro mundo conocido.

Pero ¿cómo se origina todo esto?

Si sabemos que las palabras generan realidades, las oraciones con mucha mayor razón

Si tomamos nuestra principal oración, la de consagración, que tiene una raíz preconciliar porque fue recogida de las Congregaciones Marianas, aun cuando esta alianza la realicemos comunitariamente, la oración es individual: “Oh Señora mía, o Madre mía…” Siempre es individual incluso cuando estemos unidos comunitariamente. Ello nos marca muy significativamente. Es mi relación directa con María, allí se sustenta mi alianza. Es el “nada sin ti, nada sin mí”. No es el “nada sin ti, nada sin nosotros”. Mi comunidad poco o nada tiene que ver con mi fidelidad y respuesta a esa alianza. Eso lo decimos diariamente.

En nuestra cultura cristiana la oración es comunitaria; es plural. Cristo nos enseñó el Padre Nuestro en primera persona plural; “Padre nuestro”, no Padre mío, lo mismo el posterior Ave María- “ruega por nosotros”- y ello no es un capricho, sino que responde a lo que El mismo nos enseñó: “cuando dos o más estén reunidos en mi nombre allí estaré yo”.

Esta realidad ambivalente de nuestra espiritualidad se manifiesta en todo. Tomemos por ejemplo el “Hacia el Padre”. Si tomamos las primeras líneas, la consagración matutina, ésta comienza con. “Fortalecido me levanto Padre para reavivar el fuego del amor…” Es una oración en primera persona, pero que en el párrafo siguiente se va a primera persona plural: “En el Santuario estamos congregados, allí nuestro corazón…”.

En el mismo “Hacia el Padre”, encontramos oraciones en primera persona y otras el plural. Sin embargo, las más rezadas son claramente en singular, como la oración de Confianza (Nota del editor: en el anexo de la edición española, redactada por el P. Kentenich en Dachau) o la oración al Espíritu Santo (Nota del editor: también del anexo en la edición española, oración del cardenal Newman asumida y adaptada por el P. Kentenich en una homilía en Milwaukee).

Como señalábamos, las oraciones generan más realidades que la pura palabra y a su vez reflejan una cultura, enraizada al interior de una familia eclesial. Por lo mismo se manifiesta en muchos ámbitos en que esta mirada individual se transforma en un colectivo individualista. Esto podemos constatarlo en las relaciones inter-ramas, donde priman las críticas de pasillos y los temas de fondo preferimos eludirlos para no enfrentarlos o enfrentarnos. También se da en la relación con la Iglesia y con la sociedad.

Una expresión de ello la encontramos también en el “Hacia el Padre”, donde muchas oraciones el padre fundador las termina con la frase; “por nosotros construye tu reino de Schoenstatt”. Cuando en realidad debiera decir “por nosotros construye el Reino de Cristo”, misión de todo católico. Algunos me dirán que se supone lo mismo. Pero no es así. Parece una causa propia, solo del movimiento y nos distancia del resto, nos aleja de la Iglesia. De allí vienen las palabras cuestionadas por el Santo Oficio (n.d.e: hace 70 años): “Schoenstatt obra predilecta de Dios” y otras[2], justamente por su aparente separación del resto de la Iglesia, asumiendo un camino propio.

Rezamos la consagración de manera individual, como si mi consagración fuera un acto individual, cuando depende y tiene sentido en la comunidad. Miramos Schoenstatt algo centrado en sí mismo, lleno de celebraciones propias, pero alejados del resto de la Iglesia y el mundo.

Esta mirada, nunca resuelta en profundidad, condiciona la vida del Movimiento en todos sus ámbitos en nuestros días. En mi opinión es aquí donde está el nudo que debemos desatar.

Sólo cuando esto cambie en nuestra Familia, cambiará su relación entre nosotros, con la Iglesia y con el mundo. Les invito a tener la experiencia de rezar la consagración en plural y les aseguro que será el comienzo de una nueva etapa para Schoenstatt porque cambia absolutamente la dimensión de mi relación con la alianza y nos compromete a todos en una tarea común por la salvación, acercándonos mucho más a los desafíos del mundo y de la Iglesia. “Oh Señora nuestra, o Madre nuestra…”.


 

[1] 29 de enero 2015

[2] Adviértase además a este sacerdote que debe tomar distancia de expresiones que pueden inducir fácilmente a error a los fieles, tales como: ‘Schoenstatt, una obra escogida de Dios; misterio de Schoenstatt; acervo de fe Schoenstattiano; fe en Schoenstatt y en el misterio de Schoenstatt’ y similares. Documento – 31.7.1951 Carta del Santo Oficio al P. Turowski

 

 

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6 Responses

  1. Arturo Troncoso Unwin dice:

    La Iglesia Católica, y por lo tanto Schoenstatt, están viviendo una crisis profundísima. Necesitamos la ayuda de María para poder vivirla en forma positiva.
    Una muestra de la crisis es que «se perdieron» los 10 Mandamientos de la Ley de Dios. En 2015 el papa Francisco predicó sobre los Mandamientos siguiendo Deuteronomio 5, que es muy distinto a «Lista Catequética», que aparece a continuación del Número 2051 como tercera columna en el Catecismo de la Iglesia Católica (CEC): Deut5, Exodo20, y luego la Lista Catequética.
    Parece ser que la razón por la cual el CEC se dejó de publicar es la diferencia entre la opinión del Francisco con la de la CDF, que todos conocemos como «Santo Oficio».
    Que la Mater nos bendiga! Arturo Troncoso,

  2. Carlos Pedreno Ferreira dice:

    En el Video del Papa de enero, Francisco alienta a “reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”. La intención del Santo Padre se convierte en un emotivo llamamiento: “no hay que tenerle miedo a la diversidad de carismas en la Iglesia”. — Los cristianos necesitan comprender y vivir “el don de la diversidad en la Iglesia”.
    Não vejo melhor resposta que esta a tudo o que disse. Somos plurais. Cordiais saudações. Carlos Pedreño

  3. Angela Zamuner dice:

    Creo que por más años que estemos en Schoenstatt, es preocupante que no hayamos podido lograr claridad acerca de la espiritualidad de Schoenstatt. La visión que se presenta como «individualista» no es una contraposición a una visión social, sino complementaria. Para descubrir mi ideal personal, necesito, además de consultar las voces del tiempo, lo que los demás perciben de mí, también las voces del ser y del alma y eso es un proceso individual que ningún contacto social lo puede reemplazar.
    La Iglesia misma volvió atrás con la versión del credo constantinopolitano donde se rezaba «Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra…» cambiándola por «Creo en un solo Dios…» porque explica que el cristiano no cree porque otros crean, sino por mi propia convicción personal, y en esa convicción personal, me uno a la Iglesia universal que profesa la misma fe.
    Cuando rezo la oración de consagración, lo hago con esa convicción del amor personal de María hacia mi y del mio hacia Ella, que no tiene carácter individualista, porque me siento unida «a todos los consagrados a Schoenstatt».

    • Patricio Young Moreau dice:

      Gracias Angela por tu aporte. 1.-Sin duda la dimensión individual y colectiva parecen complementaria. La adhesión a la fe es personal pero su vivencia es colectiva. Solo tiene sentido en el amor que requiere darse y compartirse con otros. El catolicismo es por esencia comunitario. Por lo tanto hay una mayor acentuación en lo comunitario sobre lo individual.
      2. El ideal personal solo tiene sentido en la dimensión de la entrega. No es para mi, para guardarlo en un hermoso cofre. Sien así para el descubrimiento del mismo es necesario el aporte de mi comunidad que me conoce, que convive con mis virtudes y defectos y para quien se debe este ideal. Creo que la tradicional búsqueda que se da de manera solitaria con el asesor, creo que debe ser repensada.
      3. Entiendo tu visión sobre el Credo pero podemos o no estar de acuerdo con la forma como está redactada. Pero en lo que no podemos diferir es en el Padre Nuestro y en que la oración es un acto comunitario. En ninguna parte Cristo nos dice que cuando uno esté solo rezando allí estaré El. Dice claramente dos o más.

  4. Claudio Armando NIADA IBANEZ dice:

    El autor comienza expresando que estamos en crisis.
    No lo percibo: de que crisis habla ?
    Al contrario, siento qué Schoenstatt es al menos para mi, fue te de optimismo, reforzada por la presencia cercana de la Mater.

  5. Luis Maturana dice:

    Corría 1975, plena dictadura militar en Chile, conocí Schoenstatt, Agua Santa, Viña del Mar. Las tres gracias del Santuario, llenaron mi corazón, “Acogimiento, transformación y envío” lo viví y experimenté. Venia de una formación preconciliar. Hoy la realidad es distinta, cada cual por su lado y negocios. El amor al prójimo cuando se da, solo al grupo familiar y los amigos cercanos, una visión social de entendimiento país y las parroquias no se da.

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