cultura de cuidado

Publicado el 2021-01-22 In Temas - Opiniones

Hacia una cultura del cuidado

P. Pablo G. Pérez, Director Nacional del Movimiento de Schoenstatt en Argentina

Por el valor que le damos a la vida, nos duele la legalización del aborto sancionada a fin del año pasado en Argentina. Los más entendidos en materia constitucional y legal tendrán que seguir los caminos que crean correspondientes y lo mismo vale para los profesionales e instituciones de la salud. Pero, pensando en el resto del pueblo fiel, es bueno salir ya de la pelea frontal que termina siendo una suerte de monólogos contrapuestos donde no hay comprensión alguna y que lo único que logra es exacerbar las diferencias y alejarnos aún más. —

La realidad sigue estando ahí y las personas concretas tienen prioridad. Estamos llamados a abrazar la vida como viene, confiados en que Dios, a través de su gracia, va suscitando en nosotros la capacidad para responder a los desafíos del tiempo. Que nos duela lo ocurrido es lógico. Instalarnos en ese dolor o bronca y que sea motor de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones no es de Dios.

 

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Casa del Niño, Villa Ballester

Se tiene siempre la impresión de que el mundo esté a merced de los fuertes y de los poderosos

Nuestra fe en la conducción divina de nuestra historia personal, de nuestro país y como humanidad entera, nos ayuda a no desesperarnos. Nos sentimos conducidos por oscuras quebradas y, sin embargo, el salmista nos invita a no temer ningún mal, porque el cayado de nuestro pastor nos infunde confianza (salmo 22). La última carta apostólica del Papa, Patris Corde, nos ilumina en este sentido:

“…se tiene siempre la impresión de que el mundo esté a merced de los fuertes y de los poderosos, pero la “buena noticia” del Evangelio consiste en mostrar cómo, a pesar de la arrogancia y la violencia de los gobernantes terrenales, Dios siempre encuentra un camino para cumplir su plan de salvación”. 

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Con valentía creativa

Sigamos trabajando por las personas en riesgo, para que el aborto no sea una posibilidad de presunta solución. La Iglesia hace mucho en este sentido, pero claramente ahora necesitamos hacer más. Respaldar con nuestro actuar que las manifestaciones provida realizadas no fueron solamente una declaración de intenciones, sino un fiel reflejo de nuestro compromiso por la vida.

Dios, a través de los acontecimientos, nos ha sensibilizado en este punto. Debemos ser consecuentes. Existen varias iniciativas y asociaciones que ayudan a mujeres y madres en situación de vulnerabilidad y que vale la pena apoyar. O bien, desde nuestro Movimiento, generar instancias de ayuda y sostenimiento ante este flagelo. La valentía creativa que señala el Papa como virtud de san José es una buena pista en esta encrucijada:

“…Dios siempre logra salvar lo que es importante, con la condición de que tengamos la misma valentía creativa del carpintero de Nazaret, que sabía transformar un problema en una oportunidad, anteponiendo siempre la confianza en la Providencia.

Si a veces pareciera que Dios no nos ayuda, no significa que nos haya abandonado, sino que confía en nosotros, en lo que podemos planear, inventar, encontrar”. (Patris Corde)

Está bien que lo que vivimos nos duela. Porque es doloroso. En su pasión, al Señor le dolió el cuerpo y el alma. Nuestra fe no nos exime de eso. Sí, le da un sentido y valor al sufrimiento. No pretendamos que nuestra fe tenga un efecto “anestésico” de nuestra realidad, sino todo lo contrario. Es un llamado y detonante a esta valentía creativa.

 

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Gestando una cultura del cuidado

La pandemia nos ha sensibilizado en el cuidado de nosotros mismos y de los demás, en especial de los más débiles. El Papa, en su reciente mensaje por la jornada mundial por la paz, nos habla de gestar una cultura del cuidado: “…para erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación, que suele prevalecer hoy en día”.

Rumbo a la “nueva normalidad”, donde el cuidado es un rasgo fundamental, queremos que nuestros santuarios y comunidades locales sean escuelas plasmadoras de esta cultura del cuidado. María, como madre y educadora, es una guía infalible en este sentido. Ella supo cuidar de su hijo, el Salvador, y continúa cuidando a cada hijo que a ella se consagra. Nuestra espiritualidad tiene estos rasgos de delicadeza con nuestra propia alma, sin por ello caer en autocomplacencias. Conjugar un buen y sobrio cuidado de nosotros mismos con salida al encuentro y disponibilidad para el cuidado de nuestros hermanos es el desafío.

Afrontar a las luchas actuales

Acabamos de recordar al 20 de enero, fecha histórica para Schoenstatt, por la decisión de nuestro fundador de ir voluntariamente al campo de concentración. Su ejemplo es iluminador ante nuestras luchas actuales. No huirles, sino afrontarlas con conciencia de misión.

Fecha histórica es también para nuestro Schoenstatt argentino al cumplirse 69 años de la bendición de nuestro santuario nacional de Nuevo Schoenstatt en Florencio Varela por manos de nuestro padre fundador. ¡Nos encaminamos a los 70 años!

Estamos ya cerca de un nuevo hito en la historia del Schoenstatt argentino. Después de casi veinte años, se bendecirá un nuevo santuario en nuestra patria. Será en Los Olmos, Pilar. Un santuario construido en tiempos de pandemia. Lo bendecirá Mons. Pedro María Laxague, obispo de la diócesis, el sábado 20 de febrero. Acompañemos a la familia de Pilar en este día de gracias. Aquellos que quieran participar personalmente tendrán que inscribirse.

 

Fuente: www.schoenstatt.org.ar

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