P. Alberto Eronti

Publicado el 2021-08-22 In José Kentenich

El padre José Kentenich y mi sacerdocio

P. Alberto Eronti. Con motivo de mis bodas de oro como sacerdote •

Cuando con motivo de los 100 años del nacimiento del padre José Kentenich, un periodista preguntó al P. Alex Menningen, del grupo cofundador de Schoenstatt en 1914, “¿Qué experimentó pasando toda una vida a la sombra de un gran hombre?”. La respuesta fue: “Yo no he pasado mi vida a la sombra sino a la luz de un gran hombre”. Hago mías estas palabras. —

Busto P. Kentenich

Busto del P. José Kentenich. – Foto: Matthias Brand, Focus Vallendar

Mis primeros conocimientos sobre el padre Kentenich fueron por lo que me contaban de él y por los escritos que nos llegaban desde Chile. Todo despertaba en mí una profunda admiración. En los años de noviciado, en Chile, y en los de filosofía y letras, en Brasil, escuché muchas críticas e incluso ataques arteros contra el padre fundador. Nunca nada alteró mi comunión agradecida con él y por todo lo que por él estaba enriqueciendo mi vida.

Cuando el 9 de mayo de 1966 lo conocí personalmente. ¿Qué me impactó de su persona? Lo primero fue una honda, cálida, serena y alegre cercanía. Toda su persona poseía la gracia de la acogida. Para él, cada hijo e hija era importante. Pudo haber sido muy exigente, pero nunca dejó de orar y ocuparse de cada hijo e hija, por difícil que fueran. No es fácil lo que él supo utilizar con particular seguridad: «firmeza y ternura, las dos manos de un mismo amor”.

Hoy no se puede ser sacerdote si no se tiene pasión por Dios, por el hombre y por el mundo

Luego, a medida que pude conocerlo y oírlo más, mi admiración creció. Cito algunas de las características que me impactaron y guiaron: Niño ante Dios, padre para con los hombres; la calidez y profundidad de su amor entrañable a María, la que de niño acogió como su Madre, Refugio, Educadora, Reina; su descomunal conciencia de misión, que lo hizo audaz hasta el extremo; su profetismo, capaz de los análisis más lúcidos sobre realidades del tiempo, las que tardaron décadas en ser vistas o admitidas, incluso por otros grandes hombres; su afirmación de que “hoy no se puede ser sacerdote sino se tiene pasión por Dios, por el hombre y por el mundo”; su capacidad de escucha y de leer en las almas. El padre poseía por excelencia las tres gracias del Santuario: sabía cobijar, sabía alentar los cambios interiores y sabía enviar a vivir y dar lo que se había recibido.

Tal vez de entre las muchas frases que lo retratan, pueda citar el último lema que diera a la Familia Alemana para el “Katholikentag” (encuentro de católicos marcado por el protagonismo laical): “Alegres por la esperanza y seguros de la victoria, con María hacia los tiempos más nuevos”. ¿Por qué “con María”? Porque María es la “brújula” que señala el horizonte: Cristo, el Hijo amado del Padre.

En definitiva: el sacerdocio que me fue conferido, sin la influencia cercana y el ejemplo del padre Kentenich no habría sido lo que es. Con él aprendí amar a la Trinidad como una realidad suprema, cercana, como a sellar Alianza con cada Persona. Con él aprendí amar a María y por la Alianza tomarla como Madre, Compañera y Colaboradora sacerdotal. Por él aprendí a amar a la Iglesia real, la que es, y amarla con sus luces y sus sombras, como se ama a la madre. Por él la Familia de Schoenstatt se tornó en mi gran amor sacerdotal y servirla mi mayor realización. Salvando las distancias puedo decir de él lo que San Pablo dijo de Cristo: “Me amó y se entregó por mí”.

P. Alberto E. Eronti

Eronti

La Misa de las bodas de oro del P. Alberto Eronti se transmitirá via el canal de YouTube del Santuario de Villa Warcalde

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7 Responses

  1. Ana M De Carli dice:

    Error en la información dada que presta a confusión.
    Simplemente aclaro que la Misa en vivo no es por YouTube sino por Facebook del santuario de Villa Warcalde.
    Luego queda subida tanto en Facebook como en YouTube.

  2. M Carmen Díaz Martín dice:

    Gracias por ser nuestro Padre Alberto y enseñarnos y ayudarnos tanto… Felicidades a ti y a todos los que hemos recibido tanto, de tu sacerdocio en estos 50 años!!! Cuando te fuiste de España nos dijiste: cómo el Padre me envió, así os envío yo a vosotras, y aquí seguimos intentando hacerlo bien y te recordamos: Carmen Díaz y el resto de tus domesticadas del Loreto (Madrid)

  3. Ana Rosa Lluis O'Hara dice:

    Hermoso mensaje, Padre Alberto!!
    Ud. me enseñó a amar la oración del Padre Nuestro y desde entonces la rezo varias veces al día.
    Le guardo mucho cariño y en sus Bodas de Oro lo acompaño con mi oración de agradecimiento a Dios por su vocación y su entrega tan generosa a todos los que nos acercamos a Ud. Con cariño y gratitud, Ani Lluis O’Hara, Asunción, Paraguay

  4. Susana López de Cavanagh dice:

    Querido Padre Alberto con profunda alegría comparto sus hermosos 50 años de entrega sacerdotal Pienso que un sacerdote es niño ante el Padre Dios y nuestra querida Madre Vencedora, hijo espiritual de un Padre que muestra el carisma, su misión, de la que uno se enamora y, de manera original, con pasión y profundo amor la hace suya. Mucho hemos compartido a la sombra de nuestro querido Santuario Tabor de Maria, en Buenos Aires. Mucho supo acompañar la historia de cada uno de sus hijos ..!!!!!!
    Por eso me uno el 29/8 con mucho cariño y gratitud por el regalo de su sacerdocio «Ella cuidara perfectamente y saldrá victoriosa «!!!! Unidos siempre en la fuerza de la Alianza!!!!! Muchas bendiciones !!!Abrazo filial. Susana Lopez de Cavanagh.Bs As

  5. Querido Padre Alberto
    Nos conocemos desde hace casi 30 años en la Familia de Lisboa. Aparecí un poco después de que el P. Alberto estuviera en Portugal como Asesor y Director de la Familia. Pero, al no tener ya esos cargos, venía a veces a visitarnos y nos fuimos conociendo. Cuando era jefe de la Rama de Madres lo invité en el año 2000 para la clausura del año de actividades y, además de confesar a varias Madres, nos dio una charla sobre el «Jesús escondido» (su especialidad por haberse dedicado a la Adoración durante tantos años) y porque ese año era el de la Beatificación de los Pastorcitos de Fátima. Còmo sabe, San Francisco Marto era un apasionado de Jesús oculto y pasaba largas horas frente al Sagrario para consolarlo. Durante años recibí sus Meditaciones a través, creo, de Maria João. Y, como estaba pasando por un mal momento, le escribí por fax para contarle mi tormento e inmediatamente me contestó por fax, agradeciéndome la confianza que había depositado en Ud. y dándome pistas para el futuro: «Sé, Lena, un milagro de confianza». Esta carta está en mi Santuario Hogar. La idea que tengo de Ud. es la de un sacerdote extraordinario, un padre, alguien con quien se sentía bien estar. Un sacerdote muy profundo que nos daba palabras de vida eterna. Me alegro de sus 50 años de sacerdocio, y estoy agradecida por haber podido formar parte de su vida. Casualmente, el 12 de agosto celebré mis bodas de oro matrimoniales. Imploro su bendición como padre espiritual y sacerdote.
    Gracias, Padre Alberto.

  6. Juan Enrique Coeymans Avaria dice:

    Un gran abrazo y mi oración de gratitud por tu entrega sacerdotal. El Señor y la Mater te bendigan por tu amor a ellos y a Schoenstatt. Todos somos deudores de ti y de los que han entregado todo por la Familia de Schoenstatt.
    A la distancia el 29 te recordaremos en nuestro Santuario Hogar. Gracias querido padre Alberto.

  7. «Pasion por Dios, por el hombre y por el mundo», eso hemos visto siempre en ti, los que te conocimos hace ya más de 50 años.
    Muchas felicidades por llegar a celebrar tus bodas de oro sacerdotales.
    Eres para nosotros el recuerdo de nuestro primer amor por Schoenstatt. Eso no se olvida. Gracias.

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