Publicado el 2016-08-18 In schoenstattianos

Rodrigo Ossandón, un schoenstattiano cabal

CHILE, Cristina «Kikí» Quiroz de Tagle •

El 31 de julio falleció sorpresivamente Rodrigo Ossandón, miembro del primer curso de la Federación de Familias de Chile, «Hogares de Fuego». Tenía algunos problemas para caminar, estaba en tratamiento con kinesiólogos, tuvo fatiga, lo hospitalizaron, descubrieron que su corazón no estaba muy bien pero que partieran a su casa. Tranquilamente estaban viendo televisión, cerró los ojos y luego dijo «Maní» (apodo de su esposa) y ¡partió! El Padre Luís Ramírez, nos regaló una hermosa prédica que incluyó su primera oración de Alianza, tan radical, bellísima.

Schoenstattiano desde la juventud

Querido Rodrigo, estoy tan convencida de que fuiste directamente al cielo que me he encontrado todos estos días pidiéndote favores. Hubo una fiesta a tu llegada, te estaban esperando con los brazos abiertos. Ahí estaba el Dios Uno y Trino, la Sma. Virgen, tus dos hijos, tus excelentes padres, el Padre Kentenich, el P. Benito, Mario Hiriart, tus hermanos de Curso, de grupo… ¡una multitud! Tu partida fue una clara demostración de esto. Estabas en la clínica esperando que te dieran el alta, dijiste “Maní”… y te dormiste. Llegaste allá con una mochila de lujo: la de un Padre y Fundador que se había entregado por entero, con alma, vida y corazón, a construir un mundo mejor.

Tuviste una infancia feliz, una familia muy católica, cinco hermanos, muy ligada al tenis, a Zapallar, fuiste un muy buen alumno del Liceo Alemán. Estudiaste ingeniería civil en la Universidad Católica. Hugo Tagle te invitó a un encuentro de universitarios en Valparaíso. Allí conociste Schoenstatt y te fascinó el pensamiento del Padre Kentenich, que nos invitaba a cambiar el mundo, a formar un hombre nuevo, una nueva cultura… contagiaba una fe viva en un Dios amor. Integraste el tercer grupo de la Juventud con el P. Benito, los Hetairos, con quienes aún conservabas lazos de amistad.

Fue modelo de padre de familia y de empresario cristiano

Gran empresario, junto con su cuñado, Carlos Cuevas, crearon una empresa de estructuras metálicas. Construyeron gran cantidad de obras, especialmente galpones. La empresa hoy está a cargo de un hijo y un sobrino.

Rodrigo era un hombre inteligente, profundo, un estudioso de la original pedagogía del Padre y Fundador. Maní también conoció a Schoenstatt, integró el tercer grupo de la Juventud Femenina, “Magnanimitas”, muy comprometida con el Movimiento, de gran simpatía y mucha solidez religiosa. Formaron una pareja ejemplar, apostólica, contagiaron a muchos. Fueron Jefes de Rama, buenos educadores… estaban siempre presentes en cada iniciativa. En las reuniones siempre nos contaban de su fidelidad al rezo del rosario todas las noches y su Sta. Misa diaria. Sufrieron mucho con la pérdida del pequeño Rodrigo a los 2 años de edad, y años más tarde con la enfermedad y muerte de Teresita, a los 33 años. Fue una pequeña santita. Fueron momentos muy dolorosos, pero su fe era inquebrantable; nos impresionaba su valentía para salir adelante, trabajando siempre por cambiar el mundo.

Muy buen escritor, con gran inquietud social escribió varios libros sobre las Encíclicas que se ocuparon de este tema. Fue el impulsor de la Unión de Empresarios Cristianos, USEC, que presidió por dos períodos, creó la Misión Empresarial de gran repercusión en los medios y en las empresas.

Nos impresionaban mucho sus cualidades humanas. Su simpatía, su humildad, su sencillez, gran conversador, alegre, interesado por todos los temas, estudioso, siempre inquieto por la realidad. Muy buen padre, estaba siempre preocupado por cada uno de sus hijos, buscando la manera de ayudarlos, interesado por sus problemas.

Formó parte del primer curso de la Federación de Familias: “Hogares de Fuego”.

Su pasión por el tenis era un capítulo aparte. Gran jugador, campeón muchas veces, trató de jugar siempre, hasta que ya no pudo hacerlo por su enfermedad. Además contagiaba a todos con su querido deporte: sus hijos, sus nietos, sus amigos. ¡Cuántos hermosos recuerdos! ¡Cuánto te extrañaremos!

Foto: Rodrigo Ossandón, a la derecha, recibiendo un reconocimiento por la labor desarrollada en USEC

Fuente: Revista Vinculo, agosto de 2016. Colaboración: aat, Argentina

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