CHILE, por Guillermo Plaza Liberón •
Mario Hiriart pasó muchas vacaciones de su juventud en el fundo San Carlos, del Valle del Elqui, y la localidad mas cercana, casi inmediata, era el caserío de El Tambo. Su diario describe su vinculación con personas y con el lugar.
Hace mas de 20 años que en la cumbre de un pequeño cerro, al final del pueblo y que domina su entorno, se erigió una pequeña Ermita, con la figura del Santuario, la imagen de la Mater y dedicada a Mario. La tradición es peregrinar el domingo más cercano a la Pascua de Mario, encontramos en la plaza del pueblo, que mira su iglesita, donde almorzamos el cocaví de cada uno compartiendo fraternalmente. Luego, ingresamos a la Iglesia donde compartimos recuerdos de Mario con gente del lugar, que nos acoge con mucho cariño. Posteriormente iniciamos la peregrinación propiamente tal, por la única calle del pueblo, rezando el rosario, y leyendo pequeños pensamientos de Mario entre uno y otro misterio. Al final de la calle, cerca de 700 mts., comienza la subida al cerro donde está la Ermita, generalmente lugar de mucho viento. Alcanzamos justo a terminar el rosario y estamos arriba, “volándonos” con el viento, con una vista espectacular. Después de oraciones, peticiones, y consagración, regresamos nuevamente a la plaza, y desde allí a los hogares. En esta oportunidad, como pocas, nos acompañó nuestro asesor, el P. Patricio Ilabaca.
El sábado anterior miembros del círculo de militantes de la Familia del Tabor de Peñuelas llegaron hasta la Ermita, para repintarla y asear el entorno, por lo cual la encontramos en óptimas condiciones.
