¿Dónde rezar?

Por Manuel de la Barreda Mingot, Madrid, España •

Muchas veces, cuando rezamos, cuando oramos, nos viene la inquietud, unas veces motivada por la curiosidad, otra por la misma pereza, de que si da igual rezar en mi cuarto, en mi Santuario Hogar, delante de un Sagrario, en Adoración Eucarística o incluso después de recibir a Sagrada Comunión. De si está Dios en todos los sitios, que más da donde y como rezar.

La pregunta sin duda es lógica, y muchas veces se da respuesta a la misma sin tener claro la respuesta, pero con un convencimiento de que no, que no es lo mismo rezar en cada una de las anteriores situaciones descritas, pero que sí, que Dios está en todas partes. De alguna manera lo sentimos pero somos incapaces de formular una respuesta lógica, que pueda valer a un no creyente.

La oración en tiempos de Whatsapp, SMS, y Mail

Yo hoy me voy a atrever a hacer un símil tecnológico para intentar responder a esta pregunta. Voy a comparar la oración con la comunicación humana unida a los elementos tecnológicos que hoy en día disfrutamos (¿o sufrimos?). Es solo una comparación para intentar acercarnos a esta respuesta, que no deja de ser parte del misterio de Dios entre nosotros.

Oración en mi cuarto: La equivalencia la hago con la comunicación por mensajes, ya sea en los móviles, ya sea whatsap, SMS, o incluso por mail. Dios está en contacto contigo y tú con él. Le puedes contar todo lo que sientes y él te responde. Está al otro lado del teclado y tu confianza está en que siempre puedes contar con él.

Santuario Hogar: una llamada telefónica

Oración en mi Santuario Hogar: Avanzamos un poco. El sitio no es cualquier sitio. Lo hemos conquistado y bendecido para que la Mater, el camino más corto para ir a Dios, se instale en mi casa. La equivalencia tecnológica es la llamada telefónica. La comunicación es más directa. No es solo el intercambio de información, sino que al escuchar la voz de la otra persona le comienzas a percibir como es y como siente ya que los cambios en los tonos de voz enriquecen la comunicación, los matices, y por tanto aumentan la unión, el contacto.

Sagrario: Skype

Oración ante el Sagrario: Aquí ya la conexión, la comunicación aumenta de nivel. Se intercambia información, y más, mucho más. La percepción de Dios es más directa y los matices y sentimientos compartidos son más. Es la videoconferencia o el Skype. Ves a la otra persona, no solo la oyes. La cara es el espejo del alma dicen, y te la muestra lo mismo que tú a él. Ya se puede disimular menos pues las emociones y sentimientos se comparten de manera inconsciente, de manera más veraz.

Adoración Eucarística: presencia real

La Adoración Eucarística: La presencia de Dios ante ti es real. No le ves a través de nada, sino que lo tienes delante. Es el verle en persona, pero a través de una reja. Como cuando visitas a las religiosas contemplativas, o como “ligaban” nuestros abuelos. Ya le puedes “tocar”, puedes sentir su calor, puedes acariciarle a través de la reja y él a ti. Es un contacto “físico”. Ya no necesitas marcar o conectarte. Ya no depende de la calidad de la línea. Está delante de ti, sí o sí. Y aunque mires a otra parte, aunque te distraigas, él no se va. Sigue a tu lado.

Comunión Eucarística: abrazo

La Comunión Eucarística: Es el abrazo, el abrazo íntimo. La unión perfecta. El hacerse uno con el otro y viceversa. Ya no hay nada que ocultar, no se puede. Lo que soy y lo que tengo se ve, se entrega. Los secretos más profundos se comparten sin tapujos, las alegrías, las penas, todo.

Dios siempre está. Está esperando, ya sea pendiente del teclado, al otro lado de la línea, o en persona. La oración siempre es un contacto con él. Él se entrega y nosotros podemos entregarnos muy profundamente, muy sinceramente en cualquiera de las formas, pero para nosotros no es lo mismo un “Te quiero” a la persona amada a través de un teclado que mediante un abrazo ¿Por qué?, pues no lo sé exactamente, pero seguro que por lo mismo que no es igual rezar donde sea que en una Comunión Eucarística, y eso que Dios nos ama mucho más de lo que podamos amar nosotros y por tanto las barreras para él no existen. Por eso es tan importante llevar la Sagrada Comunión a los enfermos.

Como cualquier comparación de algo terreno con algo divino, es cuestionable. No pretendo dogmatizar sino intentar ayudar a comprendernos y a acercarnos a Dios de la mejor manera posible.

El autor con su familia