Joseph Challenge

Publicado el 2021-01-10 In Año de San José

Padre en la sombra

HOMBRES JOSÉ 2021 | Klaus Wittmann, Alemania•

The Joseph Challenge 2021 of Schoenstatt.org, only for men (El Desafío- José 2021 de Schoenstatt.org, sólo para varones): Varones de variadas vocaciones en la Alianza de Amor, de diferentes países y generaciones se dejan desafiar por la Carta del Papa Francisco, Patris Corde, sobre san José, “esta figura extraordinaria, tan cercana a nuestra condición humana.” Se comprometen a compartir lo que más les impresiona y motiva sobre la figura de San José y de la carta del Santo Padre. Hoy lo hace Klaus Wittman de Alemania, miembro activo en la Academia internacional Kentenich para directivos de empresas (IKAF); él descubrió para sí mismo el punto 7: padre en la sombra.—

Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente. Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él.

Pienso en cómo me convertí en padre – ¡Fue un reto! No quería hacer nada malo y sin embargo algunas cosas me resultaron mal. Recuerdo una situación en la que me sentí completamente exigido: el niño gritaba a pesar de que ya había probado todo tipo de cosas para calmarlo. Estaba solo y no sabía cómo ayudarme a mí mismo, fue entonces que lo sacudí. Algo que no me he perdonado hasta hoy.

He sentido la responsabilidad por los niños desde el primer día y no me arrepiento de ningún día en que pude cuidarlos.

Ser padre significa introducir al niño en la experiencia de la vida, en la realidad. No para retenerlo, no para encarcelarlo, no para poseerlo, sino para hacerlo capaz de elegir, de ser libre, de salir. Quizás por esta razón la tradición también le ha puesto a José, junto al apelativo de padre, el de “castísimo”. No es una indicación meramente afectiva, sino la síntesis de una actitud que expresa lo contrario a poseer.

La castidad está en ser libres del afán de poseer en todos los ámbitos de la vida. Sólo cuando un amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz. Dios mismo amó al hombre con amor casto, dejándolo libre incluso para equivocarse y ponerse en contra suya.

La libertad, ese es mi tema, y por eso este punto me dice mucho. Mi propio deseo de libertad ya era muy fuerte cuando era joven. Como padre, quiero dar el ejemplo de este valor y transmitirlo a mis hijos. Es más fácil decirlo que hacerlo. Nuestros hijos son ahora adultos jóvenes que están haciendo mucho para no adaptarse y ser diferentes: por el peinado, la ropa, la falta de metas, el letargo, etc.

Una y otra vez vuelvo a caer en la comparación de mis valores con la vida (estado actual) de mis hijos. En realidad debería decir que no es el estado actual, sino lo que yo percibo y lo que yo creo que es la visión general de la realidad completa. ¡Qué presunción y qué falacia! Me pasa una y otra vez que critico a mis hijos abiertamente o entre líneas por su forma de vida o su apariencia en comparación con lo yo que considero como estándar. A veces son cosas pequeñas, pero, ¿por qué no hago un esfuerzo y sólo digo cosas simpáticas y edificantes?

El verdadero amor de José es entonces, como dijo el padre José Kentenich, la educación abnegada de caracteres recios, libres (y sacerdotales).

La paternidad que rehúsa la tentación de vivir la vida de los hijos está siempre abierta a nuevos espacios. Cada niño lleva siempre consigo un misterio, algo inédito que sólo puede ser revelado con la ayuda de un padre que respete su libertad. Un padre que es consciente de que completa su acción educativa y de que vive plenamente su paternidad sólo cuando se ha hecho “inútil”, cuando ve que el hijo ha logrado ser autónomo y camina solo por los senderos de la vida, cuando se pone en la situación de José, que siempre supo que el Niño no era suyo, sino que simplemente había sido confiado a su cuidado.

Qué hermoso es ver la autonomía de los niños, y qué orgulloso me siento como padre cuando ellos mismos han «conquistado» algo. Mi estímulo ha servido en algo.

Actualmente nuestro hijo habla de irse por algunos años a EE.UU. En un primer momento, como padres, estuvimos sorprendidos por lo nuevo y también asustados.

Pero percibimos su deseo y su entusiasmo de descubrir cosas nuevas por sí mismo. Lo apoyamos. Él ya no estará bajo mi cuidado y en gran parte ya no podré serle útil. Seré el padre en la sombra.

Después de todo, eso es lo que Jesús sugiere cuando dice: «No llamen “padre” a ninguno de ustedes en la tierra, pues uno solo es su Padre, el del cielo» (Mt 23,9).
Siempre que nos encontremos en la condición de ejercer la paternidad, debemos recordar que nunca es un ejercicio de posesión, sino un “signo” que nos evoca una paternidad superior. En cierto sentido, todos nos encontramos en la condición de José: sombra del único Padre celestial, que «hace salir el sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos» (Mt 5,45); y sombra que sigue al Hijo.

Estoy pensando en la novela de William Paul Young «La cabaña». El protagonista Mackenzie tenía una relación rota con su padre terrenal. Cuán difícil fue para él en esa historia, relacionarse con Dios Padre.

Aquí también veo una responsabilidad muy especial para los padres. ¿Qué imagen de padre le reflejo a mis hijos para que ellos puedan aceptar el amor, la bondad y la misericordia de Dios porque realmente han experimentado a un padre amoroso?

La alegría y los momentos felices con mis hijos adultos surgen cuando logro reflejar algo de esta paternidad divina, cuando yo como padre pude ser la sombra del Padre Celestial.

Original: Alemán, 8/1/2021. Traducción: Tita Andras, Viena, Austria

 

 

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1 Responses

  1. Maria dice:

    What a beautiful and uplifting article, so full of truth and real love.
    Thank you for sharing your personal experience.

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