FRANCISCO EN ESTRASBURGO, santegidio.org. En el cordial mensaje de esperanza y de estímulo que el Papa Francisco ha dirigido hoy a Europa, he vuelto a encontrar, con renovada gratitud, algunos temas que el Obispo de Roma dirigió a nuestra Comunidad en el transcurso de su visita el 15 de junio pasado. Aunque en ese momento el Papa se dirigía a una Europa “cansada”, “envejecida” y la exhortaba a volver a encontrar las propias raíces para rejuvenecerse combatiendo “la cultura del descarte” y revitalizando sus energías más ocultas, incluyendo a los jóvenes, los ancianos y los emigrantes. Así el presidente de la Comunidad de San Egidio, Marco Impagliazzo, comentando los dos discursos pronunciados por el Papa Francisco durante la visita a Estrasburgo al Parlamento Europeo y al Concilio Europeo.
“Hoy el Papa ha vuelto a dirigirse a una Europa herida, cansada y pesimista, continuó diciendo Impagliazzo, pero la invitación a no darse por vencida, mostrando que en la recuperación de los propios valores originales, está el camino para volver a desarrollar un rol fundamental en un mundo globalizado que corre el riesgo de perder sus ideales frente al predominio de tecnicismos burocráticos, presiones del poder financiero, sordera frente a las emergencias del momento: la paz, un bien para conquistar continuamente, la defensa de los derechos humanos, la tutela de la dignidad de la persona y del trabajo, el terrorismo de matriz religiosa, el tráfico de seres humanos, las emigraciones”.
La denuncia de la globalización de la indiferencia
Con la denuncia de la globalización de la indiferencia y con la apelación a una libertad responsable que mantenga viva la democracia de los pueblos europeos, fundamentándola sobre los principios de solidaridad y subsidiaridad, volvemos a los orígenes del magisterio de Francisco. Recuerdo que la denuncia de la globalización de la indiferencia fue lanzada por primera vez por el Papa Francisco el 8 de julio de 2013 delante de las víctimas del naufragio de Lampedusa: una herida que todavía sangra en la consciencia de Europa.
“Hagamos nuestro, concluye Impagliazzo, la apelación del Papa para evitar que el Mediterráneo se convierta en un gran cementerio; pidamos a Europa poder programar una aceptación generosa y responsable, de poner en campaña todas sus energías para hacer que la legítima tutela de los propios ciudadanos no comprometa el deber de la aceptación de quien huye de situaciones de conflicto, de la miseria, del hambre. Ya hoy la Europa de los derechos es el único continente sin pena de muerte: un ejemplo positivo.
Continuando en este camino y volviendo a ser ella misma, Europa podrá contribuir a dar esperanza al futuro.
Fuente: www.santegidio.org
Original: Italiano – Traducción: Rosa Ciola: Buenos Aires, Argentina
