PUERTO RICO, Oneliss Rolón Nieves •
Alguna vez escuché decir que los schoenstattianos somos hijos de la guerra. Esto es porque el movimiento estuvo marcado por las dos guerras mundiales del siglo XX. Ahora bien, levantarnos en medio de guerras y persecuciones tiene sus ventajas. Primero, nos permite ganar una fortaleza y hondura interior que, en tiempos de calma, seríamos incapaces de conquistar. Segundo, sensibiliza el alma a las inspiraciones del Espíritu Santo. Tercero, mueve nuestra creatividad y nos pone en marcha, dispuestos a entregarnos con valentía por una misión. —
Eso fue justo lo que experimentaron dos familias chilenas el pasado mes de octubre de 2020 tras los ataques a los templos católicos de su país. Luego de dialogar sobre la situación que enfrentaba la Iglesia local y ante la repetición de la expresión “hace falta rezar un millón de rosarios a la Virgen”, surge esta iniciativa. Desde su santuario hogar e impulsados por la gracia del Espíritu Santo, Chiara Barchiesi junto a su familia, aceptaron el llamado de Dios para ser los promotores de Misión Rosario.
La crisis que atenta contra la paz, la libertad y la vida arropa al mundo entero
Esta campaña, que comenzó con la Solemnidad de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre de 2020) y que pretende culminar el Domingo de Pascuas de Resurrección (4 de abril de 2021), busca regalarle a la Santísima Virgen un millón de rosarios por la paz, la libertad y la vida en América.
Aquello que comenzó en el seno de un hogar schoenstattiano, hoy ha alcanzado a más de 20 países de América. Los jóvenes de cada país han asumido con gran seriedad, compromiso y entrega esta Misión, conscientes de que en más de una ocasión la Santísima Virgen en sus apariciones nos ha pedido que recemos el santo rosario por la conversión de los pecadores y la paz del mundo.
Hoy, Misión Rosario extiende la invitación a toda Europa, reconociendo que, no sólo es América quien necesita de la radical intercesión de nuestra Santísima Madre, sino que la crisis que atenta contra la paz, la libertad y la vida arropa al mundo entero. ¡Unámonos en esta misión de amor por nuestras familias, nuestros países y nuestra casa común!
