Publicado el 2016-05-31 In Casa Madre de Tuparenda, Obras de la misericordia, Proyectos

La realización de un sueño: la Casa Madre de Tupãrenda

PARAGUAY, por María Fischer •

«Santo Padre, ¿recuerda a Orlando?», le preguntó el P. Tommy Nin Mitchell, Director del Movimiento de Schoenstatt en Paraguay al Santo Padre, durante la audiencia que tuvo como participante del Capítulo General de su comunidad en septiembre de 2015. «Si, recuerdo a Orlando», contestó el Papa Francisco. Orlando: el joven internado en la cárcel de menores de Itauguá que saludó al Papa en la costanera de Asunción durante su encuentro con la juventud, y que le hizo cambiar su discurso: “Después de haber leído el Evangelio, Orlando se acercó a saludarme y me dijo: te pido que reces por la libertad de cada uno de nosotros, de todos. Es la bendición que pidió Orlando para cada uno de nosotros. Es la bendición que pedimos ahora todos juntos…». «Bien, Santo Padre», le dijo el P. Tommy y le presentó un cuadro de la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt, «le pido que bendiga este cuadro de la Virgen de Schoenstatt para la Casa Madre de Tupãrenda, que estamos construyendo para recibir a jóvenes como Orlando, para que se pueda cumplir su sueño de ser libre y de tener una vida nueva…”

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El pasado sábado 7 de mayo, el P. Pedro Kühlcke les contó esto a los trabajadores y responsables de la futura Casa Madre de Tupãrenda al festejar que la casa ya tiene techo. Esta casa, que muy probablemente comenzará a funcionar a mediados de junio, tendrá una imagen de la Mater bendecida por el Papa Francisco para los veinte jóvenes que después de salir de la cárcel encontrarán allí un lugar donde comenzar su nueva vida en libertad, y para los que trabajarán para ellos en ese mismo lugar.

«Es la bendición que pidió Orlando para cada uno de nosotros. Es la bendición que pedimos ahora todos juntos. La libertad, porque la libertad es un regalo que nos da Dios, pero hay que saber recibirlo, hay que saber tener el corazón libre, porque todos sabemos que en el mundo hay tantos lazos que nos atan el corazón. Y no dejan que el corazón sea libre. La explotación, la falta de medios para sobrevivir, la drogadicción, la tristeza, todas esas cosas nos quitan la libertad. Así que todos juntos, agradeciéndole a Orlando que haya pedido esta bendición, tener un corazón libre, un corazón que pueda decir lo que piensa, que pueda decir lo que siente y que pueda hacer lo que piensa y lo que siente. Ese es un corazón libre. Y eso es lo que vamos a pedir todos juntos. Esa bendición que Orlando pidió para todos». (Papa Francisco, 1º-7-2015)

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En la ermita donde se firmó el convenio

«Recemos aquí en la ermita, donde hace casi un año se firmó el convenio», dice Ana Maria Acha, presidente de Fundaprova (Fundación para la promoción de valores y prevención de la violencia).

El 4 de junio de 2015 la ministra de Justicia, Sheila Abed, el P. Pedro Kühlcke, capellán del Centro Educativo Itauguá y la presidente de Fundaprova, Ana María Mendoza de Acha, otras autoridades y un grupo de los mismos jóvenes del pabellón Esperanza de la cárcel, participaron de la bendición de la ermita de la Virgen de Schoenstatt. Es como la piedra fundamental de la construcción de una casa-escuela que tendrá capacidad para veinte jóvenes cuya condena haya concluido. Previamente se reunieron en el santuario, y sobre el altar se firmó el acuerdo entre ambas partes para beneficio de quienes quedan en libertad.

Se reúnen en torno a esta ermita, con vista a la casa que exterioramente ya está casi lista, la misma Ana Maria Acha, el P. Pedro Kühlcke, Mirta Contini de Etchegaray, ingeniera fiscalizadora de la obra, Gisela Fiorio, a cargo de la recaudación de fondos, Jaime Ortiz, constructor, con sus hijos Pablo y Elena Ortiz, también constructores, Augusto Ramírez, arquitecto, y María Fischer de schoenstatt.org. Todos schoenstattianos.

Una oración sencilla, una bendición de la obra en marcha, un pedido por los que en el futuro trabajarán allí (el lunes siguiente se contratará al primer empleado), por los docentes de los diversos cursos de capacitación laboral, y ante todo, por aquellos jóvenes que pronto, muy pronto la ocuparán. Es un sueño que se está haciendo realidad… un sueño del Padre José Kentenich que destacaba que al lado de cada Santuario de Schoenstatt tendría que existir una casa de formación y una casa de compromiso social. María, Educadora del hombre nuevo, pero ante todo, Madre…

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Una casa soñada

Antes de festejar el techado con los obreros – con chipas, bocadillos, café, te, mate – el Padre Pedro muestra la casa. Todo está bien pensando: desde la cantidad de duchas al lado de los talleres hasta las ventanas en los consultorios, para que cada charla con los jóvenes sea «transparente» y esté a la vista.

Habrá talleres de panadería, de computación, ya existe una huerta orgánica esperando a los jóvenes y mucho más. «Vamos a poder vender productos hechos aquí, y así los mismos jóvenes aportarán al mantenimiento», explica el P. Pedro. Van a trabajar en turnos en los diferentes talleres, para encontrar así lo que les guste más, lo que quieran aprender. Saldrán con un certificado.

“La idea es que logremos una rehabilitación integral, van a poder venir todos los días de lunes a viernes y así desarrollarse en el campo espiritual, laboral y educativo. Serán recibidos todos los chicos que deseen un cambio y adaptación a la sociedad”, explica el P. Pedro Kühlcke.

Aun parece un sueño la historia del dinero prometido por el gobierno que parecía que nunca iba a llegar; o la cuenta con los 2000 Euros donados por una bienhechora alemana, que fue cerrada para ahorrar gastos y re-abierta en media hora al recibir la noticia de la transferencia del dinero prometido por el gobierno en enero de 2016; la bendición de la piedra fundamental y la promesa del gobierno de pagar, inicialmente al menos, los gastos de los cursos…

La fiesta terminó con una Santa Misa celebrada en el Santuario de Tupãrenda, en agradecimiento y aún más de súplica por la fecundidad de esta obra de misericordia con mayúsculas.

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El P. Pedro Kühlcke está pensando en promover una campaña de becas para que los schoenstattianos y los amigos de todo el mundo puedan apoyar los cursos, la alimentación y los sueldos de los jóvenes que aquí encontrarán una segunda oportunidad en sus vidas, o en muchos casos, la primera. Pero no solo necesitan apoyo económico, ciertamente necesario. Se requieren madrinas y padrinos, hermanos y amigos reales que les donen sus oraciones, simplemente su interés personal en ellos. Necesitan de «Casas Madre de Tupãrenda vivas».

¡Quiero ser parte de esta casa soñada, de esta casa Madre de Tupãrenda viva!

El 9 de mayo pasé por última vez en este año por Tupãrenda, en auto, camino a Ciudad del Este. Lo que veo y lo que queda en mi mente y en mi corazón es la gran imagen de la Mater que saluda a los peregrinos desde lejos, y la casa Madre de Tupãrenda.

¡Qué bueno, Madre de Tupãrenda, que tienes esta casa!

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Si, se puede. Jovenes de la Carcel de Menores en la Misa de Jovenes en Tuparenda

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1 Responses

  1. Cecilia dice:

    Sin palabras. Una inmensa obra llena de amor y compromiso. Cuando se quiere se puede, así de simple. Ahora está en nosotros seguir contribuyendo para que todo este emprendimiento termine de tomar forma. Crear vínculos. Esos vínculos que hacen que proyectos como éste se concreten.

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