Santa Cruz do Sul Santuario

Publicado el 2020-11-28 In Alianza solidaria, Schoenstatt en salida

Nos quitaron el santuario…

BRASIL, RUY ALBERTO KAERCHER •

Los schoenstattianos y miles de personas de la comunidad santacruceña y de la región, como también de otros lugares del Estado de Rio Grande do Sul, están vinculados hace más de cuarenta años al Santuario de la Madre y Reina de Santa Cruz do Sul, Rio Grande do Sul, por una larga tradición, con una historia que comenzó mucho antes del 11 de diciembre de 1977, día de la bendición inaugural. Ese día, la Madre y Reina tomó posesión de ese lugar de gracias y desde entonces ha actuado en ese espacio sagrado, abrigando corazones, intercediendo por gracias, acogiendo finalmente a todos y todas los que allí se dirigían a rezar, suplicar, llorar, compartir sus vidas.  —

Recuerdo las palabras de la Hna. Jacoba Baum (Instituto de las Hermanas de María de Schoenstatt), cuando el 7 de octubre de 1975, junto a varias personas pertenecientes al Movimiento Apostólico de Schoenstatt que visitaban el lugar, declaró: “Este es el terreno que eligió la Madre, no necesitamos buscar otro». Esa zona pertenecía entonces al Municipio donde, mediante un acto aprobado por la Cámara de Concejales y sancionado por el entonces alcalde Elemar Gruendling, se construyó posteriormente (1977) el santuario y la residencia de las hermanas.

La comunidad santacruceña ayudó a construir el santuario y este lugar fue una aspiración de la familia de Schoenstatt de Santa Cruz do Sul (Madres, Obra Familiar, Liga de Mujeres, juventud, etc.) en unión con el Instituto de las Hermanas de María, quienes se convirtieron en las responsables jurídicas del santuario. Todo fue conquistado con gran esfuerzo y dedicación por parte de la familia de Schoenstatt y la comunidad santacruceña. Hago memoria de todos y todas los que ayudaron a construir este santuario, muchos de los cuales ya han fallecido. También recuerdo las innumerables peregrinaciones, centro de atracción de miles y miles de peregrinos. La última fue realizada en 2019, y reunió a más de treinta mil personas.

 

Santa Cruz do Sul

«P. Kentenich, tu lugar está aquí.» – «Aquí hay un lugar de gracias y de devoción» – «Mater, ven a casa.»

Una declaración y un cisma

Durante el transcurso del año 2018, las hermanas de María de Schoenstatt (responsables jurídicas del Santuario) comunicaron al Consejo diocesano de la familia de Schoenstatt de Santa Cruz do Sul, su intención de retirarse del lugar y traspasar el santuario. Esta decisión provocó un «cisma» dentro del movimiento, ya que la mayoría de los miembros del movimiento se opusieron a la idea. La justificación que presentaron las responsables jurídicas para este traspaso es la inseguridad del lugar y la disminución del número de fieles que visitan el santuario.

Recuerdo que, en cuanto al tema de seguridad del lugar, el propio movimiento apostólico y sus diversos segmentos, ya estaban atentos a la situación y se movieron para la construcción de un muro de hormigón, y posterior colocación de alambre de púas, así como cámaras de monitoreo, ambas inversiones importantes.

En una de las asambleas del Consejo diocesano de la Familia de Schoenstatt, realizada en junio de 2018, se constituyó una comisión para estudiar y presentar medidas para mejorar aún más la seguridad cerca del santuario y la residencia de las hermanas. Las sugerencias se presentaron al Consejo en septiembre de 2018, pero las responsables jurídicas no se hicieron eco de ellas.

La municipalidad de Santa Cruz do Sul, a través del Intendente Municipal, también manifestó su preocupación por la situación y se ofreció a ayudar en la cuestión de la seguridad del sitio y otras medidas.

Este es un breve resumen de la situación, que tuvo su trascendencia con la Carta Abierta que los medios de comunicación difundieron recientemente a la población por parte de las responsables jurídicas.

¿Es posible revertir la situación?

Después de esta breve historia, vayamos a lo que realmente interesa. Queda una pregunta, por cierto, una pregunta que formuló una persona que no pertenece a la Familia de Schoenstatt: el periodista Ricardo Düren (en su columna en el diario Gazeta do Sul). Creo que esta pregunta expresa la opinión y los deseos de muchas personas de nuestra comunidad.

¿Es posible revertir la situación?

Creo que es difícil, porque las responsables jurídicas están convencidas de que lo que hicieron está bien, y que quieren otra solución para la ubicación del santuario. Respetamos la decisión de las responsables legales, pero no estamos de acuerdo con la forma en que se gestó y condujo todo este proceso, que al final pretende demoler este santuario, patrimonio material y espiritual del movimiento apostólico de Schoenstatt, y de la comunidad santacruceña, y trasladarlo a otro lugar, aún no definido. El santuario pertenece al pueblo de Santa Cruz, al pueblo de la diócesis de Santa Cruz do Sul.

Creo que, por respeto a la historia, a la memoria de las personas que conquistaron y construyeron este santuario, y por respeto a los miles de peregrinos y devotos de la Madre y Reina, el lugar donde hoy se encuentra el santuario, debe ser conservado.

La “capillita” debe ser mantenida, repito, por respeto a la historia, a la memoria de los centenares de personas que entregaron su vida y su alma por este lugar. Por respeto a los peregrinos, y a los miles de personas que acuden cada año a este lugar en busca de paz, oración y consejo espiritual. Los ornamentos internos ya han sido retirados (altar, etc.), llevados a otro lugar. También se retiró del lugar la estatua del Padre Fundador, solemnemente inaugurada junto al santuario con motivo del centenario de la fundación en el 2014.

No podemos dejar que se apague esta hermosa historia de nuestra comunidad de Santa Cruz do Sul, una colina sagrada, un suelo bendito y consagrado, donde el espíritu mariano, el espíritu de lo alto, debe permanecer allí siempre y para todos. Incluso el Movimiento quiere que el santuario y sus alrededores sean declarados patrimonio histórico permanente e inalienable. Si el santuario fuese demolido, como es la intención de las representantes legales, la Iglesia diocesana pierde, el Movimiento Apostólico pierde, el peregrino pierde, todos perdemos.

Una decisión unilateral: el santuario está cerrado

Esta decisión unilateral de las responsables jurídicas, este cierre del Santuario de Schoenstatt en nuestra ciudad es un acto que recibió, y continúa recibiendo, duras críticas no solo de miembros del Movimiento Apostólico de Schoenstatt (que en su mayoría se declaran en contra de esta decisión), sino también de muchas personas de la comunidad católica santacruceña y regional.

Desde 2018, cuando era entonces presidente del Consejo Diocesano de la Familia de Schoenstatt, y oficialmente nos comunicaron que el Santuario sería trasladado del terreno donde se encontraba hace más de 40 años (44 para ser exactos), me he declarado en contra de este acto unilateral de las representantes espirituales y jurídicas, desacuerdo que se manifestó públicamente en las asambleas promovidas dentro del movimiento apostólico conforme lo evidencian las actas de estos hechos.

Esta actitud de las representantes jurídicas, y repito, sólo decidida por ellas, hirió lo más profundo de los corazones, las mentes, el espíritu de los schoenstattianos locales, hirió los corazones del pueblo santacruceño, y va a contramano de las enseñanzas del fundador del movimiento padre  José Kentenich que, si estuviera vivo, ciertamente no aprobaría la forma como fue y está siendo conducido este proceso de trágicas consecuencias morales y espirituales para los que pertenecen al movimiento, así como a los demás devotos de la Madre y Reina.

Ser Schoenstatt, pero no todo Schoenstatt

Las representantes espirituales y jurídicas se esfuerzan por justificar lo que están haciendo, utilizando argumentos comprensibles pero poco convincentes y que no se sustentan. A pesar del esfuerzo, no convencen con las explicaciones dadas, no se entiende lo inexplicable. En este contexto cabe afirmar que las representantes jurídicas son Schoenstatt, pero no todo Schoenstatt (que lamentablemente no supieron escuchar), y sí son parte de él y, por lo tanto, deberían haber conducido este proceso en forma dialogada y colegiada con los demás organismos schoenstattianos y no del modo en que se hizo.

El Movimiento Apostólico de Schoenstatt es una expresión del carisma de su fundador, el padre José Kentenich. Toda su fecundidad brota de la espontaneidad de vida inspirada por el Espíritu Santo, lo que llamamos Divina Providencia, que bajo la protección de la Madre Tres Veces Admirable, es el alimento de la Alianza de Amor que sellamos con ella. Schoenstatt posee varias comunidades, todas ellas basadas en la fidelidad al fundador, lo que se denomina “mens fundatoris” (mente del fundador). Para la convivencia entre estas diferentes comunidades, el padre José Kentenich dejó una orientación muy clara: estas comunidades deben vivir utilizando, por así decirlo, una noble competencia, pero en continua y mutua promoción. Lo que está sucediendo aquí, en Santa Cruz, contradice la génesis de Schoenstatt. Esta génesis se basa en que Schoenstatt se configuró, a lo largo de la historia, a partir del fortalecimiento de vínculos, del espíritu de familia entre sus miembros y comunidades. Por eso, las corrientes de vida que surgieron en Schoenstatt tienen en el aspecto familiar su mayor expresión, como pensaba nuestro Fundador.

Desafío: un “nuevo Schoenstatt”

Este aspecto se hace claro cuando observamos cómo empezó todo, la fundación de Schoenstatt, donde a partir de los jóvenes seminaristas disgustados con algunas situaciones ocurridas en esos tiempos, a través del fundador y su pedagogía, un ambiente de fecunda unidad dio origen a un movimiento internacional. Esto se torna evidente también, en el encuentro de Hoerde de 1919, evento que llevó a Schoenstatt más allá de los muros del seminario, donde el fundador fortaleció la corresponsabilidad al incentivar la autonomía de aquellos jóvenes entusiasmados.

Aquí en Santa Cruz, los últimos acontecimientos relacionados al santuario van en contra mano del espíritu familiar. La decisión de mudar el santuario fue una decisión unilateral de las representantes jurídicas, por lo que se desestimó el espíritu familiar y la corresponsabilidad. La espontaneidad de vida en la que se fundamenta la Alianza de Amor, se atrofió, se ejerció el monopolio de la Divina Providencia, o si se desea, se ejerció el “uso selectivo de la Divina Providencia”.

El proceso de mudanza y traslado del Santuario, aquí explicado, demuestra el ocaso de lo que fue (para el movimiento de Schoenstatt), su mayor fortaleza. Lo que pasa aquí no es Schoenstatt. Por tanto, concluyo diciendo, debemos volver a los orígenes, unirnos en torno a lo que nuestro fundador nos señala como ideal para formar una familia, en el sentido real que esta palabra quiere expresar. Uniéndonos en torno a los tres puntos de contacto (el padre, la Madre y el santuario), y de esta manera ser instrumentos de la nueva evangelización. Buscar la unidad en la diversidad, crear un “Nuevo Schoenstatt” en el sentido efectivo que esta palabra quiere expresar. Este es el desafío para la familia de Schoenstatt en Santa Cruz do Sul, y creo que para toda la Familia de Schoenstatt Internacional.

 

Fotos: Gentileza Gazeta do Sul, Lula Helfer | Ruy Kaercher | Screenshots MF.

Original: Portugués. Traducción: P. Esteban Casquero, Argentina / ce


http://www.gaz.com.br/conteudos/regional/2020/11/18/173134-com_duas_irmas_manutencao_do_santuario_passou_a_ser_considerada_inviavel.html.php

http://www.gaz.com.br/conteudos/regional/2020/11/21/173274-possibilidade_de_mudanca_do_santuario_de_schoenstatt_mobiliza_a_comunidade.html.php

https://www.schoenstatt.org/news-archive/news2004/12dezember/4t1291sp-br–santacruz.htm

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