Publicado el 2011-12-28 In schoenstattianos

El P. Josef Banz falleció en la Nochebuena

SUIZA, org. El P. Josef Banz, Padre de Schoenstatt que hasta hace dos meses era capellán en la ermita de Sachseln – de San Nicolás de la Flüe – fue llamado por el Padre Dios a la eterna Navidad. Por largos años trabajó fecundamente promoviendo la veneración de San Nicolás de la Flüe, el santo patrono de Suiza, consejero y pacificador, y justamente por eso lo necesitan hoy muchas personas.

 

 

Hace dos meses se había despedido de allí. Se trasladó a la parroquia del valle de Melch, donde es párroco un Padre de Schoenstatt. El 24 de diciembre celebró la Santa Misa en una capilla a 2.000 m. de altura, en Melchsee-Frutt. Después de concluida se cayó en el camino de regreso al funicular. A pesar del rápido auxilio, falleció rápidamente, y así, en el resplandor de la naciente Navidad, pudo llegar a la Navidad eterna.

Hace algún tiempo el P. Josef Banz escribió las “Diez reglas para la paz” según San Nicolás. Quizás a modo de legado, una propuesta para aportar al Capital de Gracias en gratitud por su vida.

Todos los días le pido a Dios: “ayúdame hoy a ser un lugar de paz”. Pues Dios sabe mejor que yo donde y como puedo regalar paz.

Publicamos aquí las reglas de la paz como un vivo recuerdo del P. Josef Banz.

San Nicolás de la Flüe nos muestra el mejor camino hacia la paz:

DIEZ REGLAS PARA LA PAZ

1.    Destruyo mi odio: todos los días una pequeña parte.
Ir desde el odio hacia el amor. El odio destruye. El amor construye.

2.    Venzo mi sed de venganza: todos los días una pequeña parte.
Ir desde la sed de venganza hacia la benevolencia.
Pues la sed de venganza conduce a una espiral de violencia.

3.    Domino mi exasperación interior:
– Cuento hasta diez cuando se me quiere escapar una palabra dura.
– Me retiro si se me va la mano en una pelea.
Ir desde la tormenta interior a la paz interior.
Pues las tormentas confunden, la paz aclara.

4.    Abro mis ojos para ver lo bueno en los demás.
El prójimo es un valor pleno de humanidad. Merece todo mi respeto.

5.    Abro mis oídos para percibir como piensan y sienten los demás.
El prójimo tiene su visión de las cosas, sus temores y necesidades, su entusiasmo y sus sueños. Merece todo mi respeto.

6.    Abro mi corazón y regalo a los demás mi atención y mi cariño.
El prójimo añora un cálido amor. Merece mi benevolencia.

7.    Abro mis manos y estoy con los demás.
El prójimo frecuentemente es desvalido. Merece mi ayuda

8.    Después de una pelea pienso como reconciliarme lo antes posible.
Una conversación tranquila al día siguiente (quizás con una tercera persona) nos reunirá nuevamente.

9.    Todos los días le pido a Dios: “Regálame tu paz en el corazón”.
Pues “Dios es la Paz”

10.    Todos los días le pido a Dios: “Ayúdame a ser hoy un lugar de paz”.
Pues Dios sabe mejor que yo donde y como puedo regalar paz.

Traducido del alemán: P. Josef Banz, 20-3-2010 – ED – Peregrinación al Líbano – Diez reglas para la paz

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