Publicado el 2019-11-22 In Vida en alianza

Agua Santa: “Familia fundadora siempre”, también en tiempos de crisis

CHILE, Marita Miranda Bustamante •

Nada fue fácil cuando se construyó el santuario Cenáculo de Fundación, que acaba de cumplir 50 años. En 1968 hubo un fuerte temblor que generó una falla en el lado izquierdo del frontis. O se reparaba y se seguía adelante o se comenzaba de nuevo. Se optó por la reparación, que acortaba los plazos para que fuera posible que el mismo P. Kentenich lo bendijera. —

Primera imagen de la Mater entronizada en Chile, por el Padre Klepper en la Parroquia San Luis Gonzaga del Cerro Alegre en Valparaíso

Este era un anhelo muy fuerte en ese tiempo. De hecho, la oración de conquista del nuevo santuario terminaba diciendo: “Permite que nuestro padre fundador pueda bendecirlo, para que desde aquí Schoenstatt cumpla su misión en nuestra Iglesia diocesana, en Chile entero”. Sin embargo, el domingo 15 de septiembre, después de misa, los schoenstattianos de Agua Santa y del mundo se enteraron de que el Padre Kentenich había muerto hacía algunas horas en Alemania.

En 1968 el mundo y el país también sufrían cambios. Igual que ahora, en pleno estallido social. Así lo destacó en la misa por los 50 años el P. Juan Pablo Rovegno, director del Movimiento en Chile y vocación de Agua Santa: “Este santuario también surgió en un tiempo de cambios profundos a nivel de Iglesia y sociedad: El término del Concilio Vaticano II, la irrupción del pensamiento social cristiano comprometido, el advenimiento de aires revolucionarios, desde París hasta La Habana, en medio de la Guerra Fría, los neo imperialismos y los poderes totalitarios. Un tiempo de gran efervescencia social y de grandes transformaciones a nivel mundial. En ese escenario, el santuario surgió como un taller de formación del hombre nuevo y la nueva comunidad, para responder desde esa experiencia al desafío social que vivíamos como Iglesia y nación”.

Por eso, hizo presente que la crisis actual, en medio de la que se recuerdan estas bodas de oro, debe ser una segunda conversión, “que nos lleve a esa necesaria conversión personal y comunitaria, con consecuencias sociales, que el tiempo y la crisis que vivimos exigen”. Y, frente a esta crisis, hay que seguir el modelo de María, que, luego de la Anunciación, se puso en camino y salió al encuentro de su prima. Por eso, “nuestro padre (fundador) habla de la Mater como la primera revolucionaria y, del Magníficat, como el canto de revolución de los pequeños y pobres frente a los prepotentes y soberbios”.

Un santuario austero

Asi quedaba el altar hasta 1972

Cuando se construyó este santuario, en Agua Santa había una familia pequeña, muy unida y consciente de su historia, que se remonta al año 1935, con la llegada de los palotinos a la parroquia San Luis Gonzaga, en el Cerro Alegre de Valparaíso, y la primera entronización de la Mater en tierra chilena. Luego, esta historia se confirmó con la visita del P. Kentenich y la firma, en 1947, del Acta de Fundación de Schoenstatt en Chile, junto a un grupo de señoras que cinco años antes habían ofrecido sus vidas a Dios para salvar la del fundador, que estaba en el campo de concentración, a punto de ser enviado a la cámara de gas.

Esta familia se trasladó a Viña en 1965 y al año siguiente se adquirió el terreno de Agua Santa 777. Cuando se bendijo el santuario, estaba desnudo en su interior. Solo tenía el cuadro de la Mater y el tabernáculo adosado a la pared. Para la juventud, esto no solo se debía a lo costoso que era comprar los ornamentos que toda réplica del Santuario Original debería tener, sino que era, ante todo, un signo de austeridad en medio de un mundo y de un país que clamaban, al igual que hoy, mayor justicia social. Por eso los jóvenes defendieron con decisión la idea de un santuario sin decorado.

Sin embargo, en 1972, cuando se cumplieron 25 años de la firma del Acta de Fundación, María Elisabeth Schmäh, del Instituto Nuestra Señora de Schoenstatt, tras vender una valiosa colección de estampillas, donó a Agua Santa el altar, el retablo y todos los símbolos de los santuarios filiales. Desde entonces, se estableció una alianza del santuario con las integrantes del instituto, las frauen, que se materializó en esa época en cuatro vocaciones de Viña para el instituto, según relató Felipe Young, coordinador de la Comisión de Historia del Equipo Jubileo.

¿Celebrar en medio de la crisis?

Justamente la riqueza de la historia de este santuario motivó a la familia de Agua Santa a prepararse con mucha anticipación. Bajo el lema “Familia fundadora siempre”, el equipo del jubileo encabezó un grupo inmenso de comisiones y de voluntarios que se preocuparon de la celebración, de la preparación interior, de la investigación y realización de entrevistas y del financiamiento. Hubo una exhaustiva recopilación histórica, que quedó materializada en una gran línea de tiempo, que recorre desde 1935 hasta la fecha. Se compuso un himno y se grabó el disco “50 años de música”. Se realizaron vigilias en los santuarios-hogar y también talleres de espiritualidad, en que todos -los padres, las hermanas, los matrimonios, las profesionales y los niños- terminaron sacándose los zapatos (literalmente) para plasmar su huella en este jubileo. También se dedicó al jubileo una corrida deportiva municipal, que nos dio la oportunidad de vestir la camiseta de nuestro santuario y anunciar esta fiesta por la ciudad de Viña del Mar.

El 18 de octubre pasado tuvimos la misa de alianza y luego hubo vigilia en distintos santuarios-hogar, para compartir las experiencias personales en torno al santuario, a menos de un mes de la gran celebración. Cuando terminamos y cada uno regresaba a sus hogares y volvía a mirar sus celulares, nos dimos cuenta de que el país ya no era el mismo. ¿Habría entonces razón para celebrar?

Unos días después se reunió el equipo del jubileo y el consejo de familias a intentar escuchar la voz de Dios en nuestro tiempo. “Nuestro lema del jubileo es “Familia fundadora siempre”. Iluminados por esa frase, luego de conversar y discernir, pensamos que teníamos que ser fieles a nuestra historia, porque desde esta tierra las fundadoras ofrecieron sus vidas en el altar para salvar la vida del P. Kentenich en el campo de concentración de Dachau. Así se selló nuestra misión de fundadores y ahora es el momento de ponernos a disposición para ayudar a fundar y construir un Chile con verdadera paz”-explicó Guillermo Novoa, jefe del equipo del jubileo.

Seguimos entonces adelante, rezando esta vez para que nadie se restara de la celebración por temor y para que se aplacara el dolor de nuestro país.  La razón para celebrar era que teníamos mucho que agradecer y una inmensa misión que cumplir.

Bajo el sol y las cenizas

El día anterior al festejo hubo una jornada de adoración. Al caer la tarde, como señal de esperanza, cuatro jóvenes de la Juventud Masculina Universitaria sellaron su alianza de amor.

Así llegó el sábado 16 de noviembre, un día caluroso, igual que ese domingo hace 50 años, pero esta vez bajo un cielo rojizo y cubierto de cenizas, mientras se consumían 2.000 hectáreas en un incendio que otra vez devoraba Valparaíso.

Apenas entraban, los peregrinos recibían la revista conmemorativa, un banderín, un plano, una galleta con forma de Santuario que decía “50 años” y un autoadhesivo con su nombre, que nos permitió conversar y conocernos.

Comenzamos con una oración por Chile y por la verdadera paz. Luego, los visitantes podían asistir a una muestra audiovisual, al museo Memorias de Fundación, con documentos y reliquias de la historia de Schoenstatt en Chile y del santuario y a la novedosa Nave del Tiempo Jubileo 50, una experiencia 3D, donde 251 personas pudieron vivir el proceso de construcción y la bendición en carne propia, con cinturones de seguridad incluidos.

En la Eucaristía, que concelebraron más de 20 sacerdotes, se ofreció el capital de gracias del año, convertido en denarios que se regalaron a los presentes. La Mater fue nuevamente entronizada en el santuario, mientras todos agitaban sus banderines y el coro Voz de Comunión y el coro de familias cantaban “Te elegí para llevar muy lejos esta bandera”, una canción que se creó para la celebración de los 10 años, en 1979.

En la tarde, tuvimos el Aguapalooza, un concierto que comenzó con Chile Gospel, agrupación nacional que cultiva este género de música cristiana. Luego, siguió con la Banda Misericordia Joven, de las Hijas de la Misericordia, para terminar con la presentación musical del P. Enrique Da Fonseca, que descubrió su vocación en Agua Santa, y de un grupo de seminaristas del Colegio Mayor P. José Kentenich.

Luego del envío, quedaron la alegría y la gratitud, pero también la tarea para los próximos 50 años. Como dijeron al final de la misa los jefes del jubileo, Guillermo Novoa y María de los Ángeles Miranda: “Nos espera un país resquebrajado, dolido por la injusticia, por la sangre, donde falta la paz de Cristo, que no es tranquilidad, sino verdad y justicia, donde todos nos miramos a los ojos como hermanos y hermanas, aunque no llevemos el mismo cartel. Fuera de estas puertas seguras comienza nuestra misión de fundadores y por eso celebramos. Es una fiesta de envío, de apóstoles dispuestos a entregar la vida, quizás no como mártires, sino como luchadores de la vida diaria”.

Testimonios

“Quiero agradecer a todas las personas que nos acompañaron y que disfrutaron con nosotros este día de cielo, en el que pedimos con mucha fuerza por la tan anhelada paz de nuestro país. Fue una gran alegría compartir tantos recuerdos imborrables a la luz de nuestra Mater y de nuestro santuario Cenáculo de Fundación”.

Cristina Farías, Equipo Jubileo

 “Durante todo el año siempre sospechamos y pensamos que este día iba a ser maravilloso y de mucha alegría y de fiesta. La verdad es que superó todas mis expectativas.

Haber trabajado en el jubileo fue un acto de agradecimiento profundo hacia la Mater por toda su fidelidad conmigo, su cariño maravilloso, esta relación de Madre e hija donde la Madre nunca, nunca abandona. Eso es lo que yo estaba agradeciendo. Todo lo que uno pudiera haber hecho, la preocupación, giraba en torno a agradecer”.

Paulina Glatzel, equipo del jubileo y jefa de la Rama de Señoras

 

“Para mí, el jubileo de los 50 años fue la alegría de trabajar y compartir con toda la familia de Agua Santa, generar grandes vínculos y me di cuenta cómo nos puede unir tanto un mismo ideal, ese ideal de familia y cómo lo fuimos trabajando durante el año”.

Gonzalo Pérez, Equipo Jubileo y jefe de la Juventud Masculina Universitaria

 

 

 

Etiquetas: , , , ,

1 Responses

  1. Juan Barbosa, Córdoba, Argentina dice:

    ¡Feicitaciones FAMILIA FUNDADORA SIEMPRE!. Muchas veces los contextos conspiran hacia la realización de lo sueños…¡En esos momentos resuena en nuestros corazones el…¡Ha llegado la hora de tu amor!
    Nuevamente y con mayúsculas: FELICITACIONES y mirar siempre hacia adelante, hacia los más nuevos tiempos!!!
    En Córdoba también esperábamos que el P. Fundador bendijera nuestro Santuario de la Solidaridad de Villa Warcalde pero, el Buen Padre Dios, lo llamó sólo 21 días antes a su morada definitiva…¡Fue el primer Santuario que el PK bendijo desde el cielo!.
    Un gran abrazo desde Córdoba a esa familia y a ese Santuario que con mi esposa y mis hijos hemos visitado en distintas oportunidades.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *