San José, un “faro” de santidad claro, firme y sencillo en medio de los desafiantes tiempos actuales

P. Javier Arteaga, Argentina •

Estamos caminando el Año de San José convocado por el Papa Francisco con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José como “Patrono de la Iglesia Católica”, hecha por Pio IX el 8 de diciembre de1870. La persona de San José ha estado muy presente en la vida de la Familia de Schoenstatt. Su imagen nos acompaña en los Santuarios, a veces con la vara de lirios, otras como santo del trabajo, y otras junto a Jesús niño y a la Mater como la Sagrada Familia. —

Nuestro Padre Fundador predicó sobre San José con gran afecto, especialmente lo hacía el 19 de marzo, fiesta de su santo patrono. Destacó la importancia de la misión de San José, tanto para toda la Iglesia como para nuestro tiempo y en particular para nuestra Familia. Por eso lo nombró segundo patrono de la Familia de Schoenstatt, impulsó la alianza de Amor con San José como profundización de la Alianza de Amor con María y, en situaciones de extrema necesidad, consagró la Familia a San José poniéndola bajo su protección y poderosa intercesión.

La persona de San José es un “faro” de virtudes. En este día quisiera compartir solamente cuatro rasgos de San José que pueden iluminarnos.

1El hombre de fe y esperanza inquebrantables

Así como Dios manifestó a María sus designios por medio del Ángel, también se los reveló a José por medio del Ángel, muchas veces en sueños.

El Papa Francisco, en su carta apostólica “Patris Corde”, nos dice que José no es un hombre que se resigna pasivamente ante las dificultades y desafíos de la vida. Por el contrario, es un protagonista valiente, que tiene la fuerza para acoger la vida tal como viene porque cree en el Dios que guía y acompaña su vida: “tu mano y tu cayado me acompañan” (Salmo 23,4).

En cada circunstancia de su vida, José cree, dice Sí, con inquebrantable confianza y esperanza en Dios, como María.

2José ama y cuida a su familia

La misión de San José fue amar y cuidar a Jesús y a María, y propiciar que Jesús creciera para desarrollar su misión redentora en bien de toda la humanidad.  Por eso dice el P. Fundador: “¿Cuál era la tarea de José? Cuidar del Niño y de su Madre. Esa es la tarea que tuvo y que aún sigue teniendo, la de cuidar que el Niño nunca sea separado de su Madre”.

Nadie amó más a Cristo y a María en la tierra que San José. Es así como podemos decir que José fue el primero que selló la Alianza de Amor con María. El P. Fundador recomendaba pedir a San José que él nos enseñe a amar y seguir a Cristo y a María con total y generosa entrega como él los amó.

3Padre honesto y trabajador

San José era un carpintero – albañil que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia. De él Jesús aprendió el valor y la dignidad del trabajo, y la alegría de comer el pan como fruto del propio esfuerzo. Aprendió que el trabajo es oportunidad para desarrollar las propias potencialidades, el crecimiento personal y el servicio a los otros.

En nuestra época, en que el desempleo, el trabajo marginal (y a veces esclavizante) alcanzan niveles impresionantes, es necesario comprender el significado del trabajo digno y dignificante, del que San José es un patrono ejemplar. Nuestro P. Fundador nos dice: “Por amor a su esposa y por amor al Niño (San José) cumplió con sencillez sus obligaciones cotidianas. Él es el gran modelo del Santo día de trabajo”. (PJK. prédica 1934).

4 Padre transparente del amor paternal / maternal de Dios

Las palabras del Evangelio de San Mateo: “José levántate, toma al Niño y a su madre” (Mt, 2,13), muestran un aspecto central de la misión de José, que el P. Kentenich repitió incontables veces, como nuestra tarea: “José levántate toma al Niño y a su Madre.  La tarea de José se convierte en nuestra tarea: queremos hacer posible que la Santísima Virgen lleve al Señor a todas partes. También para este momento que vivimos vale la consigna: ¡Levántate! Si, deseamos levantarnos espiritualmente, despertar de nuevo, tomar conciencia de la gran misión de la Familia. (…) ¡José levántate! Este es un llamado a despertar de nuevo, a superar la rutina de cada día para fortalecer la conciencia de que todos nosotros, como hijos de María, tenemos que llegar a ser decididos seguidores de Cristo. (…) Lo que yo pensaba, al querer celebrar juntos mi onomástico, y esto lo hago con toda mi alma, era que hiciéramos nuestra la tarea de José. Por eso ¡XX (cada uno pone su nombre), levántate y toma al Niño y a su Madre!”. (PJK. Buenos Aires, 19.3.1951).

Para Jesús José fue el padre que lo amó, cuidó y enseñó, y fue por eso transparente de la paternidad de Dios. Nos dice el Papa Francisco en Patris corde:

“Jesús vio la ternura de Dios en José” (PC. n°2). De allí la gran importancia del amor de humano como expresión, camino y seguro del amor de Dios. Al respecto el P. Fundador decía: “Desde hace años venimos diciendo que uno de los mensajes nucleares de Schoenstatt es el de la paternidad de Dios, y el de la de sus imágenes terrenas, sus transparentes, como caminos de vital importancia para despertar en forma viva y eficaz una profunda e íntima filialidad frente al Padre Dios.” (PJK. Nuevo Schoenstatt, 19.3.1952). 

Queridos hermanos/as, San José, como un “faro” de santidad claro, firme y sencillo en medio de los desafiantes tiempos actuales, nos ayude a renovarnos en nuestro ardor y entrega por la misión compartida.

Que San José nos bendiga y bendiga a nuestras familias, nos haga portadores de Cristo y María, y transparentes del amor misericordioso de Dios.

Desde el Santuario de nuestra Madre y Reina los saludo cordialmente,

P. José Javier Arteaga