Publicado el 2022-04-28 In Misiones, Obras de la misericordia, Pastoral carcelaria

«Tengo que seguir luchando y tener fe en Dios»

PARAGUAY, Maria Fischer •

«Tengo que seguir luchando y tener fe en Dios», se lee en la carta que Juancito, un joven de Villarrica, escribió el 13 de abril de 2022, mientras los jóvenes de las Misiones Universitarias Católicas de Paraguay estaban misionando en el Centro educativo Itauguá (CEI) y el Centro educativo La Esperanza (CELE), ambos centros para menores de edad infractores, privados de su libertad. Una carta que les llegó después de las misiones y que les hizo decidir volver misionar en los Centros Educativos de Itauguá (penitenciarias de menores). —

Hablamos de esta carta el sábado 23 de abril con Edgar Duarte y otros dos misioneros, mientras viajamos desde el Santuario Joven en Asunción hacia Itauguá, más de dos horas para apenas 35 km por el tráfico intenso, y hablamos de esta carta en el viaje de vuelta …

«Estar encerrado es la peor cosa que te puede pasar», escribe Juancito, al cual volvimos a ver este sábado al visitar el nuevo pabellón de los que cumplieron 18 años, mientras cumplen su condena en prisión.

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¿Por qué misionamos en los Centros Educativos?

Las misiones en pueblos del interior en Semana Santa son desafiantes. Ahora se extienden a los Centros Educativos. Desafío aún más grande. ¿Por qué lo hacen?

Una de las invitaciones del Papa Francisco, es a vivir la misericordia de Dios con el prójimo, siguiendo las enseñanzas de Jesús: «Venid benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo […] porque estaba en la cárcel, y vinisteis a verme» (Mt 25,34-36), y así es como surgió esta hermosa misión.

Los requisitos para participar son claros: Ser mayor de 22 años (preferentemente) hasta 33 años, contar con experiencia misionera y/o apostolados penitenciarios, asistir al encuentro previo en el Centro Educativo de Itauguá. «Los jefes de la misión incluso debemos ir varias veces los sábados previos con el grupo de voluntarios de la Pastoral Carcelaria, para que los jóvenes nos conozcan y mucho – estas visitas en la cárcel son un desafío de tiempo, calor, y emocionalmente…

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¿Por qué seguimos misionando en la cárcel de menores?

«Hoy me levanté contento a pesar de que estoy en este lugar», se lee en la carta, escrita prolijamente en una hoja de un cuaderno recibido en las Misiones. «Tengo que seguir luchando y tener fe en Dios que algún día todo esto va a terminar. Solo tengo que dar un suspiro y mirar hacia arriba y agradecer al Señor …». Impacta leer que este joven pensó en querer morir más que en vivir esta vida entre cuatro paredes, encerrado, sin esperanza.

«Se qué cometí un error en mi vida y ahora estoy pagando las consecuencias. Pero a veces no aguanto más levantarme, dormir, soñar, despertar y darme cuenta de que estoy en este lugar. Me levanto en la madrugada mirando las estrellas y pienso muchas cosas de lo que era antes y lo que soy ahora…».

No le vence la desesperanza: «Solo Dios es quien, en estos momentos difíciles, es el que te ayuda y no te desampara».

«A veces se nos cierra una puerta y se nos abre un universo entero».

Al recibir y leer la carta de Juancito, la decisión de seguir el año que viene con las misiones en la cárcel de menores fue unánime.

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Las misiones marcan la diferencia

La carta es un reflejo sencillo y profundo de lo compartido en las misiones. «Ahora sabemos que las misiones están marcando la diferencia», dice Edgar.

Juancito, tal vez sin saberlo, nos has misionado con tu fe, con tu esperanza, con tu confianza, con tu levantarte de nuevo.

Juancito, gran misionero entre cuatro paredes. «Me levanto en la madrugada mirando las estrellas…».

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1 Responses

  1. Ignacio Santiviago dice:

    Extraordinario los artículos sobre las Misiones Universitarias. La forma concreta de vivir lo que Jesús nos pide. Que gran obra, para la redención humana y cristiana. Esos son los frutos de un or eterno que nunca se acaba.

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