¿Nos podemos imaginar una vida sin jugar?

PARAGUAY / Dequeni, Maria Fischer •

¿Recordamos la última vez que jugamos? Entre hermanos, amigos, con niños… olvidándonos por completo de todo, quedando sumergidos en el juego… en esta ligereza, alegría de vivir, libertad. Un José Kentenich habla de la alianza con Dios Padre como un juego del amor, correspondiendo a la infancia espiritual según el ejemplo del Señor, Hijo de Dios. ¿Nos podemos imaginar una infancia sin jugar? En las comunidades y barrios marginales de Paraguay, hay cientos de niños que no saben qué es jugar… —

No lo saben porque sus padres y sus abuelos ya no sabían jugar, pues trabajaron en la calle, pues nadie nunca les enseñaba jugar y porque no tienen idea de como jugar con sus niños… y menos saben que al jugar, los niños mas pequeños aprenden vivir con fuerza, libertad, iniciativa…

Aquí es donde Dequeni comienza con su programa para niños de entre uno y cuatro años.

Alfombrita viajera

«Alfombrita viajera» es parte del Programa “Guata Ñepyrû” – “Primeros pasos” que tiene por objetivo la estimulación temprana de niños de 1 a 4 años, buscando su protección y desarrollo de habilidades para pensar, hablar, aprender y razonar. Las familias acompañan de forma cariñosa, respetuosa, estable y protectora este camino juntos.

El mensaje hacia las familias es claro: El tiempo de juego es un espacio privilegiado que tenemos, no solo para divertirnos con nuestros hijos. Nos da la oportunidad de fortalecer nuestros vínculos con ellos, dándoles todo nuestro afecto, protección y cariño. Los pequeños momentos que compartimos con nuestros hijos marcan una huella importante en sus vidas.

“Tomemos un tiempo de calidad con ellos a diario, jugando y creando juntos».

«Emocionada me siento al verle a mi nietito jugar», comenta Mónika López. «Su primera clase de estimulación temprana…. Mi hija menor estuvo 4 años con alfombrita viajera y fue lo mejor…aprendió ella y yo también…bendiciones».

Después de dos años complicados por la pandemia, el 23 de marzo Dequeni inició los talleres formativos del año con el proyecto Alfombrita Viajera. «Con las familias hablamos de la importancia de la estimulación oportuna y cómo influye en el desarrollo de sus hijos», comparten. «La estimulación oportuna a niños de 1 a 4 años es una tarea constante de cada familia, a quienes acompañamos en este proceso lleno de aventuras y descubrimientos.

Actualmente llegamos a las comunidades de Nueva Italia, Ypané, San Antonio y Luque».

Llegan a los hogares más distantes

Con mucho entusiasmo empezaron las actividades de estimulación oportuna con el proyecto Alfombrita Viajera. La idea es tan simple como eficiente: ¡Las educadoras llevan una mochila llena de entretenimiento, aprendizaje y juegos!

Llegan a los hogares más distantes, brindando este acompañamiento a las familias en el desarrollo de sus hijos.

La historia de Santino

Gilda, conoció la Alfombrita Viajera de Dequení cuando su hijo Santino tenía apenas 11 meses. Cuenta que al ver a las parvularias instaladas en la placita de su barrio, le llamó mucho la atención y se acercó a preguntar de que se trataba lo que ellas estaban comentando a las mamás de la zona.

“Sinceramente me sorprendió mucho cuando me hablaron de la alfombrita, yo nunca antes había escuchado sobre este tipo de proyectos para los niños; para su aprendizaje y su crecimiento…”, expresa Gilda.

Sin dudar inscribió a Santino. Ella no se imaginaba todo lo que iban a experimentar juntos a partir de ese momento. Lo que más contenta le puso desde el primer día, fue la novedad de que el proyecto iba hasta la puerta de su casa.

Santino es un niño muy sociable. Su madre lo describe como alguien que sabe sacar una sonrisa del rostro de los demás, aun en los días más complicados.

Los cambios que se dieron en Santino gracias a la Alfombrita Viajera fueron notables. Aprendió a socializar mejor con otros niños, a ser respetuoso, a contar e identificar animales. Su juego favorito en la alfombrita es el trencito.

En este caminar de 4 años; acompañando y guiando a Santino, Gilda también aprendió sobre crianza positiva, a través de los talleres realizados para los padres. Estos encuentros le dieron una nueva visión sobre como seguir el proceso de desarrollo de su hijo con las herramientas y conocimientos que no tenía antes.

“La Alfombrita significó volver a ser mamá desde el principio para mí. Aprendí muchas cosas sobre como tratar a mi hijo y escucharle, lo que debía hacer y lo que no. A lo mejor todo esto con mi hijo anterior no sabía. Con Santino descubrimos cosas nuevas, especialmente sobre como pasar tiempo de calidad con él”, comenta Gilda.

Este segundo año de pandemia trajo consigo mayores desafíos para las familias, uno de ellos fue seguir adelante a pesar de las múltiples necesidades. Sin embargo, ninguna familia quedó desamparada. Gracias al apoyo de sus benefactores, Dequení siguió acompañando los pasos de niños como Santino, con muchas ganas de aprender y descubrir.

“Hubo muchos cambios la verdad en estos años, pero lo que no cambió fue el apoyo de Dequení. Nos dieron kits educativos, también productos de higiene y limpieza; yo me siento muy agradecida. En cuanto a los encuentros, veíamos más poco a la parvularia, pero no nos dejaba solos, nos guiaba en las tareas y yo veía que Santino siempre estaba entusiasmado y eso me motivaba bastante a estar firme en el acompañamiento”, cuenta Gilda.

El mayor anhelo de Gilda para Santino es ver a su hijo triunfar en todo lo que se proponga, que respete a los demás y alcance el éxito con la carrera que haya elegido; más que nada que pueda ser una persona de buen corazón.

Hace un par se semanas, Santino ya esta en la escuela. Bien preparado y muy feliz.

Con material de www.dequeni.org.py

Página institucional: www.dequeni.org.py