Publicado el 2015-07-18 In Temas - Opiniones

“Somos la imagen de nuestra Madre”

Paraguay, Marcelo Luzardi •

Hace pocas semanas dio la vuelta al mundo la imagen de una mujer que abofetea a su hijo, cuando lo ve mezclado en la manifestación antirracial en Baltimore, Estados Unidos. Ella se llama Toya Graham. «Es mi único hijo varón y no quería que al final del día se convirtiera en otro joven negro muerto. Ponerse allí de pie, cometiendo actos vandálicos frente a la policía no es justicia», explicó a los periodistas esta madre soltera de 6 hijos.

Michael, el joven hijo de Toya, confesó luego que no pensaba ir a la manifestación pero cuando vio que sus amigos iban, él no se quiso quedar afuera…una historia conocida. Cuantas veces los jóvenes, incluso nuestros hijos se pueden encontrar en un camino similar de malas compañías o nocivas influencias, que los conduzca a cosas que atenten contra su integridad: riesgos, drogas, violencia, promiscuidad, fanatismos, delirios…todo está disponible en el mundo de hoy, porque así como es de ilimitado, lo es de peligroso.

Esa mujer causó un gran impacto en los medios, su imagen se viralizó en pocos minutos porque se convirtió en un emblema; el emblema de una madre que por amor hizo lo que muchos deberían hacer, sin medir los riesgos rescatar a su hijo de una situación crítica. En las redes sociales incluso comenzaron a llamarla «madre del año».

En nuestra familia de Schoenstatt estamos acostumbrados a esa actitud en nuestra Madre y Reina. Ella es la primera que por amor no mide los riesgos, ni se deja ganar en generosidad -como solemos decir- para ayudarnos y socorrernos cada día y en cada instante.

Entonces ¿por qué la imagen de la Mater no se viraliza a diario y recorre todo el mundo como la de Toya Graham? Quizás porque ella no puede extender su mano ante las cámaras de televisión y darle un tirón de orejas a uno de sus hijos descarriados.

Pero nosotros sí podemos, somos sus manos y sus brazos, podemos y debemos día a día mostrar en nosotros un modelo de vida que impacte, que ejemplifique. Nuestra expresión “quien me vea, te vea” debe salir de entre casa al encuentro del otro, como pide el Santo Padre.

La Iglesia de los próximos tiempos, la Iglesia en la nueva orilla- así decía el Padre Fundador- es la Iglesia en cierne que nos necesita; anhelante de testimonio y acción, portadora de un evangelio que se lee…y que se vive.

Debemos vivirlo y mostrarlo con tanta fuerza, seguridad y convicción que llame la atención hasta de los medios y se “viralice”. Que haga decir a todos: “son la imagen de su Madre”. ¡Desde el Santuario para la Iglesia y el Mundo!

audiencia-felici-08-copyrighted

Fuente: Revista «Tuparenda», junio de 2015, Paraguay

 

Etiquetas: , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *