Publicado el 2013-08-14 In schoenstattianos

En la comunidad de los creyentes

ALEMANIA, dbk.de/mda. Con una matiné festiva, la Arquidiócesis de Friburgo y la Conferencia Episcopal de Alemania celebraron los 75 años del Arzobispo Dr. Robert Zollitsch en Friburgo. Participaron en la celebración del cumpleaño más de 400 invitados del ámbito de iglesia, política, sociedad, economía y medios de comunicación. El Arzobispo Dr. Robert Zollitsch, miembro del Instituto de los Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt, es Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana desde el 18 de febrero del 2008.

El Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Monseñor Norbert Trelle, elogió el trabajo del Arzobispo Zollitsch en la Conferencia Episcopal. “Interesado en el diálogo, paciente y con gran estima frente a sus hermanos – así experimentamos a Robert Zollitsch. El también ama la disciplina y dirige los debates y las reuniones desde un puntual comienzo a un puntual final”, dijo el Obispo Trelle. Para el Arzobispo Zollitsch, la parroquia es “el lugar normal de la vida religiosa”. En su saludo, el Arzobispo Preboste Dr. Bernd Uhl describió a la Iglesia en su centro como “una institución divina, animada por los dones del Espíritu Santo”.

En su discurso, el Ministro de Finanzas, Dr. Wolfgang Schäuble, habló de una Europa fuerte. “El Arzobispo Zollitsch sabe por su propia historia lo que vale para el mundo tal Europa”, dijo Schäuble. “Si se pisotean los valores comúnes en Europa, tenemos que denunciar en común esta situación. Sólo con nuestros valores seremos permanentemente fuertes. Sin medida y sin centro, cualquier libertad se autodestruye”. Schäuble instó encarecidamente por una Europa unida. “A pesar de todos los intentos obituarios prematuros al respecto, la idea de la unión europea no ha llegado a su fin. Europa tiene un acuerdo pacificador para el mundo”.

La comunión en la fe tiene que convertirse en la misión por la fe

Durante la misa festiva en la catedral de Friburgo, el Presidente emérito del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, el Cardenal Walter Kasper, alabó al Arzobispo Zollitsch y su compromiso por una iglesia que está al servicio, que escucha y que peregrina. El lema episcopal del Arzobispo Robert Zollitsch: “En la Comunidad de la Fe”, influyó en muchas de las estaciones de su vida. “La Iglesia no es una organización, no es un aparato, no es una asociación. Ella significa para mi una de las más antiguas autodenominaciones: comunidad de los creyentes, ella se encuentra llamada a escuchar la palabra de Dios y ser testigo de ella”, dijo el Cardenal Kasper. La primera prioridad de la Iglesia y por la que el Arzobispo Zollitsch luchó siempre es “entregar en forma viva el mensaje liberador y reconciliador del Evangelio. La comunión en la fe tiene que ser la misión por la fe. Equivaldría a abdicar si pensáramos que hoy en día no podemos ganar nuevos cristianos”, dijo el Cardenal Kasper. En la Iglesia y en el mundo ha surgido una nueva situación diaconal, “en la que no se trata solamente de pobreza material, sino de pobreza de relaciones y orientación, de soledad y aislamiento, de pobreza mental y espiritual, de vacío interior hasta desamparo interior”. Por eso la Iglesia tiene que ir a la perisferia de la existencia humana, como lo ha exigido el Papa Francisco. “La Iglesia tiene que ser una Iglesia que escucha, que trata de ver el mundo con los ojos del otro, una Iglesia misericordiosa. Cada uno de nosotros, también nosotros los obispos, dependemos de un Dios misericordioso y de personas misericordiosas”, sostuvo el Cardenal Kasper.

En la ceremonia en Friburgo, junto a los numerosos miembros de la Conferencia Episcopal Alemana, participaron además el Nuncio Apostólico en Alemania, el Arzobispco Jean-Claude Périsset, el Presidente de la Iglesia Evangélica Alemana, Dr. Nikolaus Schneider, el Presidente de la Conferencia Episcopal Ortodoxa de Alemania, Metropolitan Dr. hc Augoustinos y el Presidente del Comité Central de los Católicos Alemanes, Alois Glück.

¡Las puertas están abiertas!

Estos 75 años del Arzobispo Robert Zollitsch son una oportunidad para llamar a la memoria algunas de sus más que claras palabras al Movimiento de Schoenstatt y volver a escucharlas hoy:

No necesitamos escondernos y podemos dar forma al camino del futuro de la Iglesia con seguridad en nosotros mismos y en forma ofensiva. Me parece, que a veces nos olvidamos de que Schoenstatt es un movimiento de renovación. El Padre Kentenich nos exige con su saludo durante el Katholikentag en 1968 en Essen, como en un legado, de mirar el futuro, cuando nos instó a ir «¡Con María, alegres por la esperanza y seguros de la victoria, hacia los tiempos más nuevos!». No sólo desde que soy obispo, ya antes he recibido por parte de muchos responsables en las parroquias, reconocimientos por el compromiso de los schoenstattianos. Ellos son fiables, sencillos y fieles. Uno puede contar con ellos y a menudo son el apoyo en las comunidades. Lo que rara vez escucho es la fuerza innovadora que emana de nosotros, lo que era para el Padre Kentenich el objetivo fundamental al hablar de su visión de Iglesia. ¡Tengamos el coraje de abordar este objetivo de nuestro Fundador! Si, tenemos que darle a la Iglesia hoy un mensaje moderno, casi desafiante. Justamente ese era el deseo de nuestro Padre y Fundador: no quedarse en el pasado y querer conservar todo, sino ver cómo se llevan los contenidos de la fe en los tiempos modernos y cómo ellos se pueden interpretar. Esto lo llevó también al conflicto con la Iglesia, sin perder su amor hacia la Iglesia. Y allí él reconoció la tarea de Schoenstatt, de construir en la «Iglesia de la nueva orilla» y así hacer realidad en la Iglesia la visión del Concilio Vaticano II. El reto y el encargo del 4º hito se ha convertido hoy en una posibilidad real. Las puertas están abiertas para nosotros.

Prédica con motivo del 40º aniversaro de la muerte del P. Kentenich, 15/09/2008

En muchos países, especialmente también aquí en Alemania, nuestro movimiento ya no está en construcción, sino que ya está establecido y anclado. Con todos los beneficios que nos permiten actuar en lo amplio. Y sin embargo, a esto está unido el peligro -un proceso muy natural- de acomodarse, de volverse inmóvil, en lo posible dejar todo tal como está. ¡Esto se encuentra en contradicción con lo que nuestro Padre Fundador nos encargó desde un comienzo! ¡El espíritu profético, descubrir la voluntad de Dios detrás de las voces del tiempo, dejarse llevar por la fe práctica de la Providencia sin tener seguros: todo esto hay que despertalo una y otra vez! ¡La mirada hacia el futuro es lo que importa!

Mensaje durante la apertura de la Conferencia 2014, 1/2/2009

En la Alianza de Amor damos forma a nuestra vida diaria como aliados de Dios y de la Santísima Virgen y podemos experimentar cómo estamos de conectados por una red de alianzas que nos permiten vivir de ella. Sigamos tejiendo esta red e invitemos a otros a dejarse atar en esta red por la Sma. Virgen, nuestra “tejedora de alianza”.

Mensaje durante la apertura de la Conferencia 2014, 1/2/2009

¡Lo dinámico, la disposición de ponerse en marcha es lo que se requiere de nosotros, no queremos pasar por la historia como uno de tantos movimientos del siglo XX, sino que debemos llevar a la Iglesia la fuerza de la renovación y la visión profética de nuestro Fundador! Las puertas están abiertas para nosotros, se nos invita a caminar llenos de esperanza el camino hacia el futuro y de esta forma hacer un servicio esencial a la Iglesia. Ha llegado el momento; veamos cómo podemos poner un nuevo impulso para la Iglesia después de cien años de nuestra fundación y renovarnos interiormente para afrontar los retos de nuestro tiempo.

Mensaje durante la apertura de la Conferencia 2014, 1/2/2009

A través de esta unión con María, José Kentenich se ha convertido en la gran figura de padre, que tanto y a tantos ha movido y que todavía mueve. Hoy, 100 años después de su ordenación sacerdotal, él continúa actuando en nosotros y a través de nosotros. El nos envía hoy para hacer vida la imagen de una Iglesia marcada por el espíritu, dinámica y solidaria. La imagen de una Iglesia que sirve a la vida de las personas, que está para las personas. La imagen de una Iglesia que es humilde y al mismo tiempo llena de dignidad interior. La imagen de una Iglesia que está llena del Espíritu Santo y que actúa a través de su fuerza y que por este motivo se encuentra en movimiento y permanece viva. Estamos invitados y llamados a llevar esta dinámica justamente hoy a la Iglesia. Lo hacemos por nuestro Padre y con él. El nos ha regalado tanto. El quiere actuar aún más en la Iglesia, la que justamente necesita eso tan desesperadamente: la renovación en el Espíritu Santo.

Jornada por los 100 años de ordenación sacerdotal del Padre Kentenich, 2010

Era la noche del 12 de septiembre de 1964. Me reuní con el Fundador en Milwaukee para una larga caminata y una entrevista personal. Hablamos de puntos distintivos de la historia de la Familia y llegamos pronto al 31 de mayo de 1949 y al tema de la teología y la psicología de las causas segundas. Pero pronto sentí: yo le preguntaba al Padre Kentenich su sensación demasiado hacia atrás en la historia. Lo que en ese momento le interesaba a nuestro Padre y lo que me quiso dar, era otra cosa. Para él era claro: el Concilio Vaticano II era el gran cambio. El estaba convencido de que ahora se entendería lo que Schoenstatt es, ahora llegaba el gran reto para nosotros. El habló del Papa Juan XXIII, quién abrió ampliamente las ventanas y puertas de la Iglesia, para que la Iglesia caminara de nuevo para penetrar en el mundo y reconocer los temas del tiempo actual. El explicó lo que significa que la Iglesia, esa roca aparentemente inquebrantable, se haya puesto en movimiento; incluso habló de la “roca peregrina”. Una roca que se pone en movimiento y que peregrina trae consigo enormes conmociones. Al Padre Kentenich le importaba que mi mirada se abriera al Kairós y de llevarlo hacia el futuro. La mirada hacia atrás significa cerciorarse y agradecer. La mirada tiene que ser hacia el futuro y esto es lo crucial.

Prédica con motivo del 40º aniversaro de la muerte del P. Kentenich, 15/09/2008

Traducción: Tita Andras, Viena, Austria


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