Telefonanruf

Publicado el 2022-01-17 In Vida en alianza

Cuando una llamada comercial de repente trata sobre el cáncer y las perspectivas de vida

3MG, Maria Fischer, Alemania •

Se trata de una llamada comercial como docenas de otras en enero cuando los vendedores, gerentes de ventas y “outbounders” tratan de convencer a los clientes existentes para que renueven o a los nuevos clientes potenciales para que firmen nuevos contratos mediante una nueva presentación o una llamada en frío. Ya sé cómo me metí en esta conversación, pero ¿cómo acabó esta conversación donde está ahora? No sé… —

Llamadas que suelen ser molestas y que consumen mucho tiempo. Cuando el responsable de ventas M. llama al otro lado de la línea, le digo: «¡Me alegro de su llamada!», y lo digo en serio. Porque casualmente el día anterior estudié prolijamente el producto que ofrece su empresa y seleccioné los documentos que me había enviado el año pasado. En ese momento no acepté la oferta, optando por un proveedor más económico, pero ahora no estoy realmente satisfecha con su eficacia.

Así que ahora M. está llamando. Nueva presentación. Y realmente me alegro, porque ya trabajé bien con M. con un empleador anterior, y lo digo también en serio. Si no, no lo diría. Y mientras la conversación continúa, yo también digo -sinceramente- que, aunque hoy no pueda decidir nada y la soberanía presupuestaria esté en otra parte, hoy veo mal la decisión del año pasado contra su empresa.

En este punto de la llamada probablemente ocurrió. M. aborda que apenas ha experimentado esto antes, que otros clientes lo pasarían por alto con elocuencia… Esto puede seguir siendo una táctica de venta. «Esas conversaciones son un reto para usted», digo. «Pero si, como usted, está convencido del producto y además lo conoce, entonces funciona, ¿no?»

Y entonces me entero de que M. desarrolló él mismo este producto en la empresa que fue comprada por la actual, pregunto, oigo profesionalidad y pasión… Y entonces me cuenta que fue contratado por la nueva empresa y que poco después de nuestra conversación del año pasado, cayó gravemente enfermo con cáncer, estuvo sin trabajar durante meses, luchó con todas sus fuerzas, tuvo mucho miedo y se ha curado desde finales del año pasado. Abro el cajón de mi escritorio donde la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt vive y acompaña mi trabajo, mis colegas y mis conversaciones, y ahora tiene un nuevo nombre en el pequeño recuadro junto a su foto. Y mientras le prometo pensar en él (es decir, rezar), me cuenta que hace unos días, como sorpresa para el año nuevo, le han despedido… La empresa quiere trabajar con varios semicualificados en lugar de con unos cuantos comerciales de toda la vida, los semicualificados son más baratos.

Y luego hablamos por un buen rato sobre cómo afrontar esto, y que yo también voy a «pensar» en su búsqueda de un nuevo trabajo, cómo movilizar la fuerza interior y encontrar la serenidad en medio de la injusticia vivida, cómo cambian las perspectivas de vida, y…

Cuando colgamos, mi pequeña oficina tiene algo de santuario. Sigo sin saber exactamente cómo esta conversación llegó donde llegó. Pero es bueno que haya llegado ahí.

Original: Alemán 16/1/22. Traducción: Tita Andras, Viena, Austria

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