ARGENTINA, Trinidad Iribarne Moore •
Con gran asistencia de fieles venidos de muchos lugares, con los debidos cuidados y distancia y gran presencia virtual por las redes, vinimos con muchísimo entusiasmo y una enorme alegría por poder participar en la bellísima liturgia de la Vigilia Pascual, primera Pascua en el santuario recién bendecido. —
La Vigilia Pascual en el Santuario de Los Olmos nos reunió al anochecer de un día despejado y limpio.
Después de meses de confinamiento
Nos reunimos en la ermita para la bendición solemne del fuego nuevo y la preparación del cirio que encendió el P Marcelo Gallardo, que presidía la celebración, iniciando la procesión hasta el altar colocado al frente del santuario.
Después de un año en que no pudimos celebrar presencialmente las fiestas pascuales, este año lo vivimos con mucho mayor conciencia, entusiasmo y alegría, recibiendo la posibilidad de celebrar la Pascua como un inmenso don, don que tal vez muchas veces hemos dado por sentado, sin valorarlo en toda su dimensión.
Tal vez el no haber podido celebrar una Pascua, incluso el no haber podido ir a Misa durante meses por las restricciones impuestas, nos hizo tomar conciencia del valor de las celebraciones, del valor de la Eucaristía, que para muchos empezó a ser diaria y a ser vivida con un fervor insospechado.
Fue muy hermoso ver en esta Pascua 2021 una asistencia muy numerosa de fieles, familias con niños, jóvenes, personas mayores, todos con una gran fe y un fervor que se sentía en el aire, todos dando gracias a Dios por poder participar del don del Misterio Pascual.
“Luz de Cristo, demos gracias a Dios”
Al llegar al altar encendimos nuestras velas con la llama del cirio pascual, que recibimos como símbolo de la luz, que con la Resurrección vuelve a ser creada, y vence toda forma de oscuridad.
La noche se iluminó con el resplandor de las velas encendidas, multitud de luces que iluminaban la noche, mientras el Padre Marcelo cantaba el Pregón Pascual.
Luego escuchamos las lecturas del Antiguo Testamento, tras lo cual entonamos con muchísimo entusiasmo el Gloria, mientras la campana repicaba a vuelo, anunciando la Resurrección del Señor.
Luego de la lectura de la carta de San Pablo entonamos el canto nuevo, el Aleluya pascual, canto propio de los que hemos sido rescatados a una vida nueva, y escuchamos la proclamación del Santo Evangelio.
“Ir a Galilea”
En la homilía el Padre Marcelo nos instó a ser nosotros mismos portadores de la luz para poder encender e iluminar el mundo, a partir de la experiencia de la alegría de la luz de Cristo, la alegría y la fuerza de la Resurrección que puede remover toda piedra, la alegría de la presencia de Jesús resucitado que en la noche de la Pascua hace nuevas todas las cosas. Nos instó a “ir a Galilea”, a la Galilea de nuestro primer amor por Jesucristo, donde Él nos espera resucitado.
Con la bendición del agua, encendimos nuevamente nuestras velas y renovamos las promesas bautismales y la noche se volvió a iluminar con innumerables luces que nos hablaban de Cristo, como verdadero lucero de la mañana, mientras el Padre Marcelo asperjaba a la asamblea en recuerdo de nuestro bautismo.
La Santa Misa continuó con la oración de los fieles y la liturgia eucarística vivida con gran intensidad y alegría.
Al terminar la celebración, luego de la consagración a la Mater y la renovación de la alianza nos unimos a la inconmensurable alegría de María con el canto del Regina Coeli y tras la solemne bendición final un nuevo repique de campanas, anunciaba nuevamente la alegría de la Resurrección
Una vigilia única
Una Vigilia verdaderamente única, primera Pascua del Santuario de Los Olmos en un momento histórico especial, donde la luz de Cristo resucitado, principio y fin, alfa y omega, ilumina y llena toda la tierra, más fuerte que todas las oscuridades, vencidas en esta noche santa de una vez para siempre.
Colaboración: Astrid Göttig
