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Publicado el 2023-06-22 In Temas - Opiniones

La misión de los vínculos humanos como camino hacia una experiencia vital de Dios

Homilía del P. P. Diogo María Mendes Barata, 31 de mayo de 2023 / mfi •

Hace un par de días, en el equipo de schoenstatt.org surgió un tema que ya nos acompaña e inquieta hace casi 25 años, o sea, desde el “nacimiento” de nuestra pagina y el compromiso de llevarla adelante como una aplicación de la pedagogía de comunicación que el P. Kentenich nos regaló con la Revista MTA. La inquietud: el lenguaje interno, o, mejor dicho: el desafío de traducir expresiones que todos conocemos y entendemos (mas o menos) pero que al repetirlas no se vuelven más entendibles para gente fuera del “club”. Una de ellas: “la misión del 31 de mayo”. —

P. Diogo

P. Diogo

El desafío es que todos hagamos el esfuerzo por “traducir” nuestro mundo de Alianza a un lenguaje comprensible para los demás, Schoenstatt en salida. Se planteó el desafío (aun sin respuesta). O si, con una respuesta – encontrada en la homilía del P. Diogo Mendes Barata el 31 de mayo en Bellavista.

Partiendo del Evangelio del día (Visitación de María), el tradujo “la misión del 31 de mayo”: La misión de los vínculos humanos como camino hacia una experiencia vital de Dios.

Nuestra misión es una experiencia de Dios

“De algún modo, este encuentro entre María e Isabel es el modelo encarnado de nuestra Misión del 31 de Mayo, de la misión de los vínculos humanos como camino hacia una experiencia vital de Dios. Supone haberse dejado cubrir por la sombra del Espíritu Santo como María en la Anunciación y llevar a Jesús dentro de nosotros mismos. Nuestra misión no es una cosa de ideas, voluntad o planes de acción, sino una experiencia de Dios que nos contagia y contagia a otros sin darnos cuenta. Isabel fue contagiada por María desde que fue saludada por ella: ‘Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre’ (Lc 1, 44). ¡Una alegría desbordante que tiene su origen en Jesús y que las lleva a alabar y profetizar!”.

Jesús vino para completar el amor que a veces no recibimos en casa

Esta misión de los vínculos también nos es regalada en las familias, en la relación paterno/ materno-filial, donde cada hijo puede experimentar el amor incondicional de Dios a través de sus padres de manera natural; sin embargo, muchas veces hay heridas y dificultades que impiden experimentar esta realidad. “Es en este contexto que debemos situar el envío de su Hijo amado al mundo. Jesús vino para completar el amor que a veces no recibimos en casa. Nos regaló a su madre en la cruz para que experimentemos el mismo amor con que Él fue amado por ella. Dios no desiste de enviarnos otros Cristos de carne y hueso a nuestras vidas. Nos envía personas a lo largo de la vida, para que podamos hacer esa experiencia de ser amados incondicionalmente: si no resulta tanto con nuestros padres, Él nos envía amigos, profesores, abuelos, tíos, la mujer o el marido con quien nos casamos, nuestros hijos, etc.”.

Es Jesús el fundamento y modelo a seguir en esta misión de los vínculos humanos como camino hacia una experiencia vital de encuentro con Dios. “Desde esta perspectiva, podemos describir la misión de los vínculos en Jesús, con la frase que le dijo a Felipe: ‘¡Quién me ve a mí ve al Padre!’ (Jn 14, 9) También en el caso de Jesús, ¡es una misión arriesgada y no siempre salió bien! Jesús experimentó la cerrazón de los fariseos, la volatilidad de las masas, el abandono de sus discípulos y la traición de Judas. A la par experimentó positivamente: el arrepentimiento de Pedro antes de la crucifixión, la compañía permanente de Maria, la fidelidad de las mujeres en la cruz y la presencia silenciosa de su discípulo amado, Juan”.

Es una misión arriesgada y no siempre sale bien

“Si Jesus tuvo problemas y dificultades en lograr que todos se sintieran amados incondicionalmente por él; si los padres y madres de familia, desde los inicios de la humanidad, han tenido problemas y dificultades en amar incondicionalmente a sus hijos; también nosotros debemos saber, que lo más normal es que también nosotros tengamos problemas y dificultades en amar incondicionalmente a los demás. Lo mismo le sucedió al padre Kentenich. ¡Es una misión arriesgada y no siempre sale bien!”.

Al terminar la homilía, el P. Diogo, nos hace la invitación a ser otro Cristo de la unidad: “Quizá este vacío y la ausencia de la cruz en el santuario de Bellavista nos ayude a darnos cuenta de que cada uno de nosotros está llamado a ser una cruz de la unidad viva. En la Cruz de la unidad vemos reflejado el Cristo de los vínculos y nuestra misión arriesgada de intentar amar incondicionalmente” terminó con una preciosa oración:

Oración
Te quiero seguir a ti, Señor,
que estás dentro de mí,
a vivir una intimidad tal,
que pueda decir con San Pablo y el padre Kentenich:
¡Ya no soy yo que vivo, es Cristo que vive en mí! (Gal 2, 20)

Escucho como me invitas, Señor,
a ser más niño,
a experimentarme como el hijo amado del Padre del Cielo,
como su predilecto (Mt 3, 17).

Déjame, llenar por tu Espíritu Santo, Señor,
y ser llevado por él como misionero lleno de tu fuego
y guiado por las intuiciones del momento presente (Lc 4, 18).

Quiero renovar, Señor, mi amor a María,
con más calidez y sencillez,
reconociéndome como su hijo querido
y dándome cuenta cómo ella está siempre a mi lado
y nunca me abandona (Jn 19, 25-27).

Ayúdame, Señor, a amar más a mis hermanos como tú (Jn 13, 34-35):
los que viven en mi casa,
los que sirvo en mi vida,
los que más me cuestan y los que me traicionan (Lc 6,35).

En una palabra,
regálame, Señor,
experimentar diariamente
que la Trinidad habita en mí;
que la Mater está siempre conmigo;
que el amor fraterno y el fuego misionero
son la manifestación de la habitación de Dios
en mí santuario corazón (Jn 14, 23.24-27).
Amén.

 

Con material de Vínculo, junio de 2023

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1 Responses

  1. Paz Leiva dice:

    Gracias por actualizar el lenguaje, querido padre Diogo. La verdad es que a ti siempre se te entiende bien.

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