ARGENTINA, P. Guillermo Mario Cassone. “El encuentro con Jesús nos cambia la vida”. Este año 2014 mi saludo pascual parte de este twit que hoy, 16 de marzo, envió el Papa Francisco. Justamente en los retiros que prediqué en estos días mi punto de partida había sido ese, sin saber que hoy el Papa nos regalaría esta idea-fuerza.
La Semana Santa es un encuentro con Jesús
Ante todo hay que dejarse encontrar por Él a la vez que salimos a su encuentro, ya que siempre la iniciativa de Dios requiere la libre aceptación del hombre. No siempre estamos dispuestos y a veces nos cerramos. En el Apocalipsis nos dice que está a la puerta y llama (Ap.3,20), pero espera que le abramos las puertas del corazón.
Ese encuentro produce una gran alegría, una felicidad interior y produce una paz diferente, serena y estable que nadie podrá quitar.
Para eso hay que tomarse un tiempo en estos días o en el tiempo pascual para detener el ritmo habitual, pararse a pensar y a orar.
Más allá de nuestra participación en las celebraciones del Triduo Pascual, con toda su riqueza, es necesario el silencio para la oración personal ya que es allí donde se dará ese encuentro personal e íntimo con Jesús crucificado y resucitado, nuestro Salvador y nuestro Amigo.
Ese encuentro genera una conversión
Siempre es necesaria la conversión si queremos mejorar y superarnos. Pueden ser pequeños o grandes pasos los que debemos dar pero lo que importa es ponerse en camino de conversión. Sobre todo para salir del egoísmo y abrirse a Dios y a los hermanos, lo que conduce a la generosidad liberadora, al diálogo enriquecedor y al amor maduro que siempre es donación. Seguramente descubriremos ataduras, limitaciones y hasta pecados que nos esclavizan, para ello siempre esta la posibilidad de confesarnos con sinceridad y así experimentar el perdón del Padre misericordioso.
Convertirnos nos permite entrar en comunión y sentirnos contenidos por los hermanos, reconciliados con ellos para comenzar una mejor relación que nos permita descubrir la riqueza de cada persona, su lado bueno. Así seremos capaces de salir y de compartir, como discípulos misioneros, la alegría del Evangelio y al saludarnos para la Pascua contagiaremos la esperanza de que con Cristo podemos cambiar la historia y la vida toda.
Con el afecto de siempre los saludo desde Tucumán. ¡Feliz Pascua!
P. Guillermo Mario Cassone. Tucumán, Pascua de 2014
