Publicado el 2014-04-17 In Vida en alianza

Tenemos el honor de participar en un rito especialmente hermoso de este santuario

ROMA, mda. 12 de Abril en el año del jubileo de nuestra Alianza de Amor. En este día, hace 120 años se sembró la semilla de la Alianza de Amor para dar abundantes frutos al servicio de la Iglesia. Ésto ocurrió en Oberhausen, Alemania, cuando el niño José Kentenich fue testigo en lo profundo de su corazón de esa primera alianza con la Santísima Virgen. Su mamá se lo confió a la Virgen, sin imaginar que esa madre lo convertiría en su instrumento, para realizar en el corazón de millones de personas la alianza de ella con su Hijo, para crear una cultura de alianza a partir de corazones solidarios. También en el corazón del Padre Valentino,sacerdote franciscano, quien ese sábado selló su alianza de amor en el “Santuario de todos nosotros”, en la presencia de muchos fieles de la Parroquia Santa Francesca Romana, Arda, Roma.

Toda la parroquia fue invitada a un día de jornada al inicio de la Semana Santa, a una preparación personal para los días de la Semana Santa. En esa mañana de sol radiante, se reunieronen el Santuario Matri Ecclesiae familias con niños, jóvenes, personas mayores y el día comenzó con una introducción a Schoenstatt y a la Alianza de Amor a través del rector del santuario, Don Stefano Müller. En el entretanto, los niños se encargaron de conquistar el lugar y lo convirtieron en un inmenso parque de juegos.

Llamado a la Alianza de Amor

“¿Dónde está la Cruz de la Unidad?”, preguntó el Padre Ludovico Tedeschi, tan pronto había comenzado la celebración de la Alianza de Amor. La cruz del altar estaba cubierta. Uno de los voluntarios corrió a la sacristía y volvió con la Cruz de la Unidad, ese signo de la alianza de Jesús con María y luego la celebración de la Alianza de Amor del Padre Valentino pudo comenzar. La alianza se basa en relaciones, así lo dijo el Padre Ludovico, en relaciones humanas, cálidas, en una relación personal y de corazón con María, con Jesús, con el Dios Trino. Habló sobre aquello que había preguntado el Padre Valentino: qué significaba el título “tres” veces admirable y por qué se la llama Madre, Reina y Victoriosa. Porque la historia de la alianza que el Padre Kentenich selló con la Madre del Señor y con nuestra Madre hace 100 años junto a un puñado pequeño de jóvenes, ha mostrado que ella también es Reina, ya que ella ha vencido en situaciones, que humanamente hablando, no tenían solución. También hoy. El Padre Ludovico le pidió al Padre Valentido de contar su historia de alianza y éste lo hizo con alegría y emoción – y los feligreses y los miembros de la familia romana de Schoenstatt que llegaron a este encuentro, escucharon asombrados y conmovidos. Cómo él descubrió el santuario de las Hermanas de María en la Vía Aurelia Antica en una situación difícil en su vida, la manera cómo las personas y María lo acogieron y lo fortalecieron, cómo él fue descubriendo paso a paso su vocación a la Alianza de Amor y ahora, en ese día, quería sellar su alianza.

Para ser un mejor franciscano

Llegó el momento. Se leyeron palabras del Acta de Fundación del 18 de Octubre; el Padre Valentino confesó su fe en la eficacia de la Santísima Virgen en el santuario y su convicción de haber sido llamado por ella a ser hoy instrumento en sus manos para el cumplimiento de su misión. Luego, él se arrodilló y rezó una oración de consagración larga y personal, en la cual le pidió a la Santísima Virgen que le ayudara a vivir mejor su vocación de franciscano a través de esta Alianza de Amor. Con inmensa alegría recibió la medalla de alianza y una pequeña Cruz de la Unidad, signos de la alianza y escribió su nombre en el libro de alianza “Y ahora, aplausos por favor”, pidió el Padre Ludovico a la comunidad presente. Todos se sumaron a la alegria con su aplauso y luego, frente al santuario, en la gran zona de césped, él fue ampliamente felicitado y celebrado.

Después del almuerzo en las salas de la Casa dell’Alleanza, todos los presentes se reunieron en siete grupos para meditar las siete palabras de Cristo en la cruz y luego escribieron en papelitos sus intenciones, peticiones, preocupaciones, preguntas, propósitos y dones…para un momento más tarde y muy especial en ese día. Los niños prepararon un Vía crucis por los jardines y luego llegó el momento cúlmine del día: la celebración del Domingo de Ramos.

“Llenamos las vasijas del santuario con nuestros dones”

El Padre Valentino y Don Stefano presidieron la procesión con grandes ramas de palma y todos los demás los siguieron, llevando en sus manos ramas de olivo. En el resplandor del sol de la tarde, se dirigieron hacia el santuario donde se celebró la liturgia del Domingo de Ramos.

“Sencillamente hemos llegado hasta aquí porque queríamos respirar profundo y estar tranquilas”, así lo dijo Pamela Fabiano, miembro del Movimiento de Schoenstatt. Ella llegó con una colega de trabajo del Vaticano.

“¡Por favor, esperen un momento, necesito escribir algo!” En el ofertorio, ambas tinajas del santuario – la vasija de Bellavista, Chile y la vasija de Tuparendá, Paraguay – recorrieron las filas. Varias veces. Porque alguien aún tenía que escribir algo, porque aún llegaban papelitos. “¡Yo todavía tengo uno!”. Para un momento muy especial al final del día. La oración internacional de peregrinación para la preparación al jubileo se concretizó: llenamos las tinajas del santuario con nuestros dones – con humildad y arrepentimiento, con entrega y anhelo…

Ella es la gran misionera

Ya al comienzo de la Santa Misa, se encontraban en el altar delante del santuario dos imágenes de la Virgen Peregrina. Luego dos señoras de la comunidad se ofrecieron como misioneras de la Virgen Peregrina. Ellas se ofrecieron para ser sus manos y sus piés, se ofrecieron a llevarla a las casas de la comunidad para que ella actúe…Después de la oración, Don Stefano les hizo entrega a cada una la imagen de la Virgen Peregrina. “Ella es la gran misionera, ella obrará milagros”. Tal como lo ha hecho en Brasil, en Argentina, en Burundi, en Sicilia, en la Toscana, en Apulia…y ahora en la Parroquia de Francesca Romana en Roma.

Capital de gracias

«Tenemos ahora el honor de participar en un rito verdaderamente hermoso de este santuario», dijo el Padre Valentino al final de la Santa Misa. Y él le pidió a Don Stefano de explicar este hermoso rito – el rito que se lleva a cabo cada 18 del mes aquí, como en todos los santuarios en el mundo, pero como el 18 de este mes es Viernes Santo, este rito fue adelantado. Los papelitos que se juntaron durante el mes en las vasijas, fueron quemados, como señal de ofrenda por todo lo que hemos depositado en ella: nuestras necesidades humanas, nuestras preocupaciones, alegrías, confianza y anhelo. Capital de gracias.

Todos se dirigieron hacia la estuatua del Padre Kentenich, donde se encendió el fuego. El pequeño acólito, que por primera vez estuvo junto al altar, llevó junto con Marius, el voluntario de Alemania, la gran vasija del Santuario de Bellavista, esa vasija que era tan grande como él mismo. Eso es capital de gracias – conllevar, cooperar, entregar todo…y saber que alguien más conlleva a nuestro lado esa vasija tan grande y tan pesada, coopera y que entrega todo, realmente todo.

Solidaridad

Don Stefano aclaró que en los santuarios hay sólo una vasija, pero que el el “Santuario de todos nosotros” en ese momento se encontraban dos, e incluso estaban guardadas muchas más. Para la bendición del santuario, todos fueron invitados a traer las vasijas de sus respectivos santuarios, llenas con contribuciones de amor por la Iglesia…para este santuario en el corazón de la Iglesia, desde el cual deberá cobrar vida la visión del Padre Kentenich de una Iglesia renovada, peregrina, pobre, fraterna y plena de espíritu misionero. En forma alternada se encuetran puestas las vasijas de los diversos santuarios en el santuario. En realidad se encontraba hacía dos semanas la vasija de Tuparendá. Cuando el norte de Chile fue sacudido por el terremoto, la vasija del Santuario de Bellavista fue traída al santuario y en ella se encontraban aún papelitos del año 2004, de Chile. A diario se rezó allí por Chile. Y también en ese momento todos rezaron nuevamente. Y así es tan fácil entender el significado de capital de gracias y solidaridad…

Lo que nadie podía saber: pocas horas más tarde se desataba en Valparaíso, Chile un incendio forestal que destruyó totalmente varios distritos de la ciudad. La oración de nuestro santuario de todos ya estaba presente. Y la vasija de Chile se quedará en el santuario…en solidaridad.

Realmente fue un rito muy especial, muy hermoso en el que tantas personas de la Parroquia Francesca Romana participaron ese 12 de Abril.

Original alemán. Traducción Tita Andras, Viena, Austria

 

 

 

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ROMA, mda. 12 de Abril en el año del jubileo de nuestra Alianza de Amor. En este día, hace 120 años se sembró la semilla de la Alianza de Amor para dar abundantes frutos al servicio de la Iglesia. Ésto ocurrió en Oberhausen, Alemania, cuando el niño José Kentenich fue testigo en lo profundo de su corazón de esa primera alianza con la Santísima Virgen. Su mamá se lo confió a la Virgen, sin imaginar que esa madre lo convertiría en su instrumento, para realizar en el corazón de millones de personas la alianza de ella con su Hijo, para crear una cultura de alianza a partir de corazones solidarios. También en el corazón del Padre Valentino,sacerdote franciscano, quien ese sábado selló su alianza de amor en el “Santuario de todos nosotros”, en la presencia de muchos fieles de la Parroquia Santa Francesca Romana, Arda, Roma.

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