Publicado el 2011-09-12 In Temas - Opiniones

“La corriente de retorno”

ARGENTINA, aat. Contemplando aún con asombrada gratitud el milagro de la JMJ en Madrid con sus momentos tan extraordinarios de gracia y entusiasmo juvenil (de todas las edades), una “perlita” en el envío de Zenit del 10 de septiembre, activa el radar schoenstattiano.

 

 

 

Un “balance” de algunos aspectos de la JMJ escrito por Monseñor José Ignacio Munilla Aguirre, obispo de San Sebastián, contiene, entre muchos datos de sumo interés, este párrafo:

“El número de inscripciones de peregrinos de los demás países era muy numeroso, pero no así el de los españoles. Pues bien, una de las explicaciones de esa asistencia de cerca de dos millones de jóvenes en Cuatro Vientos – como apunte orientativo, las compañías telefónicas han servido el dato de que en el recinto de Cuatro Vientos, fueron 1.560.000 las terminales telefónicas que estuvieron activas –, que a todos nos ha dejado sorprendidos, la tenemos que buscar, entre otros factores, en la gran animación que los peregrinos venidos de todas las partes del mundo realizaron entre los españoles, los días previos a la JMJ. ¡¡Su alegría y madurez nos habían conquistado!! Una vez más, como en tantos otros momentos de la historia de la Iglesia, comprobamos cómo la “catolicidad” (universalidad) de la Iglesia es sanadora de nuestras crisis locales. Un día fuimos nosotros quienes llevamos la fe al Nuevo Mundo. Ahora llega el momento de abrirnos humildemente a todos los carismas que puedan rejuvenecernos”.

No solo reciben del lugar de origen, sino que devuelven una vida nueva, nacida de la misma fuente

¿No es maravilloso? ¡Nada más y nada menos que la corriente de retorno! Para una schoenstattiana antigua – como quien esto escribe – Schoenstatt es siempre motivo de continuo asombro, de admiración, de gratitud. Lo que este sabio obispo deduce de la masiva participación de los jóvenes españoles en la JMJ, en la Familia Internacional vive desde hace… más de seis décadas. Quizás la primera expresión concreta fue la del Padre Kentenich en Nueva Helvecia, ante el primer Santuario filial y lo que se vivió en él en su primera visita a América del Sur en 1947: “No sólo reciben del lugar de origen, sino que devuelven una vida nueva, nacida de la misma fuente”. (Texto completo: http://www.zenit.org/article-40325?l=spanish)

¿Habrá respuestas?

Quizás se podría modificar la última frase de Mons. Munilla Aguirre, pero eso lo deberían reflexionar en torno al Santuario Original. ¿Se requiere humildad para abrirse a los carismas que puedan rejuvenecer a la Familia? O, en el caso de Schoenstatt, lo que surge es una enorme alegría y gratitud al comprobar cómo la semilla de la Alianza de Amor ha caído en tierra buena, en “muchas tierras buenas”, y ha dado frutos de lo más variados, con los mil colores de las innumerables culturas que la han acogido y que la retornan con gozo al lugar donde comenzó todo…

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