Publicado el 2014-05-25 In Francisco - iniciativas y gestos

Francisco con los predilectos de su corazón de pastor

TIERRA SANTA, org. En un momento, cuando niños y jóvenes le dan sus testimonios conmovedores sobre su lucha por discapacidades y enfermedades graves, testimonios llenos de dolor, de esperanza y de amor, Francisco toma su cruz pectoral en sus manos. Aquella cruz con el símbolo del Buen Pastor con las ovejas sobre sus hombros. El Pastor del mundo entregando al Buen Pastor todo este dolor que le rodea en la hermosa Iglesia latina de Betania ante el Jordán.  En los refugiados y los jóvenes discapacitados, Francisco ve el rostro de Jesús y su amor, que restituye dignidad y dona salvación. Un gesto que resume, sin decir una palabra, todo lo que ha dicho minutos antes en su tercer discurso en esta peregrinación de paz a Tierra Santa.

El  Papa Francisco se mostró sensible a la difícil situación que enfrentan personas golpeadas por las crueles situaciones del mundo, expresando en primer lugar su especial interés en encontrar a quienes “a causa de sangrientos conflictos, han tenido que abandonar su Patria y han encontrado refugio en la acogedora tierra de Jordania y a los queridos jóvenes, que experimentan el peso de alguna limitación física”.

Donde el cielo se abrió

Francisco, una vez celebrada la santa misa en el Estadio Internacional de Amán recorrió en automóvil los cincuenta kilómetros que lo separaban de la región de Betania ante el Jordán, que fue el centro de la actividad de San Juan Bautista y escenario de la vida de Jesús. Betania está todavía sepulta y su localización precisa permanece desconocida. Quizá se encuentre a 200 metros de la colina del profeta Elías donde todavía no se han efectuado excavaciones arqueológicas. La zona es llamada »Wadi Al Kharrar» (Valle melodioso) por el sonido de las aguas del Jordán. La localidad se encuentra a 350 metros bajo el nivel del Mediterráneo, a pocos kilómetros del punto donde el río se ensancha y desemboca en el Mar Muerto, el »mar de sal» del Antiguo Testamento y el »Mar de Lot» de los manuscritos árabes.

A su llegada el Papa fue acogido por el Rey Abdullah II que lo esperaba en el ábside de Iglesia latina de Betania ante el Jordán y desde allí se dirigió al lugar del Bautismo, prosiguiendo hasta la orilla del río Jordán para rezar unos minutos en silencio y bendecir el agua. Después, entró en el templo donde se había improvisado una sacristía privada. La iglesia está todavía en construcción y su primera piedra fue bendecida por Benedicto XVI durante su visita al lugar del Bautismo el 10 de mayo de 2009.

La humildad de Jesús

Recordando el bautismo de Jesús en este mismo lugar, el Santo Padre hizo hincapié en la humildad de Jesús quien, compartiendo la condición humana, vino aquí para ser bautizado y “con su amor nos restituyó la dignidad y nos dio la salvación”. En este contexto, el Obispo de Roma manifiestó su aflicción por “los dramas y las heridas de nuestro tiempo, especialmente, por las que son fruto de los conflictos todavía abiertos en Oriente Medio”. Su pensamiento se dirigió en primer lugar a la tierra siria, lacerada por tres años de lucha fratricida y a sus innumerables víctimas: un drama que ha obligado, recordó, a millones de personas a convertirse en refugiados y a emigrar a otros países. Las palabras del Papa peregrino se dirigieron luego a las autoridades y al pueblo jordano, agradeciéndoles por la generosa acogida de “un número elevadísimo de refugiados provenientes de Siria y de Iraq”, y a todos los que prestan asistencia y solidaridad, como así también a las obras de caridad desarrolladas por instituciones de la Iglesia que, “sin distinción de credo religioso, pertenencia étnica o ideológica, manifiestan el esplendor del rostro caritativo de Jesús misericordioso”.

El Obispo de Roma exhortó a la comunidad internacional a que «no deje sola a Jordania ante la emergencia humanitaria”, sino que continúe e incremente su apoyo y ayuda, al tiempo que renovó su llamamiento a la paz en Siria insistiendo en que “nadie se empeñe en que las armas solucionen los problemas” y se regrese al camino de las negociaciones, indicando como única solución el diálogo y una solución política.

Francisco invitó también a los jóvenes a unirse a su oración de paz y a colaborar en la construcción de una sociedad respetuosa de los más débiles y a ser “signos de esperanza”.

Texto completo del discurso de Papa Francisco


Estimadas Autoridades, Eminencias, Excelencias,
Queridos hermanos y hermanas:

En mi peregrinación, he tenido mucho interés en encontrarme con ustedes que, a causa de sangrientos conflictos, han tenido que abandonar sus casas y su Patria y han encontrado refugio en la acogedora tierra de Jordania; y al mismo tiempo, con ustedes, queridos jóvenes, que experimentan el peso de alguna limitación física.

El lugar en que nos encontramos nos recuerda el bautismo de Jesús. Viniendo aquí, al Jordán, para ser bautizado por Juan, se mostró humilde, compartiendo la condición humana: se rebajó haciéndose igual a nosotros y con su amor nos restituyó la dignidad y nos dio la salvación. Nos sorprende siempre esta humildad de Jesús, cómo se abaja ante las heridas humanas para curarlas. ¡Este abajarse de Jesús ante todas las heridas humanas para curarlas! Y, por nuestra parte, nos sentimos profundamente afectados por los dramas y las heridas de nuestro tiempo, especialmente por las que son fruto de los conflictos todavía abiertos en Oriente Medio. Pienso, en primer lugar, en la amada Siria, lacerada por una lucha fratricida que dura ya tres años y que ha cosechado innumerables víctimas, obligando a millones de personas a convertirse en refugiados y a exilarse en otros países. Todos queremos la paz. Pero, viendo este drama de la guerra, viendo estas heridas, viendo tanta gente que ha dejado su patria, que se ha visto obligada a marcharse, me pregunto: ¿quién vende armas a esta gente para hacer la guerra? He aquí la raíz del mal. El odio y la codicia del dinero en la fabricación y en la venta de las armas. Esto nos debe hacer pensar en quién está detrás, el que da a todos aquellos que se encuentran en conflicto las armas para continuar el conflicto. Pensemos, y desde nuestro corazón digamos también una palabra para esta pobre gente criminal, para que se convierta.

Agradezco a las Autoridades y al pueblo jordano la generosa acogida de un número elevadísimo de refugiados provenientes de Siria y de Iraq, y extiendo mi agradecimiento a todos aquellos que les prestan asistencia y solidaridad. Pienso también en la obra de caridad que desarrollan instituciones de la Iglesia comoCaritas Jordania y otras que, asistiendo a los necesitados sin distinción de credo religioso, pertenencia étnica o ideológica, manifiestan el esplendor del rostro caritativo de Jesús, que es misericordioso. Que Dios omnipotente y clemente los bendiga a todos ustedes y todos sus esfuerzos por aliviar los sufrimientos causados por la guerra.

Me dirijo a la comunidad internacional para que no deje sola a Jordania, tan acogedora y valerosa, ante la emergencia humanitaria que se ha creado con la llegada de un número tan elevado de refugiados, sino que continúe e incremente su apoyo y ayuda. Renuevo mi vehemente llamamiento a la paz en Siria. Que cese la violencia y se respete el derecho humanitario, garantizando la necesaria asistencia a la población que sufre. Que nadie se empeñe en que las armas solucionen los problemas y todos vuelvan a la senda de las negociaciones. La solución, de hecho, sólo puede venir del diálogo y de la moderación, de la compasión por quien sufre, de la búsqueda de una solución política y del sentido de la responsabilidad hacia los hermanos.

A ustedes jóvenes, les pido que se unan a mi oración por la paz. Pueden hacerlo ofreciendo a Dios sus afanes cotidianos, y así su oración será particularmente valiosa y eficaz. Les animo a colaborar, con su esfuerzo y sensibilidad, en la construcción de una sociedad respetuosa de los más débiles, de los enfermos, de los niños, de los ancianos. A pesar de las dificultades de la vida, sean signo de esperanza. Ustedes están en el corazón de Dios, ustedes están en mis oraciones, y les agradezco su calurosa y alegre y numerosa presencia. Gracias.

Al final de este encuentro, renuevo mi deseo de que prevalezca la razón y la moderación y, con la ayuda de la comunidad internacional, Siria reencuentre el camino de la paz. Dios convierta a los violentos. Dios convierta a aquellos que tienen proyectos de guerra. Dios convierta a los que fabrican y venden las armas, y fortalezca los corazones y las mentes de los agentes de paz y los recompense con sus bendiciones. Que el Señor los bendiga a todos ustedes.

Con material de VIS, Radio Vaticana, Religión Digital.

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Publicado el In Francisco - iniciativas y gestos

Francisco con los predilectos de su corazón de pastor

TIERRA SANTA, org. En un momento, cuando niños y jóvenes le dan sus testimonios conmovedores sobre su lucha por discapacidades y enfermedades graves, testimonios llenos de dolor, de esperanza y de amor, Francisco toma su cruz pectoral en sus manos. Aquella cruz con el símbolo del Buen Pastor con las ovejas sobre sus hombros. El Pastor del mundo entregando al Buen Pastor todo este dolor que le rodea en la hermosa Iglesia latina de Betania ante el Jordán.  En los refugiados y los jóvenes discapacitados, Francisco ve el rostro de Jesús y su amor, que restituye dignidad y dona salvación. Un gesto que resume, sin decir una palabra, todo lo que ha dicho minutos antes en su tercer discurso en esta peregrinación de paz a Tierra Santa.

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1 Responses

  1. Lizzie dice:

    "No hay camino para la paz…la paz ES el camino." Frase del gran estadista Mahatma Gandhi y que seguramente lleva muy presente nuestro Papa Francisco en el corazón.
    Que la Mater y nuestro Buen Dios bendigan en abundancia sus esfuerzos para lograr la paz en Oriente Medio y nosotros podamos
    conquistar día a dia formas de tener paz y vivir en paz. El primer paso? ¡Seámos pacíficos!
    Desde el santuario de Achumani en La Paz, Bolivia.
    Lizzie

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