El surf es como una parábola de la vida y de la fe

ARGENTINA, Mar del Plata, P. Santiago Arriola •

Me llamo Santiago Arriola, tengo 38 años, soy sacerdote de la diócesis de Mar del Plata y pertenezco a la Federación de Presbíteros de Schoenstatt. Soy párroco de la Parroquia Padre Pío de Pietrelcina, ubicada al sur de la ciudad. Este mes de febrero de 2021 tuvimos la oportunidad de acompañar, desde la Pastoral del surf diocesana, el programa “Escuela de Mar y Playa”, junto a la Fundación Scholas Occurrentes. —

Fue una experiencia inolvidable para chicos y grandes, para alumnos y docentes. Nos fue sorprendiendo a todos a medida que nos íbamos adentrando en esta vivencia particular de ser y hacer escuela.

A unos metros de la playa

La escuela se desarrolló de lunes a viernes por las mañanas en una capilla del Barrio Acantilados, al sur de la ciudad de Mar del Plata, a unos metros de la playa. La actividad principal fue el surf, pero también realizamos murales colectivos y barriletes (NR: también llamados cometas o papalotes) caseros. A partir de cada una de estas actividades fuimos abriendo el corazón, compartiendo impresiones, expresando emociones y descubriendo juntos lo que se iba creando entre nosotros, a través nuestro y más allá de nosotros.

Trabajamos con grupos de diez jóvenes por semana, entre 13 y 17 años, de distintos barrios de la periferia de nuestra ciudad. El intercambio entre ellos y la vivencia comunitaria que se fue gestando entre todos fue una de las grandes riquezas de la experiencia.

La riqueza pedagógica de Scholas

Fue una alegría inmensa compartir este mes con cada uno de los jóvenes y con el equipo que armamos para llevar adelante la escuela. La Fundación Scholas tiene una enorme riqueza pedagógica para nuestro tiempo. En este sentido, descubrí también mucha comunión con la experiencia y sabiduría pedagógicas del padre Kentenich y la riqueza de Schoenstatt. Por ejemplo, la pedagogía de la confianza y de la libertad; la fecundidad pedagógica de las vinculaciones, los símbolos y el arte; la certeza de la bondad del ser humano y la apuesta decidida por la inmensa riqueza de posibilidades que hay en el corazón de cada persona, especialmente en los jóvenes, y muchas cosas más.

El mar, las olas, la tabla

Desde la Pastoral del Surf, fue un enorme regalo acompañar a esta escuela porque, para nosotros, el surf es como una parábola de la vida y de la fe. El surf es un espacio pastoral donde encontramos a Jesús y en ese encuentro vamos aprendiendo a crecer como personas, como creyentes y en las comunidades.

El mar nos habla de la inmensidad de Dios, de su amor insondable en el que somos invitados a sumergirnos cada vez más, y también de su misterio y trascendencia con la que siempre se nos escapa y nos excede por todos lados. Las olas expresan la vida de la gracia, en la que aprendemos a subirnos para dejarnos llevar. La tabla, el equilibrio en la vida, el modo orgánico de vivir lo cotidiano. La naturaleza, la dimensión ecológica de nuestra espiritualidad humana.

Espero y deseo que la “Escuela de Mar y Playa” haya sido el hermoso y providencial comienzo de un trabajo continuado con la Fundación Scholas Occurrentes para alegría de muchos jóvenes y adultos, y para alegría del Señor que está vivo y nos quiere vivos, compartiendo y anunciando el Evangelio de mil modos distintos y en la infinita creatividad del Espíritu para este tiempo y este mundo en el que hoy nos toca caminar.