Publicado el 2015-11-20 In Proyectos

Ricardo Evangelista: “María Ayuda, una posibilidad de vivir un apostolado en una obra que es nuestra”

CHILE, Equipo Editorial de la revista Vínculo •

Desde hace poco más de 3 meses, Ricardo H.C. (de Holanda Cavalcante) Evangelista es el nuevo Director Ejecutivo de María Ayuda. De profesión Ingeniero Industrial PUC, Diplomado en políticas públicas y Master en Políticas de Desarrollo Internacional (MIDP), Duke University. Está casado con Constanza Duque. 3 hijos: Sofía de 8, Josefina de 6 y Benjamín de 1 año y 7 meses. Nació en Brasil y criado en Chile desde los 2 años de edad. Con amplia experiencia laboral, hasta ahora se había desempeñado en: Publiguías (las Amarillas), Santuario Nacional de la Virgen del Carmen (Templo Votivo de Maipú), Instituto Profesional Duoc UC, Fundación Integra, Ministerio de Educación y Colegios Monte Tabor y Nazaret.

¿Cuál es tu vínculo con el Movimiento?

– Participo del Movimiento de Schoenstatt desde el año 1996 donde fui a mis primeras Misiones Familiares que, al igual que María Ayuda, es una obra fundada por el P. Hernán Alessandri. Ese mismo año hice mi Alianza en el santuario de Campanario y desde ahí he participado en las distintas agrupaciones de la Columna de Hombres del Movimiento. Hoy soy parte del segundo curso de la Federación de Hombres. Como una de las pocas obras sociales y apostólicas de Schoenstatt, conozco a María Ayuda hace años y, a pesar que me había llamado la atención, nunca me había involucrado directamente en su operación ni en el difícil trabajo que realiza.

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¿Por qué te decidiste trabajar en el área social?

– Desde pequeño mis padres me han enseñado con su ejemplo que el área social, o también llamado “el tercer sector”, no es solo un área donde desarrollar un apostolado sino que necesita de personas preparadas y diversas para enfrentar los desafíos de nuestra sociedad. Misiones, mediaguas, centro de alumnos, juventud de Schoenstatt, Jubileo año 2000, practicas país fueron todos pasos que me llevaron a decidir vivir mi vocación apostólica en el trabajo.

Gracias a Dios se me han abierto puertas laborales que he decidido tomar, la Mater me ha conducido por esos caminos y he podido reafirmarlo estudiando Políticas Sociales comparando realidades internacionales en los países en vías del desarrollo.

¿Qué significa para ti trabajar en María Ayuda?

– Tener el privilegio de seguir desarrollando la obra del P. Hernán Alessandri y, a su vez, trabajar para mejorar los temas de maltrato en Chile es muy importante para mí. Siento que nuestra espiritualidad es una respuesta concreta para más de 700 niños y niñas que reciben nuestra ayuda. Veo también un creciente compromiso del Instituto de los Padres con la huella del P. Hernán y con María Ayuda, lo que me motiva en el trabajo. Liderar una institución como la nuestra no es solo lograr mejorar procesos sino que también es reafirmar un estilo mariano de verdadero cobijamiento, unión y preocupación por el prójimo, especialmente por los más necesitados, incluyendo tanto a nuestros niños y niñas como a las más de 350 personas que trabajan para los 19 programas de María Ayuda a lo largo de Chile. Y este tremendo desafío, me alegra y motiva mucho.

¿Cuál crees que es el mayor aporte de María Ayuda para nuestra sociedad?

– El mayor aporte de nuestro trabajo es mostrar a la sociedad que a pesar de todas las dificultades que puedan tener debido a las vulneraciones sufridas, nuestros niños y niñas son capaces de sanar sus vínculos y crecer como personas libres, responsables y solidarias. La infancia es el futuro del país y es nuestra obligación cuidarla. Por eso, invito a todos los que aún no conocen o no saben cómo apoyar a María Ayuda, que ingresen a www.mariaayuda.cl para conocer nuestra obra en cada región del país.

¿De qué manera la labor de María Ayuda es una extensión de la obra del Padre Kentenich?

– El compromiso social del Padre por los más necesitados es muy fuerte y está presente en toda su pedagogía. Su obra no busca formar “clubes de amigos” sino que una comunidad de corazones que encuentre a través del apostolado una verdadera respuesta a los desafíos de nuestra sociedad. Qué manera más linda de cultivar el “vivir orgánicamente” que luchar contra el maltrato infantil ayudando a recomponer a las familias en los sectores de pobreza. No es el único camino, pero sin duda es una continuidad de la labor del Padre. En varias ciudades del país hay gente del Movimiento apoyando a María Ayuda ya que esta se ha ido conformando, en lo posible, en torno a los santuarios locales. Yo espero un compromiso mucho más continuo y fuerte de todos nosotros que pertenecemos a Schoenstatt con todas nuestras obras sociales y que veamos en María Ayuda una posibilidad de vivir un apostolado en una obra que es nuestra. Estamos muy comprometidos con el desarrollo de la familia a todo nivel pero creo que nos falta un compromiso mucho más claro con todas aquellas obras que se escapan de lo tradicional del Movimiento en Chile, lo que el Papa Francisco llama las periferias existenciales. La piedad popular, las obras sociales, la pedagogía del trabajo, etc. son una expresión de esto. Por eso creo que María Ayuda representa, de cierta forma, un medio preclaro de la profundidad de la obra del Padre.

¿Cuáles son tus desafíos como Director Ejecutivo de María Ayuda?

– Acabo de cumplir solo 3 meses y preliminarmente puedo expresar dos grandes desafíos: el primero, es consolidar a María Ayuda como una obra a nivel nacional. Ella ha tenido un buen crecimiento en los últimos años desde Iquique a Temuco y hoy debe reforzar su trabajo reparatorio, unificando procesos de manera de entregar verdaderas oportunidades a los niños, niñas y a las familias que atendemos. Esto conlleva la responsabilidad de mantener sana y estable su situación económica, planificar el trabajo a futuro y definir mediciones de calidad del impacto social logrado. El segundo desafío es mantener el espíritu fundacional de la obra. El P. Hernán tenía muy claro que forjar hogares acogedores donde se viva un ambiente familiar y cálido que permita cultivar y restaurar los vínculos (con las personas, con Dios y consigo mismo) es la manera de reparar las heridas de nuestros niños, niñas, adolescentes y sus familias. Trabajar en María Ayuda se transforma entonces en un esfuerzo por lograr ese trato personal a través de un trabajo sistemático y profesional desde los diversos programas hasta las áreas administrativas o comerciales.

Fuente: revista Vínculo, Chile

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