Publicado el 2017-07-01 In Misiones

La maratón siciliana de la Juventud Femenina de Roma

ITALIA, Denise Campagna  •

La primera Misión de la Juventud Femenina de Roma se desarrolló en tierra siciliana. El objetivo era fundar una Juventud Femenina también allí en Sicilia, para seguir expandiendo el Movimiento de Schoenstatt y encontrar nuevas mujeres que puedan convertirse en “Pequeñas Marías”,  dejando su huella, toda femenina, en la historia.

Una cálida acogida familiar

El pasado viernes 9 de junio, la súper enérgica Hermana Julia y yo, miembro de la Juventud Femenina de Roma, con el apoyo de todas las jóvenes y obviamente de nuestra amorosa Vírgen María, nos fuimos a Palermo. El vuelo estuvo brevísimo y sin darnos cuenta estábamos de nuevo en tierra. La primera prueba de nuestra misión, fue la de ser capaces de tomar el autobús que nos transportó desde el aeropuerto a la ciudad. Justo en el momento en que habíamos comprado el boleto, el recepcionista nos comunicó que estaba a punto de partir y que ¡quedaban justo dos puestos!  ¡No podíamos permitir que partieran sin nosotras! Nuestras reuniones de la tarde estaban esperando. ¿Y ahora qué? Solo tuvimos el tiempo suficiente de meter cuidadosamente las pequeñas imágenes que llevábamos, las pusimos muy seguras en las bolsas y corrimos hacia el autobús.  Nuestro ímpetu atlético con tantas valijas y mochilas no fue en vano. Subimos al autobús, que partió algunos segundos después que habernos acomodado.

El viaje desde el aeropuerto a la ciudad fue breve y agradable: Sicilia nos acogió con un sol esplendoroso y un mar espectacular.  Una vez llegados a Palermo, nos “energizamos” con unos sándwiches de calamares fritos, mientras esperábamos que Salvador, el dulce papá de la familia que nos hospedó durante ese fin de semana, nos fuese a buscar. Justo cuando terminábamos nuestros sándwiches, subimos al auto con Salvo para ir hasta Marineo, una aldea que está a algunos kilómetros de Palermo. En ese pueblo debíamos desarrollar la misión.

Durante el trayecto, pudimos admirar la bellísima tierra siciliana, que en verano se tiñe de oro, gracias a los rayos del sol, y pudimos recuperar un poco de energía. Cuando llegamos a la casa, fuimos acogidas con mucha alegría y entusiasmo. La hermana Julia conocía a la familia que nos acogió. Yo me quedé sorprendida de la infinita gentileza: para atendernos, estaban María Antonina, la súper mamá de la familia y sus hijas: María Lucrezia y María Cristina; respectivamente, la primera miembro de la Juventud Siciliana y la primera  Pequeña Apóstol de María.

¡En acción!

Después de haber acomodado nuestras cosas y organizado el material para el encuentro, no perdimos ni un minuto más y pusimos manos a la obra. Nos “armamos” de imágenes de la Vírgen, guitarra, sonrisas y tantos deseos de transmitir el mensaje de Schoenstatt a las nuevas generaciones, a partir de las más pequeñas. De hecho, el primer encuentro que tuvimos fue  con las Apóstoles de María. Nueve niñas de ocho años se reunieron para dar vida a una realidad que todavía no existía en Italia.

Esto de las Apóstoles de María es un recorrido con miras a formar la Juventud Femenina del mañana, pero, sobre todo, que enseña a amar a María desde la más tierna edad. Durante los encuentros que tendrán en el año, seguidas de la brillante María Lucrezia y de la gentil Jenny, las pequeñas Apóstoles descubrirán la importancia de tener el “Amor de María” en sus vidas y harán actividades destinadas a descubrir su figura y el valor de estar unidas a Ella tanto en lo singular, como en grupo.

¿La meta de este camino?  Conquistar el Manto de las Apóstoles de María (un pañuelo azul, con el símbolo de la rama de las más pequeñas de la Juventud Femenina de Schoenstatt). Esto también representa un pedazo del manto de la Virgen. Además, el recibimiento del manto de María, significa para ellas continuar creciendo juntas y ser el futuro de Schoenstatt en Sicilia.

El encuentro fue muy lindo y nos llenó de satisfacción y esperanza. Primero hicimos un pequeño juego de presentación. Consistía en pasarse un ovillo de lana roja sin seguir una lógica precisa, de manera de que todas estuvieran unidas por el mismo hilo que nos mantuvo y nos mantiene unidas como una verdadera y propia familia. Cada una también se presentó y nos dijeron sus nombres, edad y una “idea fija” personal. Fue un momento divertidísimo y nos sirvió para hacerlas sentir cómodas antes de comenzar a hablar de María.

Les hicimos simples preguntas acerca de la Virgen, qué representa para ellas, cuáles son las cualidades que Ella tiene y cuáles son las características que ellas, como sus Apóstoles, querrían tener. Las respuestas fueron hermosísimas. María es la mamá de Jesús; María es bellísima, es dulce, obediente, fuerte, buena y sincera. ¡Una de las pequeñas Apóstoles incluso deseaba Sus vestidos! Las pequeñas realmente nos sorprendieron. El encuentro continuó entre cantos y actividades recreativas, entre tarjetas coloreadas y muchas sonrisas.

La Hermana Julia y yo nos dirigimos después al segundo encuentro de la jornada con las chicas más grandes. El encuentro fue con cinco chicas en compañía de Cecé, una joven más grande que las guiará en la elección del camino que querrán emprender en la parroquia, como catequistas o como miembros de otros grupos juveniles. Nosotras quisimos explicarles qué es la Juventud Femenina de Schoenstatt, sobre todo, qué significa formar parte de ella.

Aunque no teníamos mucho tiempo a disposición, fue para nosotras muy lindo compartir con ellas ese tiempo y transmitirles la riqueza que la Juventud Femenina de Roma experimenta en los encuentros. Las chicas nos han escuchados fascinadas y muy interesadas. Conocían algo del movimiento, gracias a la Campaña de la Virgen Peregrina de Schoenstatt y nosotras las invitamos a crear un nuevo lazo con Ella. No sabemos todavía bien cómo ni cuándo la Juventud Femenina siciliana emprenderá el camino, pero de una cosa estamos seguras: María ha lanzado la semilla para esta realidad toda femenina y, como ha dicho una de las chicas, si nos hemos podido encontrar, no ha sido solamente el destino, sino algo más grande y especial.  Estamos en contacto con ellas y ni bien las actividades de este año terminen, nuevas energías podrán ser puestas a disposición de nuestro proyecto. No sabemos qué cosas nos tendrá guardadas María para el futuro. Nosotras estamos confiadas a Ella.

Una misión en familia

La jornada del viernes transcurrió entre el compartir y la alegría, entre saludos y nuevos conocimientos, entre dulzuras y cenas apetitosas. El sábado por la mañana, la familia que nos alojó, nos llevó de visitar a Palermo y en la tarde nos hemos aventurado a descubrir las bellezas naturales, que las zonas vecinas que Marineo ofrecen. En la noche hemos tenido un bellísimo y constructivo encuentro con las familias misioneras de la Campaña de la Virgen Peregrina, el Padre Marcelo, Rector de Belmonte, y don Leo, párroco de Marineo. Después de una rica cena, totalmente siciliana, conversamos sobre varios proyectos presentes y futuros. La Viergen de Schoenstatt es muy amada en Sicilia. El Movimiento está muy radicado y ha estado verdaderamente increíble ver como tantas personas se ponen a su completa disposición, amándola y siguiendo sus designios. Grandes y pequeños forman una verdadera y propia familia: cuanto amor y entusiasmo por nuestra MTA.

Un domingo de formación schoenstattiana

La última jornada de misión fue muy completa, pero al mismo tiempo nos ha dado tantas emociones positivas y nos ha llenado el espíritu de alegría. Mientras el Padre Marcelo tenía el encuentro de formación con las familias, la Hermana Julia y yo nos dedicamos a los jóvenes. No sabíamos bien cómo gestionar un grupo mixto con chicos y chicas de diversas edades, pero confiamos en María y el encuentro estuvo maravilloso. También con ellos, para romper el hielo, hicimos el juego del ovillo. Después de habernos presentado, reflexionamos juntos sobre preguntas simples que dieron paso a una reflexión inesperadamente profunda, especialmente para los más pequeños de tan solo 10 años.  Las preguntas que les hemos hecho estaban escritas sobre carteles que indicaban diversas direcciones: ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Quién? ¿Cuánto? ¿Qué? ¿Dónde?

Son preguntas simples, es verdad, pero responderlas no es tan fácil. Los chicos dijeron cosas muy lindas: sus respuestas espontáneas han hecho reflexionar tanto a ellos como a nosotras. “Como me comporto en familia?”, “¿Cuánto voy a la Iglesia?”, “¿Quién soy?”, “¿Quien seré?”, “¿Cuántas veces rezo al día?”, “¿Qué quiere Dios de mí?”, “¿Dónde iré?”. Estos son solo unos pocos ejemplos, pero todos han compartido sus pensamientos y hemos sido capaces de recoger sus creatividades y riquezas interiores.

A continuación, les pedimos que eligieran entre un par de botas de montaña, símbolo de aventura, acción y movimiento; y una silla, que simbolizaba un diván y por supuesto inmovilidad, pereza y desmesurada comodidad. Propusimos esta pregunta a los jóvenes, a raíz del discurso que el Papa Francisco dio en la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia: “Atención al diván-felicidad, es una parálisis que arruina la juventud”.

Siguiendo los pasos del Papa Francisco quisimos comunicar a los jóvenes cuán peligroso puede resultar aquel diván, que todos aman y desean. ¿La alternativa al cómodo diván? Bien simple: ¡las botas! Quisimos motivarlos a afrontar la vida con toda la energía que tienen en el cuerpo, con su alegría, con sus esperanzas y con sus deseos. Les dijimos una cosa en particular: ¡Jesús y la Virgen María los han llamado a dejar su huella en la vida y en la historia!

No tuvimos que decírselo dos veces. Al cierre, hicimos una actividad en la que dejamos nuestras huellas en cartones que luego llevamos al Santuario, junto a nuestros ofrecimientos.  Entre las pruebas de las canciones y algún juego de grupo, los chicos también prepararon la oración de los fieles y un pequeño resumen del encuentro para poder relatárselo al final de la Misa a sus padres. La jornada continuó en la alegría de un almuerzo en familia, besados por el sol y protegidos por la mirada materna de la Mater que ha velado sobre nosotros.

La  nueva Juventud de Schoenstatt en Sicilia

Nuestros tres días de Misión fueron muy intensos y llenos de satisfacciones. Podría continuar escribiendo por horas y tal vez no terminaría de compartirles la felicidad que hemos sentido al hablar con tantas personas,  y por compartir también algunos minutos con jóvenes, ávidos de emprender un camino al discipulado de Cristo y de María, y adultos que han estado haciendo tanto esfuerzos por atraer siempre más personas a colaborar para el crecimiento del Movimiento.

Volvimos a Roma verdaderamente muy contentas y llenas de esperanza. Dejamos una semilla sobre una tierra fértil. La Juventud Femenina romana continuará rezando para que esta semilla germine con forma de una realidad joven, fuerte y vigorosa al servicio de la Virgen de Schoenstatt. Ella es la gran Misionera, Ella obrará milagros.

Original: italiano, 28/06/2017. Traducción: Ana María Ghiggi, Santa Fe, Argentina

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