Publicado el 2020-04-14 In Alianza de Amor Solidaria en tiempos de Coronavirus

Los regalos de Dios en medio de la cuarentena

CHILE, Pablo Gaete Martínez, Región de Ñuble

Hace un buen par de años (doce para ser más exactos) que no escribía para la Familia Internacional, pero quizás este momento histórico que estamos viviendo como humanidad me hizo replantear la idea de realizar un artículo.—

Santuario Monte Horeb, Chillán

Y los contextos en que el coronavirus ha cambiado nuestras vidas e incluso nuestra manera de vivir y ser comunidad, de vivir la alianza, en resumen: la manera de ser familia y vida de familia en Schoenstatt.

El santuario al que pertenezco se llama Monte Horeb, en la diócesis de Chillán que se ubica geográficamente en la joven creada Región de Ñuble (hasta Septiembre de 2018 éramos una provincia de la Región del Bío-Bío) y que el próximo 18 de noviembre cumplirá sus 25 años de vida; por lo tanto estamos viviendo el jubileo, habiendo comenzado las actividades el año pasado.

Y en pleno jubileo, el COVID 19 lo cambió todo.

Entrando en ese contexto del jubileo del santuario antes del Coronavirus, estaba en búsqueda de empleo y paralelamente a eso continuaba con mis estudios para obtener el postítulo de mención en Religión en la universidad. Al día siguiente, domingo 8 de marzo, se había organizado en el último momento una misa en el santuario que la celebraría el padre Marcelo Aravena, sin pensar jamás que sería la última vez que iría allá (cabe señalar que en el santuario al que pertenezco hay misas los primeros domingos del mes debido a que los Padres de Schoenstatt y las Hermanas vienen desde Concepción a atender a la familia de Chillán una o dos veces al mes y las misas de alianza generalmente las oficia un sacerdote diocesano). Hasta ahí todo iba normal.

En ese momento, muchos de nosotros teníamos todo o casi todo planificado para este año, para ir en línea con los del Movimiento en Monte Horeb. En dos semanas más, exactamente el sábado 21 del mismo mes, estaba preparada una jornada de inicio de año en el Movimiento, cuando por instrucciones gubernamentales, eclesiásticas y de la Secretaria Nacional de Schoenstatt se suspendía todo hasta ahora.

En ese momento, no sólo mis planificaciones, sino las de muchos de nosotros cambiaron y también cambiaría de una u otra forma nuestras vidas

La pandemia, la vida en comunidad, la tecnología y el refuerzo de ser familia.

En la zona donde vivo, la región de Ñuble, el panorama no era alentador: muchos contagiados, psicosis, pánico, temor, varios fallecidos, el estar en nuestras casas para no contagiarse o contagiar a otros, (algunos de los que estaban en cuidados intensivos son conocidos tuyos) y lo más triste sin ni siquiera poder estar en los funerales de algunos de ellos por precaución. Las noticias y los programas de televisión no hablaban otra cosa más que de este virus, pero también ha permitido poder vivenciar más en casa lo que es la fe gracias a la tecnología y a las redes sociales.

En mi caso particular, compartía en el grupo de Whatsapp del movimiento en Chillán informaciones y momentos de oración -entre otros-, pero Dios ha querido darme en este momento un regalo: tener la posibilidad de participar en misas aunque sea virtualmente desde otros santuarios o comunidades de Schoenstatt, las reflexiones de los Padres y las Hermanas, cantatas, adoraciones, etc. pero los regalos de Dios no pararían.

La pedagogía del vínculo con la Virgen María y el santuario en medio de la cuarentena.

En Semana Santa recibí la invitación de algo que para mí era impensado: un retiro online. ¡Sí! ¡Virtual! Éste fue organizado por la Juventud del Santuario Cenáculo de Fundación de Viña del Mar y fueron días intensos, profundos, con testimonios y reflexiones muy acordes a la cuarentena que estamos viviendo y si a eso se suman el viacrucis, y las homilías de diferentes Padres de Schoenstatt como también charlas de las Hermanas a través de Youtube, Facebook, Instagram y Zoom, hicieron que fuera la Semana Santa más especial de todas, puesto que vivo en San Carlos, a 28 km del santuario (cerrado debido a la cuarentena obligatoria en la que se encuentra Chillán). Como señalaba anteriormente, el que los sacerdotes vengan una o dos veces al mes con la posibilidad de tenerlos a mano -aunque sea de manera virtual- hace que se aprovecha a fondo y refuerza algo muy característico de Schoenstatt que es lo que entiendo yo como la pedagogía del vínculo por medio de la Alianza de Amor con María y las tres gracias que emergen desde el santuario.

 

Cuarentena, momento para replantearnos.

Encuentro virtual

Estamos experimentando como sociedad algo que estamos empezando a conocer que se llama Coronavirus o COVID 19. Este tiempo de cuarentena justo coincidió con dos cosas: el tiempo litúrgico de la Cuaresma -que ya terminó- y en Chile llegó en el momento más complicado, producto de una crisis social y política de meses, que nos ha tenido polarizados entre nosotros y que llevaba consigo un año electoral intenso. Estos hechos previos ya nos ha replanteado como sociedad, como Iglesia, y también como schoenstattianos algunas reflexiones y cambios. Pero vendría algo más.

También el COVID 19 no ha distinguido clases, raza, sexo y religión. Y el estar en nuestras casas nos ha mostrado imágenes sorprendentes: como animales transitando por la ciudad o cómo la naturaleza intenta reconstruir lo que nosotros como seres humanos directa o indirectamente hemos destruido y que el mismo Papa Francisco en su encíclica Laudato Si ya nos había advertido.

Pero, a pesar de la angustia que se pueda tener, debido a que no se sabrá cuándo retomaremos nuestras actividades, hay algo que debemos tener presente cuando pase esta pandemia: replantearnos nuestro trato entre nosotros; cómo las redes sociales nos han hecho caer muchas veces en aislarnos físicamente y perder contacto incluso con quienes amamos; replantear nuestra vida ¿Volveremos a ser como éramos antes de la pandemia? ¿Cómo cuidaremos la casa común? etc. Es otra gran oportunidad que Dios nos ofrece.

Lo que ocurra después de esta pandemia nos genera incertidumbre y dolor; pero debemos tener esperanza, puesto que como hijos de Dios y al ser amados por María como madre y educadora, si permanecemos fieles a ella jamás nos abandonará tal como el padre Kentenich lo señaló “Cuando consideramos nuestras propias fuerzas, toda esperanza y confianza flaquean; Madre, a ti extendemos las manos e imploramos abundantes dones de tu amor. Aún en las tormentas y en los peligros guardarás fidelidad perenne a la Alianza que sellaste con nosotros y que, con tantas gracias, tú has bendecido”. (Hacia el Padre estrofas 13-14).

Por eso hemos sido llamados este 15 de abril a coronar a María desde nuestros hogares unidos al Santuario Original como Reina de la Salud Física y Espiritual. Que esta sea una oportunidad para que también sea reina de nuestro corazón, de nuestras familias sanguíneas, de nuestra familia espiritual y que con esta coronación seamos nosotros los que irradiemos al mundo el carisma de Schoenstatt. No será fácil al principio, pero con capital de gracias y esfuerzo, los frutos serán mucho más fecundos.

Misa Jueves Santo – Padres de Schoenstatt – Stgo Cordillera

Transmisiones en vivo de misas desde Santuarios de Chile

Etiquetas: , , , , , , , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *