Publicado el 2020-08-07 In Proyectos, Schoenstatt en salida

Para que no mueran solos: el programa del Sanatorio Mater Dei en Buenos Aires

ARGENTINA, Isa Ubierna con Maria Fischer

“Es inhumano que una persona muera sola”, dicen. El Sanatorio Mater Dei, de las Hermanas de María de Schoenstatt, en Buenos Aires, trabajó desde el inicio de la pandemia de coronavirus para evitar ese sufrimiento adicional e innecesario. Esta semana, los grandes portales y diarios argentinos  – La Nación, Infobae, El Litoral, Radio Rivadavia – publicaron artículos largos sobre el “Protocolo de acompañamiento en el final de la vida”, establecido por el Sanatorio Mater Dei en el marco del Programa de Contención y Acompañamiento psico-espiritual a pacientes con sospecha o confirmación de COVID y su familia.

Cuando un ser querido muere, el poder darle un último adiós significa todo. Pero el coronavirus estaba y está robándole a muchos esa oportunidad de una despedida final. Muchas víctimas de Covid-19 están muriendo en aislamiento hospitalario sin la compañía de familiares ni amigos, y muchas veces sin la de un sacerdote. Las visitas están prohibidas por el alto riesgo de contagio. «Acariciarles la mejilla una última vez, tomarles la mano y verlos de manera dignificada. El no poder hacer eso es muy traumático», comentó un funerario de Cremona, en el pico de la pandemia en Italia. Una experiencia compartida por todo el planeta en el curso del avance de la pandemia.

Pueden estar una última vez con su familiar muriendo

Desde el inicio de la pandemia en Argentina, el sanatorio Mater Dei avanzó con un protocolo para que los familiares puedan despedirse de los enfermos con coronavirus, a partir del razonamiento de que si el personal médico puede tratar con pacientes infectados sin contagiarse, una persona podría visitar a su familiar tomando los mismos recaudos.

Crearon entonces un Programa de Contención para el acompañamiento de los pacientes, que incluye un procedimiento especial para los muy graves, llamado “Protocolo de acompañamiento en el final de la vida”.

Esto habilita las visitas en terapia intensiva a quienes tienen un mal pronóstico, pero también permite que un familiar acompañe a aquellos pacientes que, aunque no estén en cuidados intensivos, requieren asistencia por algún motivo, como no poder valerse por sí mismos o ser muy ancianos. No significa que están liberadas las visitas. Si la internación transcurre con normalidad y el caso no se complica, lo usual es que el paciente permanezca solo. Pero cuando el cuadro es grave y se puede llegar a una situación de “final de vida”, se activa el protocolo y se autorizan visitas con los recaudos correspondientes. Se equipa al familiar con todos los EPP (Equipo de Protección Personal), se lo capacita y acompaña en toda la visita, para cuidarlo y evitar cualquier riesgo de contagio. Si el paciente que necesita asistencia no está en cuidados intensivos, el familiar que lo acompaña debe aislarse en la habitación, no circular por las áreas comunes del sanatorio y, cuando egrese, hacer la cuarentena de 15 días, por ser un contacto estrecho de paciente con COVID.

Es de gran importancia el trabajo del equipo de salud en estos momentos, por un lado, para facilitar al paciente que pueda morir tranquilo y, de alguna manera, acompañado. Y, por otro lado, también para que los familiares puedan acompañar y expresar sus emociones al paciente que está en los últimos días de vida.

Hasta el momento han existido seis casos de visitas de familiares a pacientes con COVID-19 que hayan estado cursando una situación de fallecimiento inminente. Cuatro de los casos se han dado en la Terapia Intensiva y los otros dos en el piso de internación.

Se prioriza la posibilidad de la visita del familiar en los pacientes despiertos antes que en los sedados, aunque se podrá intentar una vacación de la sedación ante la visita del familiar.

En unos casos, no fue posible por distintas circunstancias. La condición es que la visita no pertenezca a un grupo de riesgo y que sea emotivamente estable.

Hna. M. Teresa Buffa

¿Cómo surge el protocolo?

«Me puse a investigar -recuerda la Hna. M. Teresa- y encontré documentos del exterior que contaban experiencias de acompañamiento presencial. Y me dije: si los médicos y enfermeros tomando todas las precauciones difícilmente se contagian, ¿no se podrían usar los mismos elementos, dar una capacitación y permitir al familiar acercarse al paciente? Reunimos a un equipo multidisciplinario y así nació nuestro Programa de Contención, que permite acompañar a todos los pacientes sospechosos y positivos de Covid-19 desde que ingresan al sanatorio, pero que tiene un protocolo especial para situaciones de fallecimiento. No cuidamos solo cuerpos, sino la dimensión psíquica, física y espiritual: cuidamos personas».

«Antes del Covid-19, y desde hace muchos años, nos propusimos humanizar la terapia intensiva y la hicimos de puertas abiertas: la familia podía tomar contacto con el familiar en cualquier momento e inclusive pasar la noche -explica Bernardo de Diego, jefe de Terapia Intensiva del Sanatorio-. Pero el coronavirus cambió las cosas. Los familiares entregan a su ser querido en la admisión y de ahí no los dejan pasar más. Por eso, tenemos este protocolo especial de acompañamiento».

La experiencia de un paciente

El 13 de julio falleció en nuestro sanatorio por Covid-19 Sergio Pizarro Posse. Su hija, Sol, de 44 años, apenas sobrepuesta de la pérdida, cuenta: «Papá tenía 78 años. Era deportista, activo. Cuando estuvo en la sala, siempre aislado, nos ofrecieron una internación conjunta, pero enseguida desmejoró y pasó a terapia intensiva. Somos cinco hermanos y le hicimos llegar nuestros mensajes de video y voz. Luego me capacitaron para entrar a despedirlo, pero cuando me había puesto el EPP, papá perdió la conciencia. Poco antes de morir, ubicaron su cama frente a una gran mampara y allí pudimos verlo. Es muy duro, pero fuimos muy contenidos y acompañados desde el momento mismo en que ingresó al sanatorio».

Cuidado integral

En estos meses fuimos testigos de lo que el COVID-19 está generando física, psicológica y socialmente en los pacientes, sus familias y el personal de salud.

“Como Sanatorio Mater Dei, nos decidimos por una mirada y una comprensión de la pandemia COVID-19 de acuerdo al lema que resume nuestra misión institucional: “comprometidos con la vida y al servicio de la dignidad humana”.  Como institución, nos hemos comprometido siempre con el cuidado integral de las personas. Es por ello que en este contexto tan complejo redoblamos nuestros esfuerzos para estar más cerca del paciente y su familia”, explican.

“Es inhumano impedir la despedida de un paciente porque tiene Covid -se cita en Infobae al doctor Bernardo de Diego, jefe de Terapia Intensiva del Mater Dei, donde este médico ejerce desde hace 39 años-. “En este sanatorio, el humanismo tiene prioridad. Por eso, fijamos un protocolo para admitir a familiares de pacientes Covid graves y de aquellos de los que se teme un desenlace fatal”.

Otras iniciativas ecuménicas de acompañamiento

En otros hospitales, clínicas y sanatorios, públicos y privados, que no tienen este protocolo dispuesto en el Mater Dei, existen otras iniciativas para acompañar humana y espiritualmente a los enfermos, sus familias y también a los médicos, enfermeros y agentes de salud.

“El aislamiento social nos impide acompañar la enfermedad y celebrar la muerte con los ritos y formas en que lo hacemos habitualmente y esto nos impulsa a buscar otras maneras de estar juntos, de hacernos cercanos en la distancia por medio del amor” expresa Inés Ordoñez de Lanús, directora del Centro de Espiritualidad Santa María, donde surgió el proyecto “Despidiéndonos”, que acompaña telefónicamente a los enfermos y a sus familiares, ya sea durante la enfermedad o luego en el proceso de duelo.

Este equipo de acompañantes espirituales también participa en una red ecuménica (católicos, evangélicos y judíos) que escucha y contiene a médicos, enfermeros y agentes de salud. En sus manos está la tarea más importante en la lucha contra el coronavirus: están en contacto directo con los infectados y enfermos, poniendo todo el esfuerzo y la dedicación para que se sanen y no se mueran. Así y todo, muchos de estos enfermos se van a morir. Son situaciones que provocan un cúmulo de sentimientos, emociones y sensaciones… sin embargo, siguen adelante atendiendo al próximo enfermo o moribundo. Y ellos también necesitan ser escuchados, y son contenidos por este equipo de acompañantes.

Fotos: Página web e Instagram del Sanatorio Mater Dei, con permiso

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