DILEXIT ECCLESIAM y Campaña de Fraternidad, Maria Fischer
“La fecundidad de nuestro testimonio dependerá también de nuestra capacidad de dialogar”, dice el Papa Francisco en su mensaje para el inicio de la Campaña de Fraternidad 2021 en Brasil, en esta segunda cuaresma marcada por la pandemia, “un tiempo de intensa reflexión y revisión de nuestras vidas”. Compartimos en semanas pasadas, con alegría, dos escritos de Ana Beatriz Dias Pinto, periodista y teóloga reconocida, con vínculos a Schoenstatt. Compartimos la alegría en pasos ecuménicos, pasos hacia diálogo, conversión, compromiso con los pobres y con justicia social. Sabíamos del rechazo violento y odioso por parte de ultraconservadores en Brasil y quisimos apoyar, desde el Dilexit Ecclesiam, a los obispos de Brasil. No nos imaginábamos, sin embargo, la ola de odio combinado con desconocimiento total de la propuesta eclesial del P. Kentenich, que nos tocó dentro de minutos del lanzamiento del articulo.—
Cierto, la Campaña de Fraternidad tiene un toque fuerte de iglesia renovada en el sentido profundo – aunque a veces ignorado o tapado – del Concilio.
Una iglesia fraterna
«Esa Iglesia quiere estar unida en una fraternidad extraordinariamente tierna, profunda y ferviente. Una fraternidad que a la vez admita un gobierno jerárquico, una conducción jerárquica.Al comparar esta segunda cualidad con la imagen de Iglesia del pasado próximo y remoto tomamos conciencia de cómo se veía la Iglesia de antaño, cómo nosotros mismos la hemos experimentado en gran parte: por entonces no era una fraternidad lo que unía a los miembros del pueblo entre sí y lo que los unía a los dirigentes de la Iglesia; por entonces había, por una parte, un rígido señorío, una jerarquía que tenía en sus manos la plenitud de la responsabilidad, la plenitud del poder y, por otra, un pueblo (por decirlo así) raquítico por la falta de responsabilidad, por la falta de responsabilidad compartida. Así era esa fuerte contraposición.
«Estos rasgos le fueron estampados a la Iglesia en los primeros tiempos del cristianismo por el patriarcado dominante por entonces en el pueblo romano y, más tarde, desde el emperador Constantino, por la educación y formulaciones fundadas en el derecho público. Desde esa época existe en la Iglesia una fuerte contraposición entre „arriba” y „abajo”. Frente a ese panorama, la Iglesia logra verse ahora a sí misma desde un punto de vista homogéneo, se ve a sí misma por excelencia como pueblo de Dios; un pueblo de Dios que tiene un único lineamiento. Y todos, sin excepción, coinciden en ese solo y único lineamiento: trátese tanto de la jerarquía cuanto, del mismo Papa, lo que une a todos entre sí es una fraternidad común que hace que las personas crezcan en la comunión mutua.
«Repito entonces que la nueva imagen de Iglesia, la manera como ella se ve a sí misma, los rasgos que percibe en sí misma, es la expresa fraternidad en cuanto realidad compartida del pueblo de Dios. Los miembros de ese pueblo de Dios están unidos unos con otros, y unidos también con la jerarquía, debido a una responsabilidad completa y profunda. No hay falta de responsabilidad, sino que cada uno es responsable de su puesto, pero también de la totalidad de la Iglesia. Así se nos presenta la nueva imagen de Iglesia.
«¿Y la jerarquía? Pues bien, ¿qué significado tiene el liderazgo hoy en la Iglesia? En primer lugar, descender, adentrarse en esa comunidad, en lo que nos une: porque también la jerarquía es pueblo de Dios, porque la responsabilidad de la que es depositaria la jerarquía no es una responsabilidad por súbditos indignos, sino por el pueblo de Dios. ¿Qué significa eso? Lo repito: una cercanía mucho más fuerte entre „arriba” y „abajo”. ¿Y qué quiere decir eso? Que una orientación jerárquica, un gobierno jerárquico, es el gobierno que parte (como lo hemos conversado tan frecuentemente en estos días) de una paternidad manifiesta, de una paternidad anclada en el mundo sobrenatural. Ese es, en suma, el segundo rasgo de la nueva imagen de Iglesia.”
¿Texto de Leonardo Boff o Heinz Küng? NO.
¡Del Papa Francisco! Sabíamos que era comunista… NO.
¿Del equipo de schoenstatt.org, aquella página orgullosamente libre y no oficial? Tampoco.
¿Es un texto de nuestro Padre José Kentenich? SI.
Del 8 de diciembre de 1965, celebrando así el cierre del Concilio Vaticano II. Un texto que nos compromete como schoenstattianos y como Movimiento que tiene el Dilexit Ecclesiam de su fundador en su bandera. ¿O no?
En Brasil hay la Campaña de Fraternidad. En muchas diócesis de Alemania se anima, en cuaresma, a 40 momentos de gratitud, o 40 momentos de caridad. ¿Qué tal de 40 momentos de dialogo?
Requisitos para el diálogo según el Padre Kentenich
- Seguir la argumentación (estar atento) del otro, de mi interlocutor.
- Resonancia de mi alma. Eso es muy importante. Si sólo escucho y no proceso mis pensamientos con lo que quiere decir mi interlocutor, no podemos hablar de entendimiento. Debe haber algo que resuene dentro de mí, de lo que resuena en mi interlocutor.
- Asentir, al menos con el punto de vista de mi interlocutor.
- También creer, con una fe sincera en el valor de aquello que quiere y a lo que aspira mi interlocutor.
- Una firme creencia en la misión personal de mi interlocutor
Fuente: Jornada pedagógica para ramas femeninas, 1932
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA CAMPAÑA DE FRATERNIDAD 2021 DE LA IGLESIA EN BRASIL
Queridos hermanos y hermanas de Brasil:
Con el inicio de la Cuaresma, estamos invitados a un tiempo de intensa reflexión y revisión de nuestras vidas. El Señor Jesús, que nos invita a caminar con Él por el desierto hacia la victoria pascual sobre el pecado y la muerte, se hace peregrino con nosotros también en estos tiempos de pandemia. Nos convoca e invita a rezar por los que han muerto, a dar gracias por el servicio desinteresado de tantos profesionales de la salud y a fomentar la solidaridad entre las personas de buena voluntad. Nos llama a cuidar de nosotros mismos, de nuestra salud, y a preocuparnos los unos por los otros, como nos enseña la parábola del Buen Samaritano (cf. Lc 10,25-37). Tenemos que superar la pandemia y lo haremos en la medida en que seamos capaces de superar las divisiones y unirnos en torno a la vida. Como he indicado en la reciente encíclica Fratelli tutti, «pasada la crisis sanitaria, la peor reacción sería la de caer aún más en una fiebre consumista y en nuevas formas de autopreservación egoísta» (n. 35). Para que no sea así la Cuaresma nos es de gran ayuda, ya que nos llama a la conversión mediante la oración, el ayuno y la limosna.
Como es tradición desde hace varias décadas, la Iglesia en Brasil promueve la Campaña de Fraternidad como una ayuda concreta para vivir este tiempo de preparación a la Pascua. En este año 2021, con el tema «Fraternidad y diálogo: compromiso de amor», se invita a los fieles a «sentarse a escuchar al otro» y superar así los obstáculos de un mundo que a menudo es «un mundo sordo». De hecho, cuando nos disponemos a dialogar, establecemos «un paradigma de actitud receptiva, de quien supera el narcisismo y recibe al otro» (ibíd., n. 48). Y, en la base de esta renovada cultura del diálogo está Jesús que, como enseña el lema de la Campaña de este año: «Es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno» (Ef 2,14).
está Jesús que, como enseña el lema de la Campaña de este año:
«Es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno» (Ef 2,14).
Por otra parte, al promover el diálogo como un compromiso de amor, la Campaña de Fraternidad nos recuerda que los cristianos son los primeros que tienen que dar ejemplo, empezando por la práctica del diálogo ecuménico. Con la certeza de que «tenemos que recordar siempre que somos peregrinos, y peregrinamos juntos», en el diálogo ecuménico podemos realmente «confiar el corazón al compañero de camino sin recelos, sin desconfianzas, y mirar ante todo lo que buscamos: la paz en el rostro del único Dios» (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n. 244). Es, por tanto, un motivo de esperanza que este año, por quinta vez, la Campaña de Fraternidad se lleve a cabo con las Iglesias que forman parte del Consejo Nacional de Iglesias Cristianas de Brasil (CONIC).
De este modo, los cristianos brasileños, en fidelidad al único Señor Jesús que nos dejó el mandamiento de amarnos los unos a los otros como él nos amó (cf. Jn 13, 34) y a partir «de la valoración de cada persona humana como criatura llamada a ser hijo o hija de Dios, ofrecen un aporte valioso para la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad» (Carta Encíclica Fratelli tutti, n. 271). La fecundidad de nuestro testimonio dependerá también de nuestra capacidad de dialogar, de encontrar puntos de unión y de traducirlos en acciones a favor de la vida, especialmente de la vida de los más vulnerables.
Deseándoos la gracia de una fructífera Campaña de Fraternidad Ecuménica, os envío a todos y cada uno de vosotros mi bendición apostólica, pidiéndoos que no dejéis de rezar por mí.
Roma, San Juan de Letrán, 17 de febrero de 2021.
Francisco