De misiones y misioneros

ARGENTINA, Pepe Sanguinetti. Las misiones en nuestro Schoenstatt son una fantástica realidad que moviliza cientos de jóvenes en distintas comunidades. Estos meses de fin de año se combinan trabajos, exámenes y “rodajes” preparando la misión de verano. A uno de esos rodajes fuimos invitados con Ceci para charlar sobre la conciencia de misión, sobre el estilo de un misionero, invitación un tanto paradójica ya que en el auditorio estaban quienes hace un par de años nos enseñaron de que se trataba esto de la misión.

¿Qué es ser misionero?. Busqué en donde muchos buscan y Wikipedia define: “Un misionero es un cristiano que desea salir de su lugar de residencia con el fin de ayudar al prójimo y evangelizar a la gente de otros sitios”. No fue la mejor respuesta pero sirve como punto de partida. En primer lugar ser misionero es “ser cristiano” y en segundo término acentúa dos elementos: ayudar y evangelizar.

El manual de misionero

La Buena Noticia que trajo Cristo al mundo se anunció en forma de una gran misión. Jesús también preparó a sus discípulos con “rodajes”, los formó en su doctrina, los condujo en sus primeros pasos, les dio sus “tips” para misionar: Cuántos debían ir, qué debían decir, qué tenían que llevar, cómo ir vestidos, qué hacer si los recibían bien o mal, etc, etc. Así también nuestros misioneros 3.0 tienen su “Manual del misionero” con estas respuestas.

No menos importante es el hecho de que “misionar” no es el asistencialismo de muchos estados ni la solidaridad de muchas ONGs, todas propuestas muy válidas y que responden a necesidades concretas. ¿Qué llevamos en las misiones? María y su Hijo, el mensaje del Evangelio y nada más. Si llevamos una golosina o compartimos un té es para generar el espacio y el clima que nos permita llevar a Cristo a los corazones. Llevamos a Dios a quien tiene hambre de Dios. Así como Cristo se dedicó especialmente a los pobres, a los enfermos, a los débiles también nosotros vamos allí donde están los más pobres, los más débiles y enfermos, porque “cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.

Misionar es parte central del cristianismo

Misionar por lo tanto es parte central del cristianismo desde el comienzo del mismo. A lo largo de dos milenios los cristianos se han visto impulsados a difundir el mensaje del Evangelio, contra viento y marea. San Pablo y su peregrinar misionero a los gentiles, los jesuitas en oriente y en nuestra América y tantos otros que por su entrega permitieron que hoy la Buena Noticia haya llegado a los confines más remotos de nuestro planeta. ¿Acaso también nosotros no somos fruto de la misión de nuestro Fundador? ¿Qué espíritu lo movilizaba a fundar parte su obra aún en un Campo de Concentración donde se convivía con la muerte? Una profunda conciencia de misión. Conciencia que lo impulsaba desde el mismo origen de Schoenstatt: “quisiera convertir este lugar en un lugar de peregrinación, en un lugar de gracia, para nuestra casa y toda la Provincia alemana y quizás más allá”.

El estilo misionero

¿Cuál es nuestro estilo misionero? ¿Tienen nuestras misiones schoenstattianas su sello distintivo?. Creo que sí, nuestras misiones tienen características propias: Un primer rasgo es que no “dan cosas”; como ya lo expresé no llevamos ropa ni juguetes ni alimentos y si algo llevamos es como “herramienta pastoral”. En segundo término no buscan una bajada de línea doctrinaria, buscan generar un encuentro entre personas para que “allí donde haya dos o más reunidos en su nombre” se haga presente Cristo. Otra característica es el protagonismo de los misioneros en la organización (hablo desde mi experiencia en misiones juveniles); conducidos por los asesores los jóvenes se ponen al hombro la organización en todos sus aspectos trabajando con un profesionalismo y un compromiso insuperable.

Cultura de Alianza

Ahora bien ¿Cómo es el estilo personal de nuestros misioneros? Ellos son alegres, esperanzados, entusiastas, fuertes y decididos. La fuerza que transmiten los misioneros sólo puede comprobarse siendo uno de ellos, estando ahí en la cocina, en el envío, en las calles, en el barro… ¿Qué buscan nuestros jóvenes en las misiones? Simplemente servir y en el servicio “ser”, acercarse a esa felicidad que está en “dar la vida por otros”. Sus actitudes, su forma de vestir, de cantar, de rezar, de celebrar el año nuevo y de participar en misa es propio, no es impuesto, no lo compran ni aceptan que se lo regalen, es de ellos y eso los hace fuertes, decididos y auténticos. Estos jóvenes que sacrifican parte de su tiempo, vacaciones y fiestas de fin de año no “tienen un potencial enorme” (como solemos escuchar en mesas de “adultos”) sino que son una potencia gigante que muestra nuestra “Cultura de Alianza” de manera preclara allí donde más se lo necesita.

Otro fin de año mezclado de trabajo, clases y balances. Navidad en familia pero el Año Nuevo… el Año Nuevo en la misión “¡Es una costumbre familiar!” -dijo Paulina.

“Cuida cristiano tu vida, porque puede ser el único evangelio que lean tus hermanos” (Helder Cámara)