mev. Rosita y Lito Musolino llegaron a convertirse en verdaderos íconos en el lugar de Schoenstatt Original. Luego de 16 meses al servicio de la MTA – específicamente en la Casa de Alianza – ha llegado para ellos la hora de retornar a su casa y su familia en Mendoza, Argentina. En una breve entrevista con Schoenstatt.org, expresaron su más sincera gratitud por haber podido tener esta experiencia.

¿Cómo llegaron hasta aquí?
En el año 2002 recibimos una invitación de los Superiores de nuestro Instituto para hacer una “experiencia de Nazaret” por 3 meses en la casa de nuestra Comunidad y así comenzamos a descubrir nuestra misión acá en Schoenstatt y en su momento también en Belmonte, Roma. A partir de esa primera experiencia, se fueron abriendo puertas a lo largo de los años y pudimos volver en una ocasión más a Haus Nazareth y luego dos veces a Belmonte, la segunda como custodios oficiales del Santuario.

¿En qué consistió su misión durante este tiempo aquí en Schoenstatt?
Nos pidieron que viniéramos como custodios de la Casa de Alianza. Hemos aprendido mucho sobre la historia de esta casa y hemos podido abrir las puertas a muchos peregrinos a quienes pudimos transmitir la vivencia del Padre Kentenich, especialmente de lo que él vivió aquí. Pero la misión no se acababa ahí, nosotros quisimos formar una familia en la Casa de Alianza y estar siempre atentos a recibir a los que lleguen, no sólo en un sentido espiritual, sino también de una forma natural: Invitarlos a un café o un almuerzo, sentarnos a conversar con ellos… La casa tuvo mucha vida y esperamos que esa vida siga creciendo y sea fecunda; que muchos lleguen hasta ella y experimenten aquí la presencia del Fundador.

¿Qué vivencias los han marcado en estos meses?
Definitivamente, estar en este lugar ya es una experiencia que marca, caminar por los lugares que caminó nuestro Padre, pero también el cariño de las personas que encontramos en estos lugares. Una de las experiencias más fuertes que tuvimos fue el haber estado aquí el 1 de abril y de ahí en adelante haber presenciado paso a paso toda la vida que fue surgiendo en torno al Santuario Original. En relación a ese acontecimiento, algo que nos sobrecoge es el haber sido invitados a reemplazar a los sacristanes del Santuario en un par de ocasiones. Era un sueño hecho realidad.

¿Y con miras al 2014?
Hemos vivido de una forma muy intensa estos años previos al 2014 y es una ilusión que tenemos el poder celebrar los 100 años de la Alianza de Amor aquí, pero eso no va a ser pleno si antes no llegamos todos, como Familia, a la total conciencia de lo que significa el Santuario Original y la misión de Schoenstatt para la Iglesia y el mundo. Lo que más anhelamos es que todo el que llegue para la celebración se sienta cobijado y que se sepan verdaderamente enviados a llevar a todos el carisma del Padre Kentenich.

Un trabajo silencioso fue el que ellos llevaron a cabo, desde revisar que las lámparas de luz funcionaran hasta lograr que se restablezca el Santísimo Sacramento en la capilla de la casa. Nadie que los haya encontrado en algún camino en Schoenstatt puede decir que no fueron acogidos de manera especial por esta pareja que ahora se despide pero que dicen siempre estar “dispuestos a volver si así lo quiere la Mater”.

mev. Rosita y Lito Musolino llegaron a convertirse en verdaderos íconos en el lugar de Schoenstatt Original. Luego de 16 meses al servicio de la MTA – específicamente en la Casa de Alianza – ha llegado para ellos la hora de retornar a su casa y su familia en Mendoza, Argentina. En una breve entrevista con Schoenstatt.org, expresaron su más sincera gratitud por haber podido tener esta experiencia.

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