Publicado el 2010-12-27 In schoenstattianos

«Madre de la Unidad, obra de nuevo el milagro de tu Cristo»

Cruz de la UnidadCHILE, P. Humberto Anwandter. El día 24 de diciembre de 1960 aterrizaba en un vuelo de LAN en el aeropuerto Los Cerrillos, proveniente de Buenos Aires, donde había arribado en barco el día anterior. En la tarde, desde la casa central de los Padres Palotinos, en República 173, después de una cena navideña, nos dirigimos a Bellavista para la celebración de la Misa de Nochebuena.

 

 

 

Cruz de la UnidadLa Misa de medianoche la celebró don Enrique Alvear para las Hermanas de María (en esa época era director espiritual en el Seminario Pontificio y había sido designado Asesor de las Ramas femeninas del Movimiento en Santiago, por Mons. Emilio Tagle, a la sazón Administrador Apostólico de esta Arquidiócesis, después del fallecimiento del Cardenal José María Caro). A continuación, tuvo lugar nuestra Misa, a la que asistieron los seminaristas palotinos chilenos (que estudiaban en Santa María, Brasil), miembros de los grupos más antiguos del P. Ernesto Durán, algunos más antiguos de los grupos del P. Benito Schneider, y varias Hermanas de María.

La Cruz de la Unidad (original), hecha por el frater Angel Vicente Cerró en Brasil había sido traída a Chile por el frater Hernán Alessandri y José Manuel López. Debía ser bendecida y colocada en el santuario por el primero de los sacerdotes de la Generación del UNUM IN SANGUINE que regresara a Chile y celebrara allí su primera Misa. La Providencia quiso hacerme este regalo.

Por la unidad de la Familia

Mis sentimientos esa noche giraban fundamentalmente en dos direcciones: primera, gratitud al Señor y la Mater por los años trascurridos en el extranjero y el don inmerecido del sacerdocio; me había despedido del santuario el 4 de abril de 1952, para partir al Noviciado en Alemania y regresaba como sacerdotes en Nochebuena. Segunda, petición y esperanza por la unidad de la Familia de Schoenstatt en Bellavista, que atravesaba, especialmente en sus ramas masculinas en Santiago, una grave crisis de unidad, que había llevado a los Obispos a prohibir la formación de nuevos grupos de jóvenes mientras no se solucionara esta situación, considerada como un verdadero «escándalo» para los círculos eclesiales. Nuestra Generación de sacerdotes y seminaristas palotinos, en Friburgo (Suiza) y Santa María (Brasil), pedíamos un «milagro» de la unidad con la invocación: «Madre de la Unidad, obra de nuevo el milagro de tu Cristo». A esta intención se unió especialmente Mario Hiriart y varias Hermanas que estaban informadas.

Un momento de gracias especiales

¿Qué aconteció esa noche? Habría que preguntarle a cada uno de los participantes, cómo fue su vivencia. Personalmente notaba una atmósfera especial, por el ambiente navideño y por la expectación en torno a la Cruz de la Unidad, bendecida y colocada sobre el tabernáculo del santuario antes de dar inicio a la Misa de Nochebuena. No recuerdo los cantos interpretados, pero sí que el Gloria tuvo una especial resonancia. Después de proclamar el Evangelio de la Natividad del Señor vino mi homilía, cuyo contenido no recuerdo, solamente que la idea central giró en torno a la Navidad como un misterio y mensaje de paz, de unidad y de alegría en Dios. Recuerdo que en algunos rostros se reflejaba emoción y algunas personas sacaron pañuelos. Al momento del saludo de paz, hubo el reencuentro entre hermanos que no se saludaban. Al terminar la Misa, afuera del santuario reinaba una atmósfera de especial alegría. Creo que cada uno, a su manera, teníamos la impresión de haber vivido un momento de gracias especiales.

Fuente: Vínculo, Chile

 

2 Responses

  1. desde Chile dice:

    Me llama la atención que ese milagro de unidad haya ocurrido en este Santuario que es Cenáculo, donde se dio el ‘unanimiter’… un solo corazón y un alma… Sí, esa prueba tenía que ocurrir en ese SAntuario que el padre Fundador lo consagró como Cenáculo… Sí, la victoria tenía que venir del Espíritu SAnto, lazo de unidad… ¡Que coherente con la misión que arranca de la irrupción del tercer hito, del 31 de mayo! Realmente es impensable esa cruz sin el Cenáculo, hay una ligazón muy grande.

    una hija de Bellavista

  2. María Isabel Herreros Herrera dice:

    Gracias padre Humberto por compartirnos lo que fue ese momento tan especial en la vida de nuestra Familia… yo soy una consecuencia de ese milagro de unidad; lo que soy ahora no habría sido posible sin la entrega heroica y generosa de personas "de ambos bandos", que olvidaron sus diferencias por hacer llegar a mi corazón y al de muchas personas de mi generación la buena noticia de un Dios bueno y misericordioso, de cuya paternidad no me cabe ninguna
    duda gracias a ellos, que se hicieron libremente Sus instrumentos…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *