Publicado el 2010-12-27 In Vida en alianza

50 años de la Cruz Unidad

Cruz de la UnidadCHILE, P. Luis Ramírez V. Hace 50 años, la Nochebuena de 1960, Dios obró un gran milagro en nuestra tierra de Bellavista, extensivo a toda nuestra Familia en el mundo entero y a la Iglesia.

 

 

 

 

Cruz de la UnidadEn un momento negro, dramático de nuestra Familia de Schoenstatt acá en Santiago, en un momento de división, simultáneamente en Suiza y en Brasil se estaba preparando la primera generación de padres de Schoenstatt surgidos de la Juventud de Bellavista. Por entonces nosotros quisimos elaborar nuestra cruz sacerdotal, con mucha oración y reflexión, cruz que representara nuestra identidad sacerdotal: la cruz de la íntima unidad de Cristo y María. El sacerdocio de Cristo con el cuño de nuestro Padre. Nosotros la quisimos presentar precisamente en esa Nochebuena de 1960, con el primer sacerdote de nuestra generación, el P. Humberto Anwandter. En ese momento tan difícil, en ese momento tan negro, en ese momento de división, la Mater tomó este instrumento y lo transformó en la Cruz de la Unidad. Esa noche iniciamos la celebración de la Eucaristía divididos y al término, todos nos dimos la mano y nos abrazamos. ¡Se había producido el milagro de la comunión! ¡El milagro de la unidad!

La gran profecía del Padre

Junto a esa inmensa alegría, este milagro tenía un significado muy importante. Era una confirmación de la Misión del 31 de Mayo, la misión de los vínculos. La Mater había aprovechado ese momento para confirmar esta proclamación profética de nuestro Padre. Por eso, esa cruz nuestra pasó a llamarse la Cruz de la Unidad, una cruz que sana el quiebre del organismo de vinculaciones por la acción de la Alianza de Amor con nuestra Mater. Justamente esa fue la gran profecía del Padre: la Alianza de Amor con nuestra querida Mater es precisamente el instrumento para restablecer el organismo de vinculaciones. Los vínculos del hombre con Dios, entre nosotros y con la naturaleza.

Pero aún más. Esta cruz pasó a constituirse en un sigo de lo que el Padre pidió a la Familia el 31 de Mayo: ¡Schoenstatt para la Iglesia! Ese mensaje de la biunidad de Cristo y María, ella como co-redentora en la misión salvadora de Cristo es nuestra tarea para toda la Iglesia. La compañera y colaboradora del Señor Jesucristo, por la Alianza de Amor nos transforma también en compañeros y colaboradores del Señor Jesús.

Una cruz misionera de Schoenstatt

Sin pretenderlo, la Cruz de la Unidad fue extendiéndose a toda la Iglesia. La cruz que comenzó con un puñado de sacerdotes, se transformó en cruz para toda la Familia y se extendió en el mundo entero. En el Movimiento fuera de Chile se le llamó primero Cruz de Chile. Más tarde, por la densidad de su simbolismo, Cristo y María, comenzó a aparecer en la cruz pectoral de cardenales, de obispos, de arzobispos, de sacerdotes, de comunidades religiosas. Este fue el caso de la madre Teresa de Calcuta, quien dispuso que la llevara toda su congregación. Y así fue asumida por muchas comunidades y muchas personas en el mundo entero.

Por eso, ahora, de cara al 2014, cuando estamos pensando en el símbolo de una cruz misionera de Schoenstatt al servicio de la Iglesia, pensamos que la Cruz de la Unidad está en numerosos círculos de la Iglesia como nuestro gran anuncio de la imagen que el Padre nos regaló de la Alianza de Amor con María, como instrumentos suyos para tirar su carro de triunfo y así poder cooperar activamente en la obra salvadora de nuestro Señor Jesucristo.

Por lo tanto, esta Navidad, esta Nochebuena queremos celebrar como Familia los cincuenta años del milagro de la unidad, los cincuenta años de la Cruz de la Unidad. Cincuenta años de este recorrido victorioso de esta cruz, de este anuncio de Schoenstatt de servicio a la Iglesia.

De cara al 2014

Hemos sido educados en la Fe práctica. ¡Que no se nos escape este aniversario! Que pase a ser para nosotros un gran acontecimiento. Dios nos ha hablado de manera marcante en este año del Bicentenario: ¡esto es lo que quiero de Chile! ¡respeto a la vida! ¡quiero la solidaridad! ¡quiero el esfuerzo! ¡quiero que haya mucha fe! ¡quiero que la familia sea central en la construcción de nuestra sociedad! Él nos ha estado hablando a nosotros con estos años también para que, de cara al 2014, volvamos a nuestros orígenes para hacerlo realmente presente en nuestro servicio a la Iglesia y al mundo. Los vínculos, el organismo de vinculaciones, María indisolublemente unida a la acción redentora del Señor Jesucristo y nosotros, en alianza con Ella, discípulos y misioneros para los nuevos tiempos.

(Transcripción de grabación de intervención en Bellavista, en la Jornada Nacional de Dirigentes 2010)

Testimonio del P. Humberto Anwandter

Fuente: Vínculo, Chile

 

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