Publicado el 2014-11-04 In Jubileo 2014

Queremos compartir nuestra experiencia de alianza con Dios, con la Virgen y con Pedro…

JUBILEO ROMA 2014, mda. “Queremos compartir, con espíritu misionero, nuestra experiencia vivificante y gozosa de alianza con Dios, con la Virgen y con Pedro, para que en la Iglesia despierte una primavera misionera, y juntos configuremos una cultura nueva, fruto de la alianza”. El fin de la homilía del Cardenal Errázuriz, miembro del círculo de cardenales del Santo Padre Francisco, resuena como una respuesta, o más, como un compromiso con el núcleo del mensaje de Francisco a Schoenstatt el día antes: “Cultura del encuentro es cultura de la alianza. Y eso crea solidaridad. Solidaridad eclesial. Ustedes saben que es una de las palabras que está en riesgo. Así como todos los años o cada tres años la Real Academia Española se reúne para ver las nuevas palabras que se van creando porque somos una lengua viva -sucede con todas las lenguas vivas- así también algunas van desapareciendo porque son lenguas muertas, es decir, mueren y ya no se usan. Y siendo una lengua viva, tiene palabras muertas. La que está a punto de morir, o porque la quieren matar, la quieren borrar del diccionario, es la palabra “solidaridad”. Y alianza significa solidaridad. Significa creación de vínculos, no destrucción de vínculos. Y hoy día estamos viviendo en esta cultura, en esta cultura del provisorio, que es una cultura de destrucción de vínculos”. Schoenstatt camina a su segundo siglo, enviada como misionera, en alianza con Dios, con la Virgen y con el Santo Padre Francisco. – Ahora con texto completo y autorizado de la homilía en español –

“Es una cosa importante, importante!”. Con su peregrina en alto, una chilena intenta aun ingresar a la parte de la Basílica de San Pedro donde el Cardenal Errázuriz, junto a cientos de sacerdotes, celebra la Misa de envío con el Movimiento de Schoenstatt, finalizado definitivamente el jubileo y llegado el momento de construir cultura de alianza en los países, en las situaciones de vida que a cada uno le toca vivir. Dones son tareas. Los dones del jubileo, los dones del mensaje de Francisco, ahora son tareas. Son la tarea de traducir en vida real, bajando del Tabor y pisando terreno de sufrimiento, de anhelo, de esperanzas, de respuestas concretas, desde la alianza, a las preguntas de tantos hombres: Schoenstatt, ¿qué haces para nosotros?

En “solidaridad eclesial”

Es impresionante ver cómo desde todos lados los peregrinos de Schoenstatt se dirigen hacia San Pedro en la mañana soleado del 26 de octubre. Forman largas filas para poder entrar al Santuario de San Pedro, centro de la iglesia. Vienen con sus banderas, sus peregrinas, vienen con las cruces misioneras que recibieron en el envío por el Santo Padre.

Cientos de sacerdotes van en procesión hacia el altar; en el costado del mismo, se ha puesto la gran imagen de la Madre tres veces admirable de Schoenstatt. Una vez más, entran la Cruz de la Unidad original y la Peregrina original, signos de un Schoenstatt misionero, un Schoenstatt en salida.

Impresiona constatar la conducción del Espíritu Santo en esta etapa de la historia”, destaca el Cardenal Errázuriz en su homilía pronunciada en español, alemán e italiano. “Impulsó a los Obispos reunidos en Aparecida a iniciar una nueva época de la vida de la Iglesia, sacándola en América Latina de su letargo misionero para transformarla en una Iglesia ‘en estado de misión’. Poco después inspiró al Cónclave para que eligiera Sumo Pontífice al Papa Francisco, quien nos escribió en su primera exhortación apostólica, que quiere invitar a toda la Iglesia ‘a una nueva etapa evangelizadora’, a una nueva etapa marcada por la alegría del Evangelio, y por participar en el dinamismo de una Iglesia misionera, de una ‘Iglesia en salida misionera’. Y también nosotros, al celebrar el primer centenario de la fundación, hemos reconocido la acción del Espíritu de Jesucristo, que nos invita a entrar ‘en una nueva etapa de nuestro Movimiento’, con la cruz de la misión en nuestro interior y en nuestras iniciativas. Ella nos impulsa a fundar nuevamente la Familia con fidelidad creadora, tomando plena conciencia de nuestro compromiso misionero, y de ser un carisma para el bien de toda la Iglesia; un carisma unido a todos los carismas apostólicos que el Espíritu Santo le regala a la Familia de Dios, y en colaboración con todos ellos, conforme al espíritu y la misión de San Vicente Pallotti”.

La Alianza de amor que nuestro fundador vivió con la Iglesia y con sus pastores

La salida de la basílica de San Pedro, después de los agradecimientos, palabras finales y la bendición, se lleva a cabo más apurada que pensada – tan apurada, que unos de los matrimonios de la Federación de Familias de España se encontraron afuera, en la calle, antes de poder sellar la alianza de amor con Francisco, a la cual se habían preparado durante meses… Los guardianes tuvieron que cerrar la basílica antes del rezo del Angelus. Un signo hermoso, al fin. Como la Virgen apurada, también Schoenstatt se apura para salir a la calle, para crear cultura de alianza. Durante el rezo del Ángelus, el Papa Francisco saluda al Movimiento de Schoenstatt, una vez más, indicando a la imagen gigante de la Madre tres veces admirable que luce en la Plaza de San Pedro.

“Nos compromete”, comentan dos colaboradores de Schoenstatt.org, poco después, al tener el privilegio de renovar su alianza solidaria con Francisco en “su” capilla de Santa Marta. Resuena lo del Cardenal Errázuriz en su homilía:

“Como expresión y camino de nuestra colaboración con el encargo del Papa Francisco, no podemos olvidar la Alianza de amor que nuestro fundador vivió con la Iglesia y con sus pastores. Aquí en Roma, bendijo el lugar en el que, entretanto, se ha erigido un santuario. Que el santuario de Belmonte, en unión con el santuario Cor Ecclesiae, sea una fuente de gracias, para que esa alianza traiga abundantes frutos en el segundo siglo de nuestra historia sagrada”.

Homilía del Cardenal Francisco Javier Errázuriz (alemán, español, italiano)

Homilía del Cardenal Francisco Javier Errázuriz (español, versión autorizada)

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Publicado el In Jubileo 2014

Queremos compartir nuestra experiencia de alianza con Dios, con la Virgen y con Pedro…

JUBILEO ROMA 2014, mda. “Queremos compartir, con espíritu misionero, nuestra experiencia vivificante y gozosa de alianza con Dios, con la Virgen y con Pedro, para que en la Iglesia despierte una primavera misionera, y juntos configuremos una cultura nueva, fruto de la alianza”. El fin de la homilía del Cardenal Errázuriz, miembro del círculo de cardenales del Santo Padre Francisco, resuena como una respuesta, o más, como un compromiso con el núcleo del mensaje de Francisco a Schoenstatt el día antes: “Cultura del encuentro es cultura de la alianza. Y eso crea solidaridad. Solidaridad eclesial. Ustedes saben que es una de las palabras que está en riesgo. Así como todos los años o cada tres años la Real Academia Española se reúne para ver las nuevas palabras que se van creando porque somos una lengua viva -sucede con todas las lenguas vivas- así también algunas van desapareciendo porque son lenguas muertas, es decir, mueren y ya no se usan. Y siendo una lengua viva, tiene palabras muertas. La que está a punto de morir, o porque la quieren matar, la quieren borrar del diccionario, es la palabra “solidaridad”. Y alianza significa solidaridad. Significa creación de vínculos, no destrucción de vínculos. Y hoy día estamos viviendo en esta cultura, en esta cultura del provisorio, que es una cultura de destrucción de vínculos”. Schoenstatt camina a su segundo siglo, enviada como misionera, en alianza con Dios, con la Virgen y con el Santo Padre Francisco. – Ahora con texto completo y autorizado de la homilía en español –

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