Publicado el 2014-12-07 In Jubileo 2014

Mirada retrospectiva hacia Roma: Papa Francisco y encuentros inesperados

JUBILEO 2014 ROMA, Sarah-Leah Pimentel. Hace un par de semanas, compartí algunas reflexiones sobre nuestras celebraciones jubilares en Schoenstatt  y cómo todos los momentos especiales eran  para mí momentos de encuentro – encuentro con los otros y encuentros con la Mater.

 

 

Pero los encuentros no habían terminado. Roma se convirtió en el siguiente campo fértil para la gracia del encuentro. El mayor encuentro, por supuesto, fue la audiencia con el Papa Francisco el 25 de octubre. Pero la gracia de encuentro estuvo presente en muchos de los lugares que los peregrinos de Schoenstatt visitaron en Roma.

Schoenstatt…  dondequiera que fuese

Aunque he estado en Roma antes, nunca había visto tantas bufandas y banderas de Schoenstatt por toda la ciudad, dondequiera que fuese. Personas totalmente desconocidas se saludaban, simplemente porque alguien veía una bandera o una bufanda de Schoenstatt  en Santa María la Mayor, Santa María en Trastevere o en Plaza San Pedro.

Una noche, un grupo de sudafricanos estaba cenando en un restaurante cerca de la Fontana de Trevi. Nadie en el grupo llevaba símbolos de Schoenstatt. En la mesa de al lado había un grupo de jóvenes. Parecía un grupo extraño, porque algunos hablaban español y algunos hablaban portugués brasileño. Les dije a mis compañeros que pensaba que ese era un grupo de Schoenstattianos. No estoy seguro de que realmente me creyeron. A medida que el grupo de jóvenes se levantó para irse, uno de ellos dijo en español: «Nos vemos en la audiencia.» Entonces quedó claro, eran de Schoenstatt. Así que los saludamos diciendo: «Viva Schoenstatt.» Lo divertido que fue  ver sus rostros  iluminarse al darse cuenta de que habían estado sentados toda la noche sin saberlo junto a miembros de su familia de Schoenstatt.

La audiencia – un encuentro entre un padre y su familia

Si parecía increíble que 12.000 miembros de Schoenstatt se reunieron en la Arena de los Peregrinos el 18 de octubre para renovar la Alianza de Amor para el próximo siglo, fue  aún más increíble  ver la larga fila de peregrinos desde temprano en la mañana del 25 de octubre. Muchas personas habían llegado a Roma para reunirse con el Santo Padre. Pero esa reunión fue mucho más que una simple reunión. Fue un encuentro entre un padre y su familia.

Desde muy temprano en la mañana, había una larga fila de personas que cantaban canciones de Schoenstatt en sus propios idiomas y ondeaban sus banderas nacionales. La fila siguió y siguió, rodeaba todo alrededor de la Plaza San Pedro. A medida que los grupos se dirigían a la sala de audiencia, se hacía evidente que no habría espacio para todos. Una larga fila de personas estaba todavía esperando para pasar los controles de seguridad, cuando la capacidad de la sala ya se había completado.

Cuando Francisco  ingresó al auditorio, las multitudes se llenaron de alegría por  encontrarse al fin con el Santo Padre, cuyo mensaje se hace eco de la misión de Schoenstatt de salir al encuentro de las personas de nuestro tiempo en todos los estratos  de la sociedad  para que reciban las gracias de nuestra Santísima Madre. Francisco también parecía encantado de conocer a los niños de Schoenstatt, tomándose su tiempo mientras se dirigía al frente del auditorio, deteniéndose con frecuencia para saludar a alguna persona que le llamaba la atención. Esta era una familia que había llegado a casa para una reunión. Un encuentro de corazones.

Tan pronto como el Papa Francisco empezó a hablar,  hizo algo más que provocó que muchos se sintiesen aún más como en casa. Él habló en su español nativo. Por lo menos el setenta por ciento de los presentes eran de habla hispana, por lo que realmente se sentía como si fuera un padre hablando con su familia. Estaba completamente relajado, tanto es así que apenas miró su texto preparado de antemano, simplemente habló desde el corazón, regularmente usó expresiones muy típicas del argot porteño de su Buenos Aires.

Francisco habló nuestro idioma

Verdaderamente él habló nuestro idioma, no sólo porque hablaba español sino porque todo lo que el Papa Francisco dijo era un recordatorio de la misión de Schoenstatt de los últimos 100 años y un estímulo para incrementar el fervor en los próximos 100 años.

Habló acerca de la misión de acompañar a quienes encontramos en el camino, de crear vínculos que «permitan a las conciencias madurar, sanar, enseñar.» Destacó la importancia de la perseverancia, la lealtad y el compromiso de por vida a la vida familiar. La familia es el primer lugar donde se vive la Alianza de Amor y los 100 años de la historia de la Alianza de Schoenstatt  se erigen como un signo de resistencia y como un regalo para compartir con una cultura donde el amor y el compromiso con la familia a menudo son sólo temporales.

El Papa Francisco apuntó al foco central de la espiritualidad de Schoenstatt – nuestra relación con la Santísima Virgen. Reconoció que «tenemos una madre» y que ella es “la que continuamente nos da vida”.  Estamos, por lo tanto, llamados a ser una señal de que el pueblo de Dios no es  «huérfano», compartiendo nuestra Madre con la Iglesia y la sociedad.

Destacó a la juventud de Schoenstatt – haciéndose eco de las palabras del Acta de Fundación donde María promete «atraer corazones jóvenes» para sí misma – que tengan  la «audacia» para «salir en misión»,  «emprender el camino», es decir el viaje de nuestras vidas y seguir por la senda donde quiera que vaya, incluso si cometemos errores en el camino. Los errores, dice Francisco, son necesarios a fin de que seamos capaces de «humillarnos» y «pedir perdón». Esta humildad permite la «renovación del corazón», que a su vez permite la «renovación de la iglesia.»

Él dijo muchas cosas más, mientras compartía alegremente su visión de una iglesia en salida y contó que él tiene una imagen de la MTA en su mesita de noche y que la saluda cada mañana al despertarse.

Pero tal vez el mensaje más importante que la Familia de Schoenstatt recibió de ese hermoso encuentro con el Papa Francisco, fue la visión de la  misión de nuestra Alianza para los próximos 100 años, una misión que nos une al corazón del  Santo Padre y al corazón de la Iglesia: «una cultura de encuentro es una cultura de Alianza. Y esto crea solidaridad. Solidaridad eclesial»

Hacia los nuevos tiempos

Ciertamente, todos los encuentros que hemos tenido en Schoenstatt y Roma fueron una preparación para nuestro camino hacia los nuevos tiempos – para crear una cultura de encuentro, una cultura de Alianza solidaria. Un encuentro entre la Iglesia y la sociedad.

Original: Inglés – Traducción: Susana A. Llorente, Buenos Aires, Argentina

Texto completo del mensaje del Papa Francisco a Schoenstatt

También como archivo PDF, y pronto estará como libro y E-Book (Editorial Nueva Patris, Chile en colaboración con schoenstatt.org)

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Mirada retrospectiva hacia Roma: Papa Francisco y encuentros inesperados

JUBILEO 2014 ROMA, Sarah-Leah Pimentel. Hace un par de semanas, compartí algunas reflexiones sobre nuestras celebraciones jubilares en Schoenstatt  y cómo todos los momentos especiales eran  para mí momentos de encuentro – encuentro con los otros y encuentros con la Mater.

 

 

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