Publicado el 2014-06-15 In Temas - Opiniones

La Caridad. Tener los mismos sentimientos de Cristo

ESPAÑA, org. En su proyección pastoral para el mes de mayo 2014, el Director del Movimiento de Schoenstatt en España, el Padre Carlos Padilla, ofrece a la Familia de Schoenstatt de España y a todos los lectores de nuestra página schoenstatt.org, un impulso importante y actual al servicio de la vida y la peregrinación jubilar. Su punto de partida es el regalo jubilar de la Familia de Schoenstatt de España de formar una red de santuarios vivos, una red de vida, una red misionera. En el camino al 2014, este mes lo han dedicado a la peregrinación, a lo que significa peregrinar.

Vivimos un año de gracias, un año de vida. Seguimos construyendo nuestra red de santuarios vivos.

Damos un paso más en nuestro camino hacia el jubileo. Este mes nos acercamos al corazón herido de Cristo. Queremos poner a toda la Familia de Schoenstatt en su corazón, en especial aquellas personas que lo necesiten más. Peregrinamos como Familia. Jesús sale a nuestro encuentro y camina con nosotros, como lo hizo con los discípulos de Emaús, haciendo que ardan nuestros corazones. Con Él caminamos. Él se acerca a nosotros. Decía el P. Kentenich: «Cristo es a la vez puerto hacia donde ponemos proa y fuente de energías para la empresa; Cristo es la pauta de nuestro estilo de vida interior y exterior». Queremos descansar en su corazón herido, en la hendidura de su alma, en la grieta abierta en su costado. Descansar allí donde somos queridos como somos, respetados en nuestra pobreza, amados en nuestra pequeñez. Miramos a Jesús con alegría. Quisiéramos aprender a mirar como Él nos mira. Que nuestra mirada cambie y se haga más como la suya. Jesús nos mira con ternura, con misericordia, con mucha paz y alegría. Mira conmovido porque nos ve muy necesitados. El corazón de Jesús se rompe al ver nuestro dolor, nuestra impotencia, nuestros miedos, nuestra cerrazón. Se rompe al ver que nos rompemos, que no logramos despojarnos de nuestros seguros. En este mes queremos desprendernos de lo que nos ata y confiar en sus planes.

Jesús quiere entrar, rompernos, abrirnos, sacarnos de nuestros esquemas rígidos y formales.

Sí, en este mes miramos a Jesús y Él nos mira. Lo contemplamos en la Eucaristía y Él se abaja hasta nuestra carne. Lo adoramos en silencio y Él reposa en nuestra vida. Nos sumergimos en su silencio. Él está con nosotros. En el Santuario está presente. Se queda para hacer de nuestro Santuario un Cenáculo santo. Allí nos arrodillamos. Allí Él se arrodilla y lava nuestros pies. Escucha nuestras palabras. Acoge nuestras preguntas, nuestras dudas y miedos. Es el mes para entregarle todo lo que tenemos. Nos gusta controlarlo todo en la vida. Hacemos planes, miramos cómo caminar seguros. Queremos certezas y no besamos nuestra cruz. Jesús acoge todo lo que le ofrecemos. Nos inscribimos en su corazón y allí estamos seguros. Allí quedan guardados nuestros sueños y anhelos. Todo lo que ha sembrado Él en nuestra vida le pertenece. Nuestro corazón en su corazón. Nuestra vida en su vida. Así es Jesús. Siempre abierto. Siempre dispuesto a escuchar nuestro latido. Siempre con sed. Nosotros también tenemos sed. Sed y agua. Él necesita nuestra agua. Nosotros buscamos su fuente, su pozo. Queremos más, necesitamos más. En este mes miramos a Jesús. Descansamos en Él nuestros planes.

Es el mes de la caridad.

Jesús es caridad. La caridad es el amor de Dios que desciende hasta nosotros, se hace carne, se queda en la Eucaristía, en el pan partido, en la sangre derramada. La caridad es una gracia, un don, una misión. Es el amor que desborda todos los deseos, sana todas las heridas. En la caridad de Jesús buscamos la paz. Su caridad se convierte en fuente de vida para nosotros. Queremos aprender a amar como ama Jesús. Que su caridad sea nuestra caridad. Su forma de amar, sus sentimientos. No tenemos los sentimientos de Jesús. La envidia, los celos, la rabia, el rencor, la violencia, la crítica, el rechazo, no forman parte de los sentimientos de Cristo. Sabemos lo que no le pertenece a Él. Queremos aprender a vivir con sus sentimientos. La benevolencia, la humildad, la paciencia, la espera, la cercanía, la acogida, la paz, la sonrisa, la alegría, la pasión, la mansedumbre. Sí, queremos vivir como vivió Él. Heredar su camino, vivir en sus huellas, hacer nuestra su misión. Dice el P. Kentenich: «He aquí pues nuestro anhelo: revestirnos de Cristo, ser como Él, peregrinar por el mundo como otros Cristos»[1]. Tenemos la misión de llevar a Cristo a tantos corazones que no lo conocen, no han visto su rostro, no han tocado sus manos, no han besado sus pies. Nosotros lo hacemos en aquellos que nos muestran cada día a Jesús. Queremos ser también Cristo para tantos hombres que viven sin rumbo, desorientados y perdidos. Jesús nos espera con sus manos abiertas, heridas, vacías, para acogernos en ellas como somos. Sin reproches. Con paz y con una sonrisa.


[1] J. Kentenich, Mi vida es Cristo

Ver también:

P. Carlos Padilla: Cien años de camino, una mirada sobre Schoenstatt

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La Caridad. Tener los mismos sentimientos de Cristo

ESPAÑA, org. En su proyección pastoral para el mes de mayo 2014, el Director del Movimiento de Schoenstatt en España, el Padre Carlos Padilla, ofrece a la Familia de Schoenstatt de España y a todos los lectores de nuestra página schoenstatt.org, un impulso importante y actual al servicio de la vida y la peregrinación jubilar. Su punto de partida es el regalo jubilar de la Familia de Schoenstatt de España de formar una red de santuarios vivos, una red de vida, una red misionera. En el camino al 2014, este mes lo han dedicado a la peregrinación, a lo que significa peregrinar.

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