Publicado el 2014-03-30 In Temas - Opiniones

El liderazgo y sus desafíos

MUNDO DE TRABAJO, Carlos Barrio e Lipperheide. Una de las principales dificultades a las que se enfrenta un líder durante el desarrollo de sus actividades, es distinguir los distintos tipos de desafíos que debe enfrentar para cumplir con sus objetivos. Es una creencia muy difundida que los desafíos se resuelven simplemente a través de la implementación de cuestiones técnicas. Esta creencia -limitante- es probablemente una de los principales dificultades que debe enfrentar un  líder.

Siguiendo a R. Heifetz y M. Linsky[1] podemos distinguir dos grandes desafíos: los técnicos y los adaptativos. Los primeros son aquellos que se resuelven a través de un aprendizaje técnico y que es posible precisar con bastante certeza. En cambio los desafíos adaptativos, es decir aquellos que no dependen de la destreza o los conocimientos técnicos, se refieren a cuestiones culturales, emocionales o valorativas, que requieren del líder y su equipo un cambio de actitud frente a su conducta presente, es decir nos demandan un aprendizaje que va más allá de lo técnico.

Por lo general los desafíos que enfrentamos contienen una mezcla de ambos aspectos. Los aspectos técnicos son generalmente bastante asertivos y claros. En cambio los adaptativos se nos esconden a nuestra mirada, lo cual nos lleva a descuidarlos.

La mirada de la realidad limita y condiciona muchas veces la capacidad para descubrir nuevas posibilidades

Justamente de esta brecha de aprendizaje adaptativo se debe ocupar el líder, buscando que su equipo vaya descubriendo cómo la mirada de la realidad limita y condiciona muchas veces su capacidad para descubrir nuevas posibilidades que están allí. Este cambio muchas veces involucra una incertidumbre, un dolor y una posible pérdida, y requiere una revisión de las  conductas anteriores.

Probablemente sea la rigidez para ver y afrontar los desafíos adaptativos lo que ha llevado a muchos empresas a fracasar en el logro de sus proyectos, creyendo que se trataba solamente de cambios técnicos.

El árbol  peral de Ground Zero

Viene a mi mente un acontecimiento que lo interpreto como una metáfora de aprendizaje de las innumerables posibilidades que siempre tenemos para poder llevar a cabo nuestros sueños y superar la brecha adaptativa:

Hubo un último sobreviviente en ser rescatado de la Zona Cero del atentado del 11 de septiembre de 2001 en Manhattan, NYC. Estuvo enterrado un mes y medio entre los escombros y resistió las miles de toneladas de acero y cemento que cayeron sobre él.

A principios de noviembre de 2001, mientras las ruinas de la Zona Cero todavía humeaban, los equipos de rescate y desescombro hicieron un insólito descubrimiento: un árbol que estaba quemado en un 98 %, pero que a pesar de ello habían brotado retoños en su escasa superficie de tronco no carbonizada. Había sobrevivido a los más de 1.650 grados centígrados producidos por las explosiones y los incendios.

Cuentan que algunas de las personas que vivieron ese momento no pudieron evitar las lágrimas. Era una pequeña señal de vida en mitad de tanta desolación, tristeza y horror.

El árbol fue trasladado a un vivero de Brooklyn para su cuidado. En la siguiente primavera floreció, creciéndole nuevas ramas. Increíblemente en marzo de 2010, una fuerte tormenta, arrancó el árbol de cuajo. Pero haciendo honor a su nombre, resistió y se recuperó !![2]

Volver a resurgir

En distintas circunstancias de nuestra vida nos sentimos  desolados, desorientados, sin saber cómo avanzar. Nuestra mirada se torna oscura y muchas veces sin capacidad para ver una salida.

Sin embargo sabemos que, a pesar de todo, guardamos dentro nuestro -como el árbol peral- retoños desde los cuales podemos resurgir y florecer en medio de la confusión y las temperaturas agobiantes. El líder debe clarificar y acompañar este camino, brindando su ayuda para que su equipo pueda descubrir posibilidades donde en la apariencia sólo hay incertidumbre, temor, o confusión.

Reconstruir las torres gemelas o reforzar las medidas de seguridad para protegerse del terrorismo no representaba un problema técnico. Se sabía cómo hacerlo. El verdadero desafío era adaptativo: cómo resurgir emocional y vitalmente de las cenizas de semejante atentado; cómo adaptarse a una nueva realidad, a un mundo que no iba a volver a ser el mismo.

En las empresas nos enfrentamos en muchas circunstancias con estos desafíos en los que -como sostienen R. Heifetz y M. Linsky-  “la sostenibilidad del cambio depende del hecho de que los individuos que tienen un problema interioricen el cambio propiamente dicho”[3] y no crean que la solución al desafío vendrá dada y pautada a partir de las indicaciones del jefe o la alta gerencia.

De la idea a la vida, de “alguien” a mi

En este aspecto los líderes tienen una función irreemplazable de transferir y traspasar orgánicamente a sus equipos la responsabilidad de interiorizarse de los desafíos para que sean asumidos. De lo contrario no se llevará a cabo una encarnación de los mismos y seguirán quedando solamente en la cabeza de los líderes, con lo cual el cambio que se pretenda implementar no será vivido por todos los estamentos de la empresa y no llegará hasta las raíces.

Por tal motivo el desafío adaptativo deberá ser interiorizado en primer lugar por el propio líder, es decir deberá ser vivido como tal, en forma auténtica y sin máscaras. De lo contrario no penetrará el fondo de la persona. Dice Kentenich que “la vida adherida cubre y sitia el núcleo de nuestra personalidad y no le permite manifestarse y desplegarse.”[4]

Sólo desde nuestra autenticidad podremos “desplegar desde dentro nuestro propio yo” [5] y no artificialmente. En definitiva se trata de liderar “… hombres con motivación e iniciativa propias que, desde dentro, responden a sus ideales y que son fieles en las buenas y en las malas, por motivación e iniciativas propias.[6]

Será a través de una vinculación interior del líder con su verdad (y por ende consigo mismo), que penetre hasta lo más profundo de su ser, como podrá llevarse adelante el cambio, porque se habrá encarnado y traspasado de la idea a la vida.

Carlos E. Barrio y Lipperheide

27/3/14

 


[1] Ronald A. Heifetz – Marty Linsky, “Liderazgo sin Límites”. Ed. Paidós Empresa, 2011, págs 27 y ss

[2] Este sobreviviente es un árbol peral de flor que se plantó en la década de los setenta en la plaza del World Trade Center, en el extremo este (cerca de Church Street).

[2]En diciembre de 2010, fue trasladado hasta su ubicación actual, en el Memorial del World Trade Center.

[3] idem.

[4] José Kentenich, “En Libertad ser plenamente hombres”. Ed Patris (2003), pág 184

[5] idem, pág 181.

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El liderazgo y sus desafíos

MUNDO DE TRABAJO, Carlos Barrio e Lipperheide. Una de las principales dificultades a las que se enfrenta un líder durante el desarrollo de sus actividades, es distinguir los distintos tipos de desafíos que debe enfrentar para cumplir con sus objetivos. Es una creencia muy difundida que los desafíos se resuelven simplemente a través de la implementación de cuestiones técnicas. Esta creencia -limitante- es probablemente una de los principales dificultades que debe enfrentar un  líder.

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2 Responses

  1. Martin Vilches dice:

    Estimado Carlos, te felicito por este articulo, me llega en un momento muy especial, gracias amigo por compartirlo, que la Mater te siga guiando y protegiendo , muchas bendiciones.

  2. Delia Navarro Castex dice:

    Mil gracias Carlos por tan lindo artículo, como siempre.
    Me emocionó lo del árbol en Ground Zero!!! Es así siempre tenemos
    posibilidades de resurgir!!!!
    que la MTA te bendiga

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