Publicado el 2011-07-06 In Temas - Opiniones

Vivir la Alianza de Amor con y por la Familia de Schoenstatt

Sarah-Leah Pimentel. Durante una serie de charlas sobre el Padre Kentenich dadas por el Padre Werner Kuller a la Familia de Schoenstatt de Johannesburgo, recibimos una invitación: la Alianza de Amor con nuestro Padre y Fundador.

 

 

 

 

Aunque varios grupos de Federación ya la han hecho, resultó ser un concepto nuevo para muchos otros miembros de nuestra Familia. Uno de ellos observó: “Alguna vez las circunstancias de nuestra vida y nuestro trabajo hacen lo suficientemente difícil vivir la Alianza de Amor con la Santísima Virgen. ¿Queremos realmente sellar una Alianza con el Padre Kentenich? Es otra persona a la que tengo que recordar en mis oraciones diarias y dedicarle tiempo”.

Fue la mejor pregunta que cualquiera pudo haber hecho durante ese fin de semana.  Es una buena pregunta porque  conduce a una reflexión más profunda. Superficialmente, esta pregunta parece apuntar a nuestros defectos e imperfecciones a la luz de la vida ejemplar del Padre Kentenich, nuestra incapacidad para aceptar realmente a nuestro fundador como una persona cerca, o una limitación a los desafíos de nuestra primera Alianza de Amor. Mientras viajaba a casa, la pregunta volvía a mi memoria y al final yo también me la estaba haciendo.

Y entonces me di cuenta que el desafío no es hacer una Alianza de Amor con el Padre Kentenich, sino la forma en que estamos viviendo nuestra Alianza de Amor con la Santísima Virgen, con y por los demás miembros de la Familia de Schoenstatt, tanto local como internacional.

Nuestra Alianza de Amor no es solamente un contrato personal entre la Santísima Virgen y yo. Es una alianza con el reino de los cielos y con toda la tierra. Aceptamos que cuando hacemos nuestra Alianza de Amor, la sellamos también con Dios Padre, Hijo e Espíritu Santo. Sellamos nuestra Alianza de Amor porque queremos entregar nuestras alegrías y sufrimientos a nuestra Mater en el Santuario como contribuciones al Capital de Gracias para salvación del mundo.  Esto significa que yo no hago mi Alianza de Amor por mí, por mi santificación y autoeducación, sino principalmente la realiza porque mi camino de fe no es un camino solitario. Es una peregrinación que yo hago junto a los miembros de mi familia que también están viviendo su Alianza de Amor.

Sólo tenemos que mirar al Padre Kentenich como un ejemplo preclaro de ello. En una oración por la Familia de Schoenstatt en el Hacia el Padre (Padre, mira a nuestra familia), el Padre no pide su propia liberación de sus sufrimientos ni tampoco pide que sus propios sufrimiento se conviertan en medio de auto santificación.  No. El pide que en su propia debilidad Dios tenga misericordia de su familia. Un pequeño extracto de esta oración expresa claramente el sentimiento visible.

“Cuando la tentación
amenaza con superarme,
y el mundo y el Demonio no se alejan de mí,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia,        
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas”

En todo, el Padre Kentenich vivió su Alianza de Amor por su familia, la familia de Schoenstatt.
En otra parte de la misma oración lo explica más ampliamente

“Estoy tan íntimamente ligado a los míos,    
que yo y ellos nos sentimos siempre,
un solo ser-
de su santidad vivo y me sustento
y, aún, gustoso estoy dispuesto a morir por ellos”

A través de su vida, el Padre Kentenich nos enseñó a vivir la Alianza de Amor con la Santísima Virgen, pero también vivirla unos por los otros, sumando muchas contribuciones ala Capital de Gracias y a la construcción de la Obra de Schoenstatt atrayendo muchos corazones a la Madre de Dios, como está prometido en el Acta de Fundación.

En agradecimiento por aquellos que vivieron su Alianza de Amor por mi

No estaría aquí compartiendo esta reflexión con ustedes, su no fuera por las personas que vivieron su alianza de Amor conmigo y por mi, directa o indirectamente. Pienso en los que me acercaron a Schoenstatt paso a paso, desde la primera reunión hasta el día en que nos invitarnos a convertirnos en líderes de la Juventud Femenina y la profunda amistad que continúa creciendo, gracias a la confianza que depositaron en mí hace varios años. ¡A la Hermana que, en la cima del Table Mountain de Ciudad de Cabo, que dijo que tenía un vestido de repuesto por si un día quería unirme a las Hermanas de María! Nunca ingresé a la comunidad de las Hermanas, pero guardé su comentario todos estos años porque sus palabras significaban que ella me quería como parte de su familia.

No podré olvidar nunca a las 19 personas maravillosas de todo el mundo con las que viví durante nueve meses en 2005 en Schoenstatt y que me cambiaron para siempre. Son mis amigos más cercanos, más que amigos se han convertido en mis hermanos y hermanas.

Pienso en los miembros de mi Familia que encontraron habilidades y talentos escondidos y me mostraron caminos para utilizarlos al servicio del resto de mi familia. Pienso en mi propio grupo de la Liga cuyo compromiso con la Alianza de Amor, me dio la fuerza para continuar viviendo mi Alianza en días en que siento el corazón cansado y frío. Pienso con gratitud en los miembros de mi Familia de Schoenstatt local que se han ido a la casa del Padre. En vida, ellos contribuyeron a sentar las bases del Movimiento en Johannesburgo y en quienes continúan construyéndolo con sus oraciones.

Todos ellos vivieron su Alianza de Amor con la Santísima Virgen. Pero también la han vivido conmigo y por mí. Por mi parte intento (algunos días mejor que otros) vivir mi Alianza con y por los miembros de mi Familia, aquellos que viven cerca y los que están al otro lado del océano: los que conozco, los que puedo conocer en el futuro y esos miles de miembros que es probable que jamás llegue a conocer.

¿Una Alianza de Amor con el Padre Kentenich?

Vuelvo a la cuestión inicial: “¿Tengo el tiempo y la energía para sellar una Alianza de Amor con el Padre Kentenich?” Es una pregunta que nos podríamos hacer en este año del Padre en preparación al 2014.

La repuesta puede ser encontrada quizás haciéndose otras preguntas: ¿Cómo estoy viviendo mi Alianza de Amor? ¿La estoy viviendo en unión a la Familia de Schoenstatt? A través de mi Alianza ¿Dejo a un lado mis deseos personales para hacer lo mejor por mi Familia? ¿Vivo mi Alianza por todos los miembros de mi Familia?  Si soy capaz de decir sí a estas interrogantes, quiere decir que ya estoy viviendo mi Alianza de Amor con y por el Padre Kentenich, la Cabeza de esta Familia.

….Y quizás sea mi regalo para él en éste su año.

 

Traducción: Carmen Rogers, Santiago, Chile

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