Publicado el 2011-06-19 In Temas - Opiniones

Fiesta de la Santísima Trinidad

aat. Seguramente hemos visto alguna vez una foto – hay también quien estuvo allí – de la Iglesia de la Adoración, en Schoenstatt, donde está la tumba del Padre Kentenich. Este templo está dedicado a la Sma. Trinidad. Lo muestra su arquitectura simbólica: tres torres, la iluminación natural parte del techo, que a su vez está inclinado hacia abajo en la línea media, simbolizando la irrupción de lo divino en lo humano. Evoca un castillo, el castillo de Dios donde reina María.

 

 

Toda la iglesia es un símbolo de la culminación de la Alianza de Amor. María siempre conduce a Cristo, y con la acción del Espíritu Santo, lleva a cada hijo suyo al Padre, que es el fin último de nuestro peregrinar. Providencialmente el Santuario Original está en un pequeño valle, y hay que subir una cuesta empinada, de dos kilómetros, para llegar a la cumbre del Monte Schoenstatt, a la Iglesia de la Sma. Trinidad. Es también un signo de nuestro peregrinar por la vida.

Todo comenzó con la persona del Padre

En la historia de Schoenstatt todo comenzó en la persona del Padre Kentenich: él hizo la Alianza de Amor con María en nombre de todos los que llegarían después… En su persona condujo siempre hacia María. Es una actitud permanente, destacada en los primeros años del Movimiento.

En 1941 fue apresado por la GESTAPO y conducido luego a Dachau. El 20 de enero de 1942 se decidió a ir libremente, negándose a una nueva revisión médica que lo hubiera declarado inapto para el campo de concentración.

En este tiempo, en sus frecuentes cartas y escritos, está Cristo sufriente en el centro. El anhelo de asemejarse a Él, de participar en su pasión redentora para llegar a la Pascua. María ha llevado al Fundador y a los suyos a una unión viva con Cristo, permaneciendo Ella siempre a su lado, como lo muestra la Cruz de la unidad.

Portador de la misión

Luego de su liberación, en abril de 1945, el Padre Kentenich se dedica a fortalecer las nuevas fundaciones de Schoenstatt en el mundo. Visita África, América del Sur y del Norte, además de los países de Europa donde ya se había extendido. Relata sus vivencias en Dachau y la Familia comprende que él ha hecho una alianza con los suyos, haciendo depender su liberación de la aspiración a la santidad de los schoenstattianos. La respuesta: sellar una alianza con el Fundador – portador de la misión, elegido por Dios – para continuar su Obra. Sucedió por primera vez en la comunidad de las Hnas. de María, en el Santuario de Nueva Helvecia.

Pocos años pudo dedicarse a su Obra el Padre Kentenich, ya que muy pronto se produjo la conocida controversia con los representantes de la Iglesia: su obispo (diócesis de Tréveris), no comprendió la pedagogía de Schoenstatt, y ante la detallada explicación dada por el Padre Kentenich por carta (estaba en la Argentina en ese momento) decidió derivar el asunto al Santo Oficio. En aquel tiempo se sabía que quien llegaba a esa instancia, era condenado…

Exiliado

El Fundador fue exiliado en Milwaukee, donde permaneció durante catorce años, hasta 1965. En este período se estudió como nunca la posición del Padre Kentenich en su Obra. Estaba nuevamente el Padre en el centro. Durante esos años hubo innumerables iniciativas para aportar al Capital de Gracias… La Sma. Virgen condujo a su Familia al Padre…

La etapa del Espíritu Santo

El Padre Kentenich vivió tres años después de su milagroso regreso a Schoenstatt (fue necesario un Concilio para que esto sucediera). En esos años surgió un lema que lo decía todo y que debería ser permanente: Cor unum in Patre, un solo corazón en el Padre. Trabajó incansablemente para terminar lo más fundamental de su Obra, y cuando se le preguntó que sucedería después de su muerte, ya que era imposible prever todo lo que traería el desarrollo internacional de Schoenstatt, contestó que allí comenzaría la etapa del Espíritu Santo. Tal como sucedió en la Iglesia después de la Ascensión de Cristo. Él, el Espíritu Santo, tiene que cuidar que se conserve fielmente el espíritu original de la Obra de Schoenstatt, que es un regalo de Dios para la Iglesia y el mundo del futuro. Tiene que regalar a cada miembro de la Familia la verdadera “fidelidad creadora”, la aspiración a la santidad, el anhelo concreto por crear la cultura de la alianza en todo momento y lugar, el compromiso serio por el fortalecimiento de la Obra en todo el mundo.

“El universo entero
con gozo glorifique al Padre,
le tribute honra y alabanza,
con Cristo, por María,
en el Espíritu Santo,
ahora y por los siglos de los siglos, Amén»

1 Responses

  1. Juan Barbosa, Córdoba, Argentina dice:

    Invito a todo schoenstattiano a que rece fervientemente para poder visitar ese lugar. Comparto con ustedes que en la Tumba del Padre he transcurrido largas y fructíferas horas de oración. En lo personal no tengo la menor duda que allí descansa un santo.

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