Francisco semana por semana (2) •
El mensaje de esta semana, “como dicho a nosotros”, lo sacamos de la prédica en la Misa Matutina en Santa Marta, del 21 de enero de 2016 (texto completo aquí)
Leamos, escuchemos, esta semana, el mensaje dicho a los participantes en la Misa «del Párroco de Roma», como el Osservatore Romano suele titular a estas Misas con sus mensajes concretos y sencillos, como dicho a nosotros, a un Movimiento federal, internacional, de hombres y mujeres, de laicos y consagrados, de diferentes culturas, generaciones, mentalidades, idiomas, de diferentes corrientes de vida, de proyectos grandes y pequeños o sea, un movimiento viviendo en y con parroquias, diócesis, otros movimientos, con innumerables fuentes y de tensiones creadoras o de envidias y celos. A un Movimiento donde los vínculos personales son tan importantes como vulnerables; a un Movimiento con el don y la misión de crear, para un mundo dividido por luchas de poder e influencia, un organismo de vínculos basado en la solidaridad, en la alianza.
La envidia mata y no tolera que otro tenga algo que yo no tengo. Hace sufrir siempre, porque el corazón del envidioso o del celoso sufre. ¡Es un corazón que sufre!
Cuántas veces en nuestras comunidades, no hay que ir muy lejos para ver esto, por celos, se mata con la lengua. Uno tiene envidia de ése, del otro, y comienzan los chismes: y los chismes matan.
Y yo me invito a mí mismo, y a todos, a buscar si en mi corazón hay algo de celos, algo de envidia, que siempre lleva a la muerte y no me hace feliz. Porque esta enfermedad nos lleva a ver lo bueno que hay en el otro como si estuviera en tu contra. ¡Y éste es un pecado feo! Es el comienzo de tantas, tantas criminalidades. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de no abrir el corazón a los celos, de no abrir el corazón a las envidias.
Contemplaremos este mensaje (para el contexto, ver más abajo el texto completo), según lo que conocemos del Padre Kentenich:
¿Qué es lo que Francisco me dice a mí, nos dice a nosotros como Movimiento, rama, proyecto?
¿Qué es lo que me digo a mí en respuesta?
¿Qué es lo que contesto a Francisco, en alianza solidaria, como respuesta?
Invitamos a hacerlo, pues estamos convencidos que Dios nos habla por Francisco.
Invitamos a entrar en diálogo con Francisco, diálogo que crea encuentro, cultura de encuentro, que es cultura de alianza.
Invitamos y abrimos el espacio a entrar en diálogo, dejando sus respuestas como comentario debajo de este artículo…y contestando a los que escriben sus respuestas.
Gracias por compartir, mas que seguro que Francisco es el mensaje del Padre para cada uno en nuestra Vida diaria !
Pienso que especialmente la envidia paraliza, no deja que la poca o mucha fuerza emprendedora de cada uno pueda progresar en funcion de ayudar al «projimo-proximo» a sentirse mejor (Familia / Amigos / Colegas / otras personas como Nosotros) !
Como Movimiento, como Persona y humildemente como cristiano a Francisco, le pido mucha generosidad en mi corazon para centrarse menos en Nosotros y mas en los Otros.
Servicio !
En alianza solidaria desde Seattle !
Hermosa reflexión de nuestro Santo Padre! Un tema tan controvertido, la envidia!
Respondiendo a lo que nos dejó como herencia nuestro Padre fundador, José Kentenich, debemos vivir » el uno en el otro,con el otro y para el otro»
Esta frase nos impulsa a alegrarnos con los logros de los demás y a compartirlos fraternalmente.
Lamentablemente, en las escuelas, universidades y en el trabajo mismo, existe la cultura de la competencia y de allí surgen las envidias,
Debo hacer lo que me corresponde cada día, de la mejor manera posible, poniendo todo de mí para ser un poquito mejor,
No nos interese si lo que lo logró el otro fue por mérito propio o ajeno; debe importarme que lo que logre yo sea por mi esfuerzo.
Muchas veces caemos en el pecado de juzgar y de hablar mal de alguien, porque no llegamos a superarlo, o aun, a alcanzarlo en su trabajo, espritualidad, conocimientos.
Me pasó en ocasiones, querer superar a alguien. No es malo tomar su ejemplo y avanzar, pero sí lo es envidiarlo y sentirme mal por su éxito.
Que el Señor ablande nuestros corazones y entendamos que todos juntos, con nuestros aciertos y errores, estamos forjando un futuro y que depende de nosotros que sea bueno para todos.
Ayúdame, Señor, junto a tu Madre, a librarme de todo pensamiento, acción o palabra que dañe a mi hermano y que envenene mi corazón!